viernes, 24 de enero de 2014

Las Dos Objeciones Principales a la Creencia en Dios


Las Dos Objeciones Principales a la Creencia en Dios 

Rev. Gilberto M. Rufat

Las dos objeciones principales que presentan los ateístas y agnósticos, entre otros, con relación a por qué no creen en la existencia de Dios son las siguientes.

I. El problema del mal

La objeción principal acerca de la no existencia de Dios radica en el aparente problema que presenta el mal. Veamos su objeción o argumento a continuación: ¿Cómo creer en un Dios bueno y omnipotente, con todo el mal que existe en el mundo que él mismo creó?

El cristianismo no es la única religión que tiene que responder al dilema sobre el mal. De hecho, todos los demás sistemas de creencias, filosofías o religiones tienen que enfrentar el mismo dilema. ¿Por qué existe el mal en el mundo? Lo contradictorio y absurdo de esto, es que aquellos que rechazan la creencia en Dios, por causa del mal, no tienen problemas en aceptar la evolución o las religiones orientales, a pesar de que el mal también está presente en ellas. El mal es una realidad que todos enfrentamos y que de alguna manera u otra vivimos.

En las religiones orientales el mal no sólo existe, sino que no existe la posibilidad del perdón. La única manera de escape o la única puerta a la salvación consiste en que el propio pecador, mediante su propia fuerza o esfuerzo, logre ascender dentro de lo que yo llamo “la falsedad del sistema espiritual evolutivo”. Lo que no le dirán los llamados gurús espirituales de las religiones orientales aquí en los Estados Unidos de América, es que en el sistema kármico no se reencarna únicamente hacia el progreso espiritual. En la religión Hindú, la ley del Karma pude llevar una vida hacia el progreso en la rueda del Samsara, así como también descender dentro de la llamada evolución espiritual. “Según estas religiones, en el transcurso de cada vida, el karma (acciones hechas para bien o para mal) determina el destino futuro de cada ser en "el proceso del llegar a ser" (evolución o devolución). Este proceso cíclico termina con el logro del moksha”[i], el cual se refiere a la liberación de las ataduras del karma y del ciclo de reencarnaciones.

Buscones como Brain Weiss, a través de su libro Muchas Vidas, Muchos Maestros, les dirá a sus lectores, de personas a las que habiéndosele inducido una regresión, supuestamente se dieron cuenta que eran príncipes, princesas o condes en otra vida y no sé qué otra cosa. Lo que no le dirán, es de alguien que mediante el mismo proceso descubrió que era un mosquito, una garrapata o una cucaracha, ya que ello no vende, ni es considerado atrayente o atractivo en los Estados Unidos o en otros lugares. Si las mismas vidas que hoy existen son las que ya en un pasado existieron como humanos, entonces, ¿cómo puede existir un crecimiento poblacional? ¿No sería mejor que les dijeran a las personas que el crecimiento poblacional mundial se debe a que ya muchos han dejado de ser animales y hoy se están apenas convirtiendo en humanos? Lo que les resta es terminar de pagar su Karma, el cual se acumula permitiendo su evolución o involución.

Por consiguiente, ¿no deberían rechazar los ateos también la evolución, como los orientales sus creencias, ya que en ella existe el mismo problema con relación al mal? Acaso, ¿no es una contradicción por parte de los llamados intelectuales o académicos, que por un lado encuentren ilógico e irracional que pueda existir propósito por parte de Dios en permitir el mal, pero con la evolución no haya problema? Porque claro está, para ellos dentro de algunos millones de años, algo “bueno” evolucionará. De manera que la nada, el azar, la casualidad y el tiempo, de una manera mágica e inexplicable, porque no le llamarán fe, tendrán propósito, sin embargo, según estos la Deidad no tiene propósito alguno, ¡qué argumentación irracional! Y qué de los llamados gurús de la India, que tienen dividido su país en castas y que en nada han ayudado a los indios a salir hacia adelante. A que no les dicen a las personas que ante una misma situación de dolor o por ejemplo, en un accidente los cristianos responderán, según su fe y los hinduitas responderán de maneras diferentes. En la India, si usted ve a un minusválido, no debe ayudarlo porque él debe pagar por lo que hizo en su vida pasada, de manera que pueda avanzar en su evolución, mientras que en el caso del cristianismo se está obligado a ayudar y a tener cuidado del mismo. ¿A quién de los dos se quisiera encontrar, si usted fuera el minusválido?

Es lamentable que en el caso del sistema escolar o de las llamadas universidades, los cristianos se sientan avergonzados de contestar y de participar, en términos de su fe porque de alguna manera el propio sistema del mundo les ha hecho creer, que tal fe cristiana no está al mismo nivel de la llamada intelectualidad. Sin embargo, desde los anales de lo que podemos constatar en la historia de la humanidad, los hombres siempre han creído en algún tipo de deidad. Y como cuestión de hecho, a través de la historia del pensamiento humano, los intelectuales, solían pensar que sólo el ignorante dudaría o no creería en la existencia de alguna deidad. Lo contradictorio de todo esto es, que los llamados intelectuales de nuestro tiempo, pretenden decirnos que creer en algo más allá de nuestros sentidos o razón, no es correcto ni debido. Por otra parte, no tienen problemas en levantar hipótesis o teorías, las que sin ser comprobadas son presentadas al público como leyes y ciencia. Como lo fue el famoso caso del eslabón perdido del hombre de “Piltdown”, uno de los mayores fraudes de la llamada evolución, entre otros.

Segundo, en el momento en que un ateo o agnóstico, juzga el mal, por consiguiente, está presumiendo la existencia del bien. De manera que tiene que contestar sobre qué base establece su juicio, esto es ¿cuál es su punto de referencia para juzgar el mal? ¿De dónde provino o quién es su fuente? En el momento que se asume el mal se presupone el bien y ello, a su vez, presupone alguna base moral, por lo que tiene que contestar, quién es el dador de la misma. Pues el hombre mismo no podría ser su autor, ya que va por encima de sus propios ideales y normas. El ser humano no es capaz, en su estado natural de establecer un sistema de juicio sobre el cual él no pueda vivir y que al final termine condenándole.

Tercero, el crecimiento del ateísmo tuvo lugar dentro de círculos ocultos con agendas definidas, en vías de abolir la religión y de poder dominar y controlar a otros. Cualquiera que desee estudiar por qué el marxismo es ateísta y su correlación con las logias, podrá constatar lo que suscribo. Mientras se destruye el mundo dividiéndolo, estos grupos de poder se diversifican, a fin de no ser descubiertos. ¿Sabía que parte de la agenda de la conquista y el dominio del mundo, estuvo ligada a difundir la idea del ateísmo? Los estudiosos saben que dentro de los círculos esotéricos u ocultistas se cree y se experimenta con entidades espirituales o lo que otros denominan, seres avanzados.

Sin embargo, su mayor contradicción radica en hablar de libertad sin responsabilidad. Estos quieren vivir como Caín, sin responsabilidad hacia los demás y mucho menos hacia Dios. No obstante, cuando se trata de la responsabilidad de otros con relación a su vida personal, se montarán en tribuna y reclamarán su derecho a la justicia, la equidad y la libertad.

Lamentablemente, los que presumen de ser los más intelectuales son los más asimilados, pues el propio sistema del mundo, los ha llevado a rechazar la única verdad lógica y verificable que podría salvarles, la creencia en Dios y la revelación de su Hijo Jesucristo.

II. El problema con la soberanía de Dios

El verdadero problema que el ser humano tiene con relación a Dios es por motivo del rechazo a la soberanía de Dios. Cuando nos referimos a la soberanía de Dios nos referimos al gobierno total y absoluto de Dios sobre su creación. Aquí no existe diferencia alguna en términos de ateo o agnóstico y aún los cristianos, pues la raíz del problema es la naturaleza pecaminosa. Según la Biblia, el rechazo hacia Dios nada tiene que ver con falta de evidencias, sino con la supresión de las mismas.

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” (Ro.1:18-20)

La palabra detienen del griego κáτέχω significa sostener abajo (sujetar), asir fuertemente, retener. De ahí, que los que niegan a Dios así como los que lo rechazan, no tienen excusa, pues el problema no es la falta de evidencia, sino el rechazo deliberado y la evasión de lo conocido por ellos. De hecho, Dios dice con claridad en el verso antes citado, que lo que de Dios se conoce les es manifiesto y que puede ser entendido por medio de las cosas hechas, su creación.

El mundo en que vivimos evidencia no menos que un diseño inteligente. Hasta donde sabemos, el mundo no es autosuficiente, de forma tal que algo o alguien le sostiene, ya que nada en él puede explicar su propia existencia. Después de todo, los científicos actuales levantan todo tipo de alarmas alegando que destruimos el mundo en que vivimos. Lo contradictorio es que cuando tienen que defender su punto o creencia sobre la no existencia de Dios, afirman que el mundo siempre ha existido. Qué inconsistentes, pues si siempre ha existido y no depende de nadie, entonces es eterno y si es eterno, no puede ser destruido.

Hasta hace poco se hablaba del descubrimiento del código genético como uno de los mayores avances de la ciencia. Recientemente se comienza a hablar del descubrimiento de un nuevo código genético escrito por debajo del anterior, de modo que nuestro ADN actualmente presenta un doble código genético. Si la información codificada en el primer código genético era enorme y compleja, imagínese ahora. Sin embargo, toda esta obra de inteligencia con propósito, ¿se le atribuirá al tiempo, a la nada y a la casualidad? A esto, he denominado la trinidad del materialismo irracional. Vivimos en un mundo donde la razón, según algunos predomina, pero parece que no así el buen juicio. Todo lo que los cristianos creen tienen que probarlo hasta la saciedad, pero lo que dice o alega la comunidad científica es considerado ley.

La verdad es que el ser humano nunca hallará propósito ni descanso hasta que no se torne a su Creador. Todas las cosas que conocemos desde un punto puramente empírico, tienen mejor utilidad si se usan según el propósito de su diseño. El ser humano seguirá sintiéndose perdido y vacío, pues nada podrá sustituir jamás, el propósito por el cual Dios le creó. Es contradictorio, que el ser humano que rechaza a Dios por razones de libertad, termine rindiéndose y siendo esclavo de los grandes intereses del mundo que le llaman a luchar por la libertad y la individualidad. El ser humano en su estado caído (sin Dios) cree ser libre, cuando realmente es esclavo. Vive siendo manipulado por el sistema de educación, los anuncios de televisión, la prensa escrita, el llamado mundo del entretenimiento o del embrutecimiento y viven como en “zombieland” producto del mal uso de tecnología. No obstante, a pesar de que lo antes mencionado terminará al final esclavizándole, ya que determinará cómo debe vestir, qué comer, qué necesita ver, qué debe desear y a qué aspirar, el ser humano al presente y en su ignorancia dirá que es libre. No en balde alguien dijo: “no hay peor esclavo, sino aquel que piensa que es libre.”

He expresado anteriormente que algunos no entienden siquiera la palabra libertad. Según la página de Wikipedia, “El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos u otros animales, tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones”. Lo que no dirán nunca en su definición es que realmente no decidimos sobre todo en la vida y que toda decisión al final tendrá consecuencias. Desde un punto de vista bíblico, la libertad no es la capacidad de decidir, hacer o disfrutar a rienda suelta sobre lo que se desea. Pues la libertad humana nunca sobrepasará los límites de la voluntad de Dios. La verdadera libertad, ha de basarse primero en la verdad y luego debe actuar conforme a ella. ¿Por qué? Porque la libertad no es un estado del alma, sino un resultado o fruto de la obediencia a la verdad, por consiguiente, a Dios. Como resultado de esto, es imposible hacer lo malo y tener libertad. La libertad tampoco ha de ser considerada como un mero estado temporal, pues también implica un estado emocional, racional y espiritual, de consecuencias no solamente temporales, sino eternas.

Es muy lamentable que mientras los seres humanos hablamos acerca del individualismo, realmente no lo respetemos ni lo valoramos. Aún, la moda por la que una gran mayoría vive y desea, consiste en intentar ser copia de alguien más, promovida por un círculo pequeño de personas, que no se interesan genuinamente por nosotros y sólo buscan enriquecerse mediante nuestra esclavitud. Qué irónico, nos autodenominados seres libres sin Dios, pero somos esclavos de nuestros pensamientos, emociones, placeres y de todo tipo de debilidad.

“Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.” (Ro.7:15,17-21)

En estos cortos versos, hay más verdad que en todas las obras escritas acerca de la falacia del libre albedrío. La realidad es que Dios nunca nos dijo que podíamos hacer lo que quisiéramos, sino que existía un orden y que el día que lo violáramos y fuéramos rebeldes, moriríamos. Empero, rechazamos al único que dio su vida para otorgarnos perdón y salvación, quien con amor eterno nos ha amado y quien desea extender su misericordia. En el cristianismo, Dios no nos engaña como el mundo, pues Dios nos llama a sometimiento, pero en ello, contrario al mundo, alcanzamos el verdadero propósito para el cual fuimos creados. El sometimiento en la vida cristiana, tiene que ver con colocarse bajo orden. Pero, no únicamente en el sentido de la aceptación de que sólo él es Dios y nosotros las criaturas, sino en el sentido de reconocer y obedecer el orden para el cual fuimos creados y del uso legítimo de todo cuanto creó. Lo que Dios por su gracia proveyó, fue provisto para nuestro sostenimiento, mantenimiento y disfrute. Dios desea que usted viva a plenitud, pero dicha vida no se halla fuera de él. Aún el gran sabio Salomón tuvo que decir:

“Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” (Ecl.3:10-11)
 

Conclusión
Es triste y doloroso ver al ser humano hundido en las drogas, el alcohol, los juegos de azar, el sexo ilícito y todo tipos de males, que lejos de proveerle libertad terminan degradándole y cohibiéndole de libertad. La Biblia dice en Romanos 1:28-32:

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.”

[i] http://es.wikipedia.org/wiki/Samsara

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