lunes, 31 de agosto de 2015

Escogido desde el principio para salvación (parte 1)

Escogido desde el principio para salvación
Por: Pastor Gilberto Rufat


Base Bíblica:
2Ts.2:13-15
“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.” 2Ts.2:13-15 (énfasis añadido por autor)

Introducción

Para entender la gratitud del apóstol Pablo por los hermanos tesalonicenses, es necesario conocer algo de la historia de cómo comenzó esta iglesia. Tesalónica se erguía en la importante Vía Ignacia, la más importante carretera romana.[i] El registro de los inicios se halla en Hechos 17.1–15. Pablo, Silas y Timoteo salieron de Filipos y viajaron cincuenta kilómetros hacia Anfípolis, luego, cuarenta kilómetros más hasta Apolonia. Es interesante observar que no se realizó ningún ministerio en ninguna de esas ciudades. Su siguiente etapa les llevó alrededor de sesenta y cinco kilómetros más allá, hasta Tesalónica, donde Pablo ministró en la sinagoga alrededor de tres semanas y vio muchas personas convertidas. En la ciudad había un grupo grande de prosélitos gentiles (griegos piadosos, Hch 17.4) en la sinagoga y respondieron entusiastamente junto con algunos de los judíos. Esta clase de éxito enardeció a los judíos ortodoxos y fraguaron un motín para avergonzar a los cristianos y obstaculizar el ministerio de Pablo. Los creyentes estimaron que era mejor que Pablo y su grupo se fueran, lo cual hicieron, yendo primero a Berea.[ii]

El apóstol estaba sumamente agradecido a Dios, por la cosecha que le había permitido recoger en Tesalónica. Para Pablo, la salvación no es la manifestación de la aceptación humana sobre la gracia divina, sino que es la gracia divina quien mueve al hombre a la aceptación de la salvación. En otras palabras, para el apóstol, la salvación es la manifestación de la soberana gracia de Dios actuando sobre los elegidos.


I. Escogidos desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu.

La mayoría de los creyentes presume que la salvación es algo que en algún momento aceptaron. Los cristianos consideran la salvación como un regalo que Dios ofrece, pero ¿es sólo eso; un regalo presentado como una oferta para que quien la desee y pueda la tome en sus manos? Por otro lado, ¿podría ser la salvación más parecida al cuadro de un hombre en un naufragio? ¿Uno, en donde más que lanzarle una cuerda a alguien que se está ahogando y no puede ni sabe nadar, otro tiene que descender y rescatarlo? La realidad es que la Biblia presenta al pecador como uno muerto espiritualmente (Ef.2:1), de manera, que no quiere ni puede responderle a Dios (Ro. 3:10-18), por cuanto está totalmente inhabilitado para comprender el mensaje del evangelio. Si el pecador debe creer o aceptar a Jesús para ser salvo, entonces ¿cómo puede hacerlo teniendo oídos sordos y ojos ciegos? (Mt. 13:10-17; 1Co.2:14).

Estoy convencido que el cuadro de la salvación que la Biblia presenta no es el de un hombre que puede ir y tomar el regalo o la dádiva de Dios por sí mismo. Por consiguiente, el hombre en su estado caído únicamente puede andar pecando, por lo tanto, necesita la intervención directa de Dios.

Jesús mismo afirmó esta verdad en el evangelio de Juan, el día siguiente a la alimentación de los cinco mil. Un grupo de personas le andaba siguiendo, pero finalmente terminó rechazándole. A continuación, veamos las declaraciones de Jesús a estas personas:

“37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” (Jn6:37)

“44Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Jn.6:44)

“64Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.” (Jn.6:64-65)

En 2Tesalonicenses 2:13-14, Pablo presenta la salvación como una, la cual Dios escogió desde el principio. Por consiguiente, la respuesta de aquellos que creyeron en Tesalónica fue el resultado de la elección divina. De ahí, que la base bíblica de esta doctrina no es vaga, sino abundante y además clara.

El mismo apóstol, en la carta a los Romanos presenta la elección de Dios sobre los escogidos y también, su conocimiento sobre los no elegidos. Veamos algunos versículos sobre el tema:

“22¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?” (Ro.9:22-24)

En la epístola a los Efesios, Pablo expone que la salvación es el resultado de lo que Dios previamente ordenó.

10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Ef.2:10)

En la segunda carta a Timoteo, el apóstol nuevamente señala que fue Dios quien nos salvó y no que ofreció la salvación.

“9quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2Tm.1:9)

La expresión de gratitud de Pablo a los Efesios está basada en la doctrina de la soberana elección de Dios desde antes de la fundación del mundo.

“3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Ef.1:3-6)

El doctor Lucas, en el libro de los Hechos señala la doctrina de la elección cuando expone:

“48Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.” (Hch.13:48)

El apóstol Pedro también señaló la doctrina de la gracia y la elección en su primera carta.

“2elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.” (1P.1:2)

Es una realidad teológica y no una teoría especulativa como vemos, la doctrina de la soberana elección de Dios en la salvación.

“29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Ro.8:29)

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[i] Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, c1995.

[ii] Ibid.

miércoles, 26 de agosto de 2015

El deber de los esposos cristianos


El deber de los esposos cristianos

Pasaje a considerar:

“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1Pedro 3:7)

Breve comentario:

1-El deber de ejercer autoridad con sabiduría
– “vivid con ellas sabiamente”

La palabra sabiamente del griego “gnosis” comprende en el uso del Nuevo Testamento, conocimiento y especialmente, de la verdad espiritual. De ahí, que Pedro llama a los esposos creyentes a ejercer su autoridad como cabeza del hogar con inteligencia y no por la fuerza. El valor de la autoridad no reside en la imposición de la fuerza, bajo el menosprecio o desvaloración de otros, sino en dar orden u organizar, a modo de poder unir esfuerzos en una causa común, para lograr un fin o un bien común, en este caso, la empresa de la familia.

2-El deber de valorar y proteger – “dando honor a la mujer como a vaso más frágil”

La expresión honor del griego “time” denota valoración, precio, honor, por analogía; estimar y específicamente del más alto grado. Pedro entonces llama a los esposos a reconocer el gran valor de la esposa en la relación matrimonial, así como familiar, de manera que demanda de ellos el deber de cuidarlas como a algo frágil que es de gran valor.

3-El deber de respetar la relación – “como a coherederas de la gracia de la vida”

El vocablo coherederas del griego “sunkleronómos” es una palabra compuesta por “sún” que es una preposición que significa juntos, conexión o cercanía entre dos cosas y “kleronómos” que en su sentido original es partir o dividir. Denota literalmente a uno que obtiene una suerte o porción “kleros” – suerte y “nemomai” - poseer, especialmente de una herencia. Por consiguiente, Pedro llama a los esposos a reconocer que su relación personal con su esposa es importante, pues ellas también son receptoras de la gracia divina y esto, no es únicamente para ellos. Las esposas cristianas son partícipes de la gracia de la vida en Cristo, de manera, que los maridos debían reconocer su parte dentro de una gracia común para el hombre y la mujer.

Conclusión:

La vida marital debe ser considerada un estado de honor (He. 13:4) y de gran importancia en el plan de Dios (Mt. 19:4-6). El esposo tiene la gran responsabilidad de dirigir bien su hogar. En la empresa del matrimonio, el hombre no está solo, Dios le proveyó de una ayuda idónea. Por ende, tratar bien a nuestras esposas, valorarlas y respetarlas como a coherederas de la gracia de la vida, no es sugerido, sino demandado por Dios.

Pastor Gilberto Rufat

martes, 25 de agosto de 2015

Llamados, Santificados y Guardados - Judas 1




Llamados, Santificados y Guardados

Pasaje a considerar:

“Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo.” (Judas 1)

Breve comentario:

Cuando comparamos la carta de Judas con otras epístolas, la misma presenta una gran similitud a la epístola de 2Pedro. En ambas cartas podemos ver un propósito doble; advertir y combatir la falsa enseñanza en las iglesias y presentar el conocimiento de la verdad como el único antídoto contra la falsedad.

Los destinatarios de la epístola de Judas son catalogados de la siguiente manera: llamados, santificados y guardados. Éstas hacen referencia a tres bendiciones concedidas por Dios desde la eternidad, obtenidas a través del sacrificio de Jesucristo y mediadas mediante la obra del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento o la regeneración, las cuales ningún creyente debe olvidar. Las mismas constituyen la esencia y la verdad del verdadero evangelio, así como las características por las que los verdaderos cristianos fueron llamados y animados a perseverar en la salvación.

1- Los Llamados

La doctrina del llamamiento eficaz o como algunos le catalogan la gracia irresistible, es una doctrina fundamental en la Biblia. El término llamados (κλητός), se utiliza en el griego para indicar una invitación a un banquete. En el Nuevo Testamento representa la acción del Espíritu Santo salvando a los escogidos e introduciéndolos a la iglesia.

Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.” (2Ts. 2:13-15)

“quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.” (2Tm. 1:9)

2- Los Santificados

La expresión santificados (ἀγιάζω) representa la acción por la cual Dios, de manera soberana aparta, coloca o escoge algo de uso común, con el propósito de separarlo para un propósito o finalidad divina. De modo, que los creyentes no son santos por sus obras, sino porque la misericordia y la gracia de Dios los alcanzó para salvación, siendo escogidos desde la eternidad para servirle y ser hechos para alabanza de su gloria.

a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.” (1Co. 1:2)

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.” (Ef. 1:3-4)

3- Los Guardados

La palabra guardados (τηρέω), significa custodiados, protegidos, asegurados. Este vocablo representa una de las doctrinas más confortantes al alma humana del creyente; la seguridad de su salvación únicamente en la persona y obra de Cristo.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.” (Jn. 10:27-30)

“Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.” (Jn. 17:12)

Conclusión:

La epístola de Judas comienza presentando tres gloriosas verdades del evangelio. Primero, que los creyentes no se invitaron, fueron llamados. Segundo, que los mismos no eran santos, sino que fueron santificados y por último, que los creyentes verdaderos perseveran en la fe, pues son guardados por Dios mismo. Por consiguiente, podemos descansar completamente en la obra salvífica de Jesucristo, en la obra de gracia del Espíritu Santo y en la divina protección de Dios el Padre.

Ninguna de estas expresiones (llamados, santificados y guardados) tendría valor alguno para sostener y alentar a un creyente, si todas dependieran de nosotros; de aceptar el llamado, de lograr santificarnos y de tratar de perseverar en la fe por nosotros mismos, a fin de podernos salvar. Pero siendo concedidas por la gracia de Dios, son el mayor tesoro, la mayor esperanza y la fuente de nuestra paz en medio de las tormentas.

Pastor Gilberto Rufat

lunes, 24 de agosto de 2015

El que no escatimó en nuestro rescate - Romanos 8:32




el que no ESCATIMÓ en nuestro rescate

Base Bíblica: Romanos 8:32

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

Breve comentario:

Tres verdades sobre nuestro rescate:

1-Dios no escatimó ni a su propio Hijo para nuestro rescate.

Hoy escuchamos sobre niños y adultos raptados o secuestrados, por los quienes se pide gran cantidad de dinero en rescate. Vemos cómo sufren estas familias tratando de ver cómo consiguen el dinero requerido para el rescate. Si alguna vez se ha preguntado si Dios le ama o cuánto le ama, debería serle suficiente con el hecho de que Dios no escatimó absolutamente cosa alguna por nuestro rescate. Esto significa que Dios nos ama, pues por lo contrario, no hubiese satisfecho la demanda de nuestro pecado, la que exigía nuestra muerte, sustituyéndola por la de su propio Hijo.

2-Dios entregó a su propio Hijo como paga por nuestro rescate.

¿Se ha detenido a pensar cuál fue el precio pagado por nuestro rescate (salvación)? El precio residió en entregar a su propio Hijo. ¿Estaría dispuesto a sacrificar la vida de su único hijo para rescatar la vida de alguien que no lo merece y que está completamente perdido? NO. Sin embargo, es ahí donde “…Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

3-Dios nos llama a confiar en el rescate de su Hijo.

Si el precio fue calculado en la eternidad y Dios ofreció a su unigénito Hijo como paga por nuestro rescate, ¿cómo no proveerá para las demás cosas en la vida? Si Dios decidió bendecirnos, Pablo pregunta, ¿quién se podrá oponer a ello? Nuestra respuesta como creyentes no ha de ser otra, sino de gozo y humillación ante semejante amor.

Conclusión:

La vida humana depende y descansa en Dios; cuánto más ahora, por cuanto hemos sido rescatados. Debemos aprender a confiar en él. Si Dios nos amó tanto que no escatimó desde la eternidad a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, Pablo pregunta, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4:19-20)

Pastor Gilberto Rufat

¿Qué propósito vino a cumplir la ley mosaica?

Introducción  Trataremos brevemente de contestar qué propósito vino a cumplir la ley mosaica, luego de la promesa comunicada por Dios a Ab...