¿PUEDE UN CREYENTE PERDER SU SALVACIÓN, SEGÚN HEBREOS 6:4 AL 6?
Base bíblica: Hebreos 6:4-6
“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.” (Hebreos 6:4-6)
Contexto del pasaje
En el contexto inmediato del pasaje en consideración, el autor amonesta a judíos creyentes en Cristo Jesús por la falta de crecimiento en el evangelio. Debiendo ser maduros en la fe, después de mucho tiempo, tenían necesidad de ser nuevamente enseñados en los rudimentos (principios básicos) del evangelio (Hebreos 5:11-14).
Una de las doctrinas que debían corregir era la referente a la salvación. Los destinatarios no estaban seguros de su salvación en Cristo. Por tal razón, permanecían practicando las leyes ceremoniales antiguo testamentarias, las que ya no eran necesarias en el nuevo pacto (Hebreos 7:22 y 8:13). Demostraremos que Hebreos 6:4-6 no trata de la pérdida de la salvación, sino que, por lo contrario, trata de la imposibilidad de perderla.
Tres puntos a considerar
1) Es imposible ser renovados por segunda vez.
Hebreos 6:4-6 presenta la imposibilidad de que un verdadero creyente tenga que ser renovado, esto es, salvo por segunda vez. La expresión imposible en el versículo 4 del griego δύνατος “adúnatos” es una compuesta por una negación “a” y “dunatos” que significa ser capaz, fuerte. De ahí, que se traduzca como imposible. 1
El primer argumento presentado por el autor de la carta a los Hebreos consiste en señalar que el Hijo de Dios pagó una vez y para siempre por el pecado de los redimidos. Por consiguiente, Cristo no puede morir dos veces por los mismos pecados debido a la naturaleza única de su sacrificio.
a) Murió una vez y para siempre.
Hebreos 6:26-27: “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”.
b) Obtuvo eterna redención.
Hebreos 9:11-12: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”.
c) Quitó de en medio el pecado.
Hebreos 9:24-26: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”.
d) Nos santificó.
Hebreos 10:10: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”.
e) Nos hizo perfectos para siempre.
Hebreos 10:14: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”.
f) Fuimos totalmente perdonados.
Hebreos 10:17 añade: “y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”.
g) No hace falta ninguna otra ofrenda por los pecados.
Hebreos 10:18: “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado”.
2) Existe únicamente un arrepentimiento para salvación.
El segundo argumento que presenta el autor de la carta es que el sacrificio de Jesús fue suficiente para salvar al pecador (Hebreos 6:7-8 y 10:4-10). En el antiguo pacto los pecados eran cubiertos por medio de la ofrenda de animales, pero en el nuevo pacto el pecado fue quitado una vez y para siempre por medio del sacrificio del Hijo de Dios.
La situación presentada en Hebreos 6:4 es similar a la de las congregaciones contemporáneas, en las cuales existen personas que se autodenominan cristianas, sin ninguna muestra de arrepentimiento, por consiguiente, sin salvación. Asimismo, existen otras personas que no tienen necesidad de arrepentimiento para salvación, sino que lo que necesitan es comenzar a crecer y a madurar en la fe.
El arrepentimiento bíblico es un cambio de mente, no es tristeza, pesar, sentido de culpa o remordimiento. El mismo trae como resultado un cambio de dirección, producto de la obra regeneradora del Espíritu Santo y no es el resultado de un deseo momentáneo de la voluntad del hombre. En la segunda carta a los Corintios 7:9-10, Pablo presenta la diferencia entre el arrepentimiento que se produce para salvación y la tristeza o el arrepentimiento del mundo.
“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”
En 2 Corintios 7:9-10, el apóstol Pablo habla de dos tipos de tristeza. La primera tristeza es la que proviene de la obra de Dios en la persona y produce arrepentimiento para salvación. La palabra arrepentimiento del griego μετάνοια “metánoia” representa un cambio de parecer, arrepentimiento.2 Uno provocado por la obra del Espíritu Santo.
La segunda tristeza (la del mundo), produce muerte. La expresión tristeza del griego λύπη “lupe” significa dolor, molestia, tristeza.3 El autor de la carta a los Hebreos en Hebreos 6:7-8 presenta la diferencia entre los verdaderos y falsos creyentes mediante la siguiente analogía:
“Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada”. (Hebreos 6:7-8)
Únicamente existen verdaderas conversiones producto del arrepentimiento y la fe en Cristo. OBSERVE, QUE EL AUTOR NO ESTÁ HABLANDO SOBRE EL PELIGRO DE UN TERRENO QUE HABIENDO PRODUCIDO HIERBA PROVECHOSA, LUEGO PRODUCE ESPINOS Y ABROJOS. LA ADVERTENCIA ES A AQUELLOS QUE LUEGO DE HABER ESCUCHADO UNA Y OTRA VEZ, PRODUCEN ESPINOS Y ABROJOS, MOSTRANDO SER REPROBADOS.
Jesús afirmó esta misma verdad en la parábola del sembrador mediante la cual presentó cuatro tipos de terreno, en donde solamente el cuarto terreno representa al verdadero creyente, el que da fruto. El tercer terreno es representado por aquellos que perseveran escuchando la palabra una y otra vez, pero no dan fruto, sólo espinos y cardos, tal y como en la analogía de Hebreos 6:7-8. Podemos ver otro ejemplo en la parábola del trigo y la cizaña, las cuales crecen juntas, pero solamente una produce trigo.
EL AUTOR DE LA CARTA NO LE ADVIERTE AL VERDADERO CREYENTE SOBRE LA POSIBILIDAD DE PERDER LA SALVACIÓN, SINO QUE LE PERSUADE A NO TENER UNA FE VACILANTE, SINO UNA FE PERSEVERANTE. MIENTRAS QUE A LA VEZ, HACE LA ADVERTENCIA DE LA IMPOSIBILIDAD DE QUE UN VERDADERO CREYENTE QUEDE SIN FRUTO.
“Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. (Hebreos 6:9-12)
3) Dios garantizó la salvación.
Es una contradicción afirmar que Hebreos 6:4-6 ofrece evidencia de que la salvación se puede perder, cuando el autor mismo finaliza Hebreos 6:13-20 exponiendo tres razones por las cuales es imposible perderla.
a) La salvación descansa en un pacto unilateral.
“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento.” (Hebreos 6:13-17)
Dios le comunicó a Abraham su pacto para con la simiente, quien es Cristo, sobre el cual, Abraham por la fe recibiría salvación. Esto significa que cuando Dios juró por sí mismo sobre el pacto, dicho pacto no estaría condicionado al cumplimiento de ambas partes, sino que descansaría únicamente en lo que Dios haría por medio de Cristo, la simiente (Gálatas 3:16). La fe es el medio por el cual participamos del pacto, pero no es la razón en sí misma, por cuanto es por la gracia de Dios (Efesios 2:8-9). Por consiguiente, un creyente que verdaderamente ha creído es partícipe del pacto eterno de salvación (Hebreos 13:20).
b) La muerte expiatoria de Jesús confirmó el pacto.
“para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 6:18-20)
En Hebreos 9:16-17, el autor expone que en donde hay testamento es necesario que intervenga muerte del testador porque el testamento con la muerte se confirma, pues no es válido entre tanto el testador vive. La salvación es segura porque Dios la estableció sobre un pacto hecho bajo juramento sobre sí mismo, el cual Cristo confirmó por medio de su muerte y resurrección.
c) La salvación descansa en Dios.
“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente”. (Hebreos 6:13-14)
La salvación desde el principio, desde el pacto hecho por Dios a Abraham hasta el final con la muerte del Hijo de Dios, descansa en Dios y no en las obras del hombre.
Interpretación del pasaje
La idea central en Hebreos 6:4-6 es que los que luego de haber oído el evangelio, de haber participado en las reuniones de los santos, de ser testigos de la grandeza de Dios y luego se apartan, lo hacen porque son reprobados o porque nunca fueron elegidos. Jesús mismo afirmó esta verdad al dar conclusión a su Sermón de la Montaña cuando dijo:
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. (Mateo 7:21-23)
Jesús, al igual que el autor en Hebreos 6, no le está advirtiendo a la multitud sobre aquellos que le conocieron y luego se apartaron o que dieron fruto y luego produjeron espinos y cardos. Él está advirtiendo sobre los que creyeron conocerle, los cuales Jesús nunca conoció y por ende, no dieron fruto.
Conclusión
Concluimos que Hebreos 6:4-6 establece que si existiera la
posibilidad de perder la salvación, entonces, una vez perdida, jamás podría ser
recuperada, por cuanto Jesús no puede pagar dos veces por los mismos pecados.
Segundo, que si existiera la posibilidad de perder la salvación, entonces el
sacrificio de Cristo podría ser vituperado, ya que en nada difiere del de los
animales sacrificados en el sistema antiguo testamentario, los cuales sólo
podían ofrecer una expiación temporal por los pecados de los que ofrecían los
mismos. Tercero, que si existiera la posibilidad de perder la salvación,
entonces el sacrificio de Jesús no es suficiente para cambiar al pecador.
Cuarto, si existiera la posibilidad de perder la salvación, entonces no podemos
tener seguridad de salvación y por otro lado, Dios mismo no podría haber
garantizado nuestra salvación en Cristo, como lo hace en Hebreos 6:18-20. De
interpretar Hebreos 6:4 al 6 como una advertencia sobre la posibilidad de
perder la salvación, tendríamos una seria contradicción en la carta, pues en
ella se establece como hemos demostrado que la obra de Cristo es completa,
perfecta y eterna (Hebreos 5:9; 9:12 y 15; 13:20). Resumimos el capítulo seis
de Hebreos de la siguiente manera: nadie puede perder lo que nunca tuvo, así
como nadie puede perder lo que únicamente Cristo obtuvo para su iglesia.
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