domingo, 19 de enero de 2014

Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna

Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna
Rev. Gilberto M. Rufat

Base Bíblica – Hechos 13:16-52

Un sábado en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, Pablo comienza su mensaje sobre la base de la elección divina de Israel, mientras les recordaba, cómo el mismo Dios había rechazado a los egipcios. Dicha historia forma parte de la principal fiesta judía, la Pascua. Ningún judío tendría problemas con entender lo que Pablo estaba hablando, sin embargo, no todos podían ver en ello la gracia de Dios sobre sus padres y el enorme privilegio del cual habían sido partícipes. Muchos judíos, a través del tiempo, desarrollaron una especie de orgullo, pues pensaron que eran mejores que los demás. Hermanos, quien no entiende el mensaje de la gracia, estará destinado a creer que está por encima de los demás y condenado a no vivir en respuesta al amor de Dios.

No obstante, Lucas relata en el capítulo 13 del libro de los Hechos, una aparente contradicción, pues mientras los judíos de Antioquía de Pisidia rechazaban el mensaje de Pablo, los gentiles estaban prestos a recibirle. Alguna vez se ha preguntado, ¿por qué no todos responden al llamado del evangelio? Son diversas las respuestas que encontraremos, dependiendo a quién preguntemos, pero ¿qué dice la Biblia?

Hechos 13:16-19, “Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio.”

Los judíos no tenían ningún problema en entender que ellos eran el pueblo escogido de Dios, aunque no vivían como tal. ¿No le parece algo muy parecido a muchos de los llamados creyentes en nuestros días? Empero, me parece interesante, que si preguntara en diversas congregaciones, si los judíos eran o son el pueblo de Dios, el consenso será que lo son o al menos que lo fueron en el antiguo pacto o en el Antiguo Testamento. Donde le quiero llevar es, a ver las implicaciones del significado de la elección de Israel, la cual está fundamentada en todo el Antiguo Testamento. Nadie puede negar que el trato de Dios con Israel, fue diferente al de otras naciones como lo fue en Canaán. No se puede hablar de escoger, sin que ello implique, separar, decidir o elegir entre algo o alguien. Ésta es la verdad sobre la cual descansa la teología del Antiguo Testamente, estemos de acuerdo o no lo estemos.

Hasta aquí todo parecía marchar bien en la sinagoga. De manera que, Pablo pasa a hacer un breve recuento histórico de cómo Dios proveyó sobre su pueblo, jueces, profetas y reyes, hasta el punto de prometerle a David, que de la descendencia de éste, sería levantado el Salvador de Israel y cómo antes de su venida, Juan el Bautista predicó el bautismo de arrepentimiento al pueblo de Israel.

Hechos 13:20-24, “Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.”

El apóstol expuso en su mensaje, que Juan el Bautista testificó sobre Jesús, que el propio Pilato no halló causa alguna para condenarlo y que la resurrección hablaba por sí sola, acerca de él como el enviado de Dios y el  Salvador. Además, les recordó que el propio David profetizó sobre la resurrección, mostrando entonces, que Jesús es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, la raíz de David, el Mesías, el cual ellos tanto anhelaban.

Hechos 13:25-37, “Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo,* las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.”

Ya en este punto, el apóstol les presenta su necesidad de reconocer a Jesús como el Mesías y el de acudir a él para el perdón de sus pecados, recordándoles que la ley no podía justificarlos y que por tal razón debían arrepentirse.

Hechos 13:38-41, “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare.

Pablo llama a sus hermanos judíos a no menospreciar el mensaje del evangelio, diciéndoles con toda claridad que la ley no podía salvarlos, que sólo a través de la fe en Jesucristo hay perdón de los pecados. El resultado fue que, algunos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo, no dice que creyeron. Interesantemente, los gentiles que de alguna manera le oyeron, le rogaron que al siguiente día se quedara con ellos, mientras Pablo trataba de persuadir a los judíos. No se puede persuadir a quien no ha sido tocado primero por el Espíritu Santo. En el proceso de la salvación procede siempre la obra de Dios, sin ella, nuestras palabras caen al vacío o son como piedras.

Hechos 13:42-43, Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.”

La gracia no es gracia, si se puede alcanzar. Lucas expresa que al siguiente día, los gentiles se juntaron para oír la palabra de Dios y que viendo los judíos la apertura de los gentiles al evangelio, se llenaron de celos y comenzaron  a contradecir a Pablo y a blasfemarlo.

Hechos 13:44-45, “El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.”

Como creyentes, debemos estar atentos al mover del Espíritu de Dios, pues su gracia, exclusivamente será eficaz sobre los elegidos, dentro del tiempo de Dios para ellos. No podemos persuadir a quien no tiene oídos para oír, ni ojos para ver, por consiguiente, debemos estar conscientes de esto y atender a los que desean oír.

Hechos 13:46-47, “…hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.”

Pablo pasa a reconocer el que Dios traería luz sobre los gentiles, para que algunos de ellos, pasasen a ser parte del pueblo de Dios, mientras estaba consciente del rechazo por parte de los judíos. Es aquí que entra el versículo clave:

Hechos 13:48, “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”

La palabra ordenados del griego tásso significa arreglar de manera ordenada, asignar o disponer a cierta posición o lote, dedicar, establecer, ordenar, poner, señalar.

Si a eso añadimos el tiempo gramatical, observamos que es un participio perfecto pasivo, que representa una acción, o más correctamente un proceso, que tuvo lugar en el pasado, cuyos resultados han continuado hasta el presente. Esto implica que la ordenación se dio previa a la respuesta de los gentiles. Los gentiles que creyeron, entonces, valga la redundancia, creyeron porque Dios los eligió para salvación. Quien está perdido necesita ser hallado y no a la inversa. Dios no sea ha perdido para que lo hallemos, fuimos nosotros los que nos perdimos y él nos encuentra y llama. 

Cuatro verdades se desprenden de Hechos 13:48:

1-      ¿Quiénes creyeron? Los que estaban ordenados para vida eterna.
2-      ¿Cuántos creyeron? Todos los que habían sido ordenados.
3-      ¿Por qué creyeron? Porque fueron ordenados para vida eterna.
4-      ¿Quién los ordenó? Dios.
5-      ¿Quiénes rechazaron el mensaje? Todos los que no fueron elegidos.

El capítulo finaliza así:

Hechos 13:49-52 “Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.”

Conclusión
Hermano en la fe, la palabra de Dios seguirá alcanzando a los llamados. Dios continuará añadiendo a la iglesia los que han de ser salvos. No desmayemos, antes bien esforcémonos por recoger lo que el Padre plantó. Los resultados son de Dios, pero la obediencia siempre será requerida, continuemos con la gran comisión. El por qué son escogidos u ordenados unos, seguirá siendo un misterio de la soberana voluntad de Dios.

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