¿Existe realmente Dios?

¿Existe realmente Dios?

Rev. Gilberto M. Rufat

Una de las grandes interrogantes de la historia humana ha sido la existencia de Dios. ¿Existe realmente Dios? ¿Es Dios un concepto de los hombres? ¿Es Dios un invento necesario para la vida humana.

Para algunos filósofos la creencia en Dios no puede ser sostenida. Para los científicos no puede ser probada. Sin embargo, para los cristianos, como para todas las grandes religiones del mundo, la existencia de un Dios no sólo es creída, sino necesaria para entender la propia existencia humana y para explicar el origen de todas las cosas.

Desde un punto de vista científico, la existencia de Dios no puede ser negada. La misma ciencia en su axioma de que la nada, no produce nada, no puede pasar por alto la posibilidad de la existencia de Dios. Lo que pretendo señalar es que todo lo que existe hoy, tuvo que tener un comienzo en algún momento. Los científicos se refieren a esto como la Primera Ley de la Termodinámica. La misma establece que la materia se puede transformar en energía (como el calor que resulta en quemar un tronco), pero no se puede crear energía o materia de la nada. Ahora, puesto que sabemos que nuestro mundo está creado por materia y energía y que ésta no puede ser creada, lo lógico es, que el mundo existente haya tenido que surgir de una existencia fuera de él.

¿De dónde procedió esta materia? ¿Cuándo comenzó a existir? ¿Podemos atribuirle a ella la obra de la creación? Aún, sí osáramos hacerlo, todavía no habremos contestado, ¿quién la creó? El mundo occidental que hoy rehúsa creer en Dios, cree que todo surgió de la materia, sin embargo, sabemos que el mundo que existe está en un continuo deterioro, que está sumamente organizado y que no pudo llegar a ser lo que es de la nada, a menos que pensemos que todo se creó por pura coincidencia, lo cual matemáticamente, hablando en términos de probabilidad no es posible. Además, la materia no pudo haberse creado así misma. Para aceptar que la materia creó las cosas tendríamos que establecer que ella es eterna e inteligente y que tiene vida, lo que sólo un necio podría llegar a creer. Durante siglos, los científicos aseguraron que el universo era infinito y eterno. Por tal razón, muchos afirmaron que no hubo principio y por consiguiente, ningún creador había creado nada. Ahora sabemos que la cantidad de energía utilizable en el universo está decreciendo, por esa razón el universo no puede ser eterno y tiene un fin como tuvo un comienzo. Este segundo principio está sustentado por la Segunda Ley de la Termodinámica, que sí es ciencia. Es increíble saber que dos de los descubrimientos científicos de mayor fundamento (la Primera y Segunda Ley de la Termodinámica) apoyan la creación, en lugar de contradecirla. Si alguien pretende decir lo contrario, que explique de una manera lógica, razonable y sin contradecir a la ciencia, ¿de dónde surgieron las leyes que rigen el cosmos? ¿Cómo se ordenaron los planetas? ¿Cómo de mera materia llegó a existir la vida? ¿Quién puso la sabiduría en el corazón de los hombres? ¿Quién dio al espíritu inteligencia? La única contestación sabia es que alguien, un ser supremo, inteligente y eterno haya creado todo.

Desde el punto de vista bíblico, la creencia en Dios no solo es creída, sino necesaria. La Biblia afirma que Dios es el autor de toda la creación existente (Génesis 1:1; Hebreos 11:3), no trata de probar la existencia de Dios, sino que la da por sentada. Esto es lógico y razonable como explicación del mundo que existe.

Desde un punto de vista histórico y experimental, también podemos argumentar sobre la existencia de Dios. Sabemos que Dios existe puesto que Él mismo se reveló en la persona de Jesús. Los eruditos hoy, no pueden rechazar la abundante evidencia sobre la vida de Jesús en la historia humana. Jesús se reveló como Dios mismo.

Como si fuera poco, hay cuatro preguntas básicas que todo sistema de creencias o religión debe poder contestar. Estas son las siguientes:

1- ¿Cuál es el origen de todas las cosas?

La teoría evolutiva	La teoría de la evolución darwiniana, ni tan siquiera contesta esta pregunta, sino que pretende explicar las variaciones de las especies.
La teoría del “Big Bang”	La teoría del “Big Bang” tampoco contesta esta pregunta, sino que establece que todas las cosas se originaron de materia existente, sobre la base de la casualidad, la nada y el azar.
El materialismo	El materialismo da por sentado que la materia es eterna, que siempre ha existido. Esto entra en contradicción con la Primera y la Segunda Ley de la Termodinámica.
El cristianismo	El cristianismo establece no sólo el hecho de que Dios existe, que es el creador de todas las cosas, sino que Él mismo es la causa por la cual todas las cosas subsisten.

2- ¿Cuál es el origen de la moral?

La teoría evolutiva	Ninguno
La teoría del “Big Bang”	Ninguno
El materialismo	Ninguno
El cristianismo	Todo concepto absoluto de la moral es constante porque procede de Dios. Cada precepto (mandato) está ligado a un principio de vida y éstos a su vez se originan en la persona de Dios.

3- ¿Cuál es el destino de todas las cosas? 

La teoría evolutiva	La nada
La teoría del “Big Bang”	La nada
El materialismo	La nada
El cristianismo	El destino de los hombres es la eternidad; unos con el Señor Jesucristo en el cielo y otros separados de él en el infierno.

4- ¿Cuál es el propósito de los hombres?

La teoría evolutiva	Ninguno
La teoría del “Big Bang”	Ninguno
El materialismo	Ninguno
El cristianismo	El propósito de los hombres se haya en Dios, en vivir una vida plena conforme a la obediencia a sus preceptos. La Biblia lo resume en amar a Dios y en amar al prójimo, junto a la esperanza de una vida eterna con Él.

Sin lugar a dudas sólo el cristianismo tiene una respuesta adecuada, lógica y razonable. Para poder ver esto, es necesario comparar las respuestas.
Concluyo diciendo que la vida tiene mayor sentido si Dios existe y que la ciencia no contradice la existencia de Dios, aunque no la puede probar, como tampoco la puede negar. Le invito a reflexionar con sinceridad y profundidad, pues la existencia o no de Dios tiene no sólo consecuencias eternas, sino sociales, familiares, económicas, políticas y jurídicas, en otras palabras, en todos los aspectos de la vida.