sábado, 29 de octubre de 2016

24 Objeciones al Dispensacionalismo Pretribulacionista



24 objeciones al Dispensacionalismo pretribulacionista



¿Qué enseña el dispensacionalismo pretribulacionista?



Según el libro “For Zion’s Sake” de Paul Richard Wilkinson, las ocho claves del cristianismo sionista, partidarios del dispensacionalismo pretribulacionista lo son:



1- Una clara distinción entre Israel y la iglesia

2- El rapto de la iglesia en cualquier momento

3- El retorno de los judíos a su tierra

4- La construcción del tercer templo

5- La llegada del Anticristo

6- Un periodo de siete años de tribulación

7- La salvación nacional de todos los judíos

8- El retorno de Cristo a Jerusalén



La escatología dispensacionalista pretribulacionista descansa totalmente en la interpretación de la promesa dada a Abraham en Génesis 12:2-3 y 7. Según esta interpretación escatológica, dicha promesa se sostiene en un pacto incondicional de Dios a lo que hoy llamamos el pueblo de Israel. El argumento utilizado es que Dios escogió a Israel como nación sobre las demás naciones de la tierra. Por consiguiente, los seguidores de esta posición entienden que todos los descendientes de Abraham en la carne son herederos e hijos de la promesa hecha a Abraham.



El problema con esta posición consiste en que su interpretación de Génesis 12:7 (Israel como el pueblo exclusivo de Dios) no es consistente con otros escritos de la Biblia. Recordemos, que lo que llamamos la Biblia es la compilación de 66 libros reconocidos como divinamente inspirados. De manera que para presentar una interpretación como correcta debe tener congruencia, consistencia y correspondencia con los demás escritos. Pues de no ser así, la Biblia entraría en materia de contradicción y por tal razón no se le atribuiría inspiración divina.



Una buena hermenéutica no puede violar el principio de que la Escritura se interprete a sí misma. Presentaremos 24 refutaciones al dispensacionalismo pretribulacionista en tan solo cuatro cartas del Nuevo Testamento. También mostraremos bíblicamente que el pueblo elegido por Dios se remonta a la eternidad, mucho antes que Dios llamase a Abraham y que no se limita a Israel como nación, sino que comprende a todos los elegidos o aquellos que serán salvos.

jueves, 6 de octubre de 2016

SE ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS - ROMANOS 8:31-32



SE ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS



 “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:31-32)


DOS VERDADES Y UNA PODEROSA APLICACIÓN:


1- DIOS NO ESCATIMÓ EN NADA PARA SALVARNOS.

Es común escuchar sobre el secuestro de personas por quienes a cambio de su libertad se pide una cantidad sustancial de dinero. Podemos ver a los familiares en la búsqueda del dinero para su rescate. También podemos ver su dolor y sufrimiento.

Existe una gran diferencia entre la situación presentada y la situación en la que se encuentran los hombres frente a Dios. A diferencia del secuestrado, nadie fuera del hombre podría recatarlo de su condición. ¿Por qué? Porque todos los hombres se encuentran en la misma condición de pecado ante Dios, por cuanto TODOS HAN SIDO SECUESTRADOS POR EL PECADO (Romanos 3:23).

Ningún ser humano merece ser rescatado, por cuanto no es bueno (Romanos 3:10-18). Siendo ésta nuestra condición humana, el único que puede hacer algo por nosotros es irónicamente aquel contra el cual nos rebelamos, Dios. Sin embargo, es justamente aquí en donde se expresa el más grande amor.



2- DIOS ENTREGÓ A SU PROPIO HIJO.

¿Se ha detenido a pensar cuál fue el precio pagado por nuestro rescate? El precio consistió en que Dios mismo entregara a su unigénito Hijo por nosotros. ¿Estaría dispuesto a sacrificar la vida de su único hijo para rescatar la vida de alguien que no lo merece? Estoy seguro de que una mayoría no lo haría.


Si alguna vez se pregunta, cuánto Dios le ama, debería serle suficiente el hecho de que Dios no escatimara en nada para dar a su Hijo para rescatarle del pecado y de la muerte en la que se encontraba. La Biblia lo presenta de la siguiente manera:

“Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:7-8)


Para que Dios pudiera rescatarnos, tenía que pagar nuestra deuda; una producto de nuestro pecado. Su Hijo tendría que encarnarse, vivir una vida sin pecado y morir en sustitución de aquellos que serían salvados. En la cruz, Dios tendría que desatar su ira y satisfacer su justicia, para que pudiésemos ser rescatados (salvados).  



 3- EL PROVEERÁ PARA LAS DEMÁS COSAS.


Dios vio de antemano, previo a la creación, que nos rebelaríamos. No obstante, Dios decidió amarnos en el principio o en la eternidad en Cristo (Efesios 1:4-5). Sin la manifestación de su bondad para con nosotros en amor, estaríamos perdidos y sin esperanza de salvación.



Pablo presenta el siguiente argumento inspirado por el Espíritu Santo. Si Dios entregó a su Hijo como paga por nuestro rescate, entonces, ¿por qué dudar de que Dios proveerá para las demás cosas de la vida? El argumento gira en torno a que la muerte vicaria del Hijo en la cruz es la mayor evidencia del amor de Dios y de su cuidado para con nosotros.

Ninguno de nosotros debería dudar jamás del cuidado de Dios; aunque la verdad es que en ocasiones, como Juan el Bautista, humanamente nos turbamos y dudamos.


CONCLUSIÓN

No existe mayor evidencia de la provisión de Dios para los creyentes que el recate de su condición de pecado. No debe existir duda de la inmensidad de su amor, por cuanto decidiera entregar a su propio Hijo por nosotros. Por consiguiente, debemos aprender a confiar en Dios y no en nosotros mismos.

Pablo expresó la seguridad en la provisión y el amor de Dios para con sus hijos en la siguiente afirmación, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4:19-20)

Bendiciones.

Pastor Gilberto Rufat

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