Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna
Rev. Gilberto M. Rufat
Base Bíblica
– Hechos 13:16-52
Un sábado en la sinagoga de
Antioquía de Pisidia, Pablo comienza su mensaje sobre la base de la elección
divina de Israel, mientras les recordaba, cómo el mismo Dios había rechazado a los
egipcios. Dicha historia forma parte de la principal fiesta judía, la Pascua. Ningún
judío tendría problemas con entender lo que Pablo estaba hablando, sin embargo,
no todos podían ver en ello la gracia de Dios sobre sus padres y el enorme
privilegio del cual habían sido partícipes. Muchos judíos, a través del tiempo,
desarrollaron una especie de orgullo, pues pensaron que eran mejores que los
demás. Hermanos, quien no entiende el mensaje de la gracia, estará destinado a
creer que está por encima de los demás y condenado a no vivir en respuesta al amor
de Dios.
No obstante, Lucas relata en el
capítulo 13 del libro de los Hechos, una aparente contradicción, pues mientras
los judíos de Antioquía de Pisidia rechazaban el mensaje de Pablo, los gentiles
estaban prestos a recibirle. Alguna vez se ha preguntado, ¿por qué no
todos responden al llamado del evangelio? Son diversas las respuestas que
encontraremos, dependiendo a quién preguntemos, pero ¿qué dice la Biblia?
Hechos 13:16-19, “Entonces Pablo,
levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y
los que teméis a Dios, oíd: El
Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al
pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los
sacó de ella Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en
el desierto; y habiendo
destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su
territorio.”
Los judíos no tenían ningún
problema en entender que ellos eran el pueblo escogido de Dios, aunque no
vivían como tal. ¿No le parece algo muy parecido a muchos de los llamados
creyentes en nuestros días? Empero, me parece interesante, que si preguntara en
diversas congregaciones, si los judíos eran o son el pueblo de Dios, el
consenso será que lo son o al menos que lo fueron en el antiguo pacto o en el
Antiguo Testamento. Donde le quiero llevar es, a ver las implicaciones del
significado de la elección de Israel, la cual está fundamentada en todo el Antiguo
Testamento. Nadie puede negar que el trato de Dios con Israel, fue diferente al
de otras naciones como lo fue en Canaán. No se puede hablar de escoger, sin que
ello implique, separar, decidir o elegir entre algo o alguien. Ésta es la
verdad sobre la cual descansa la teología del Antiguo Testamente, estemos de
acuerdo o no lo estemos.
Hasta aquí todo parecía marchar bien
en la sinagoga. De manera que, Pablo pasa a hacer un breve recuento
histórico de cómo Dios proveyó sobre su pueblo, jueces, profetas y reyes, hasta
el punto de prometerle a David, que de la descendencia de éste, sería levantado
el Salvador de Israel y cómo antes de su venida, Juan el Bautista predicó el
bautismo de arrepentimiento al pueblo de Israel.
Hechos
13:20-24, “Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio
jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey, y Dios les dio
a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado
éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He
hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo
que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la
promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. Antes de su
venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.”
El apóstol expuso
en su mensaje, que Juan el Bautista testificó sobre Jesús, que el propio Pilato
no halló causa alguna para condenarlo y que la resurrección hablaba por sí sola,
acerca de él como el enviado de Dios y el
Salvador. Además, les recordó que el propio David profetizó sobre la
resurrección, mostrando entonces, que Jesús es el cumplimiento de las profecías
del Antiguo Testamento, la raíz de David, el Mesías, el cual ellos tanto
anhelaban.
Hechos
13:25-37, “Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis
que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de
desatar el calzado de los pies.Varones hermanos, hijos del linaje
de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la
palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y
sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se
leen todos los días de reposo,* las cumplieron al condenarle. Y
sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas,
quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le
levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los
que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora
son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos
el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual
Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como
está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado
hoy. Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más
volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por
eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según
la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.”
Ya en este punto, el apóstol les
presenta su necesidad de reconocer a Jesús como el Mesías y el de acudir a él
para el perdón de sus pecados, recordándoles que la ley no podía justificarlos
y que por tal razón debían arrepentirse.
Hechos
13:38-41, “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de
él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que
por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo
aquel que cree. Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que
está dicho en los profetas: Mirad, oh menospreciadores, y
asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no
creeréis, si alguien os la contare.
Pablo llama a sus hermanos judíos
a no menospreciar el mensaje del evangelio, diciéndoles con toda claridad que
la ley no podía salvarlos, que sólo a través de la fe en Jesucristo hay perdón
de los pecados. El resultado fue que, algunos de los judíos y de los prosélitos
piadosos siguieron a Pablo, no dice que creyeron. Interesantemente, los gentiles
que de alguna manera le oyeron, le rogaron que al siguiente día se quedara con
ellos, mientras Pablo trataba de persuadir a los judíos. No se puede persuadir
a quien no ha sido tocado primero por el Espíritu Santo. En el proceso de la
salvación procede siempre la obra de Dios, sin ella, nuestras palabras caen al
vacío o son como piedras.
Hechos 13:42-43, Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles
les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. Y
despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos
siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen
en la gracia de Dios.”
La gracia no es gracia, si se
puede alcanzar. Lucas expresa que al siguiente día, los gentiles se juntaron
para oír la palabra de Dios y que viendo los judíos la apertura de los gentiles
al evangelio, se llenaron de celos y comenzaron
a contradecir a Pablo y a blasfemarlo.
Hechos
13:44-45, “El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad
para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la
muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía,
contradiciendo y blasfemando.”
Como creyentes, debemos estar
atentos al mover del Espíritu de Dios, pues su gracia, exclusivamente será
eficaz sobre los elegidos, dentro del tiempo de Dios para ellos. No podemos
persuadir a quien no tiene oídos para oír, ni ojos para ver, por consiguiente, debemos
estar conscientes de esto y atender a los que desean oír.
Hechos
13:46-47, “…hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario
que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no
os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de
los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.”
Pablo pasa a reconocer el que Dios traería
luz sobre los gentiles, para que algunos de ellos, pasasen a ser parte del pueblo
de Dios, mientras estaba consciente del rechazo por parte de los judíos. Es
aquí que entra el versículo clave:
Hechos 13:48, “Los
gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron
todos los que estaban ordenados para
vida eterna.”
La palabra ordenados del griego tásso significa arreglar de
manera ordenada, asignar o disponer a cierta posición o lote, dedicar,
establecer, ordenar, poner, señalar.
Si a eso añadimos
el tiempo gramatical, observamos que es un participio perfecto pasivo, que
representa una acción, o más correctamente un proceso, que tuvo lugar en el
pasado, cuyos resultados han continuado hasta el presente. Esto implica que la ordenación se dio previa a la respuesta de los gentiles.
Los gentiles que creyeron, entonces, valga la redundancia, creyeron porque
Dios los eligió para salvación. Quien está perdido necesita ser hallado y no a
la inversa. Dios no sea ha perdido para que lo hallemos, fuimos nosotros los
que nos perdimos y él nos encuentra y llama.
Cuatro verdades se desprenden de Hechos
13:48:
1- ¿Quiénes
creyeron? Los que estaban ordenados para
vida eterna.
2- ¿Cuántos creyeron? Todos los que
habían sido ordenados.
3- ¿Por qué creyeron? Porque fueron
ordenados para vida eterna.
4- ¿Quién los ordenó? Dios.
5- ¿Quiénes
rechazaron el mensaje? Todos los que no fueron elegidos.
El capítulo finaliza así:
Hechos
13:49-52 “Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella
provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y
distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra
Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces,
sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y
los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.”
Conclusión
Hermano en la fe, la palabra de Dios seguirá
alcanzando a los llamados. Dios continuará añadiendo a la iglesia los que han de
ser salvos. No desmayemos, antes bien esforcémonos por recoger lo que el Padre plantó.
Los resultados son de Dios, pero la obediencia siempre será requerida,
continuemos con la gran comisión. El por qué son escogidos u ordenados unos,
seguirá siendo un misterio de la soberana voluntad de Dios.
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