miércoles, 29 de enero de 2014

¿Quién es Melquisedec?

¿Quién es Melquisedec?
Por: Rev. Gilberto Rufat

Base Bíblica: Génesis 14:18-20
“18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.”  

¿Quién es este rey y sacerdote llamado Melquisedec? Algunos comentaristas ven en él sólo un tipo de Cristo, esto es, una figura que representa a Cristo. Sin embargo, creo que hay evidencia bíblica para identificar y sostener que Melquisedec es una manifestación preencarnada de Jesús en su ministerio como Rey y Sacerdote, lo cual Dios había predestinado en su soberano plan antes de la fundación del mundo. La dificultad al estudiar quién es este Melquisedec reside en que sólo hay dos menciones sobre el mismo en el Antiguo Testamento, en Génesis 14:19-20 y en el Salmo 110:4.

Pongamos los versos en su contexto según Génesis 14:18-20: Lot es rescatado por medio de su tío Abram y 318 hombres y también había escogido la llanura en la cercanía de Sodoma, la cual fue atacada y con ella, Lot y sus pertenecías. Abram regresa del rescate y le salen al encuentro dos reyes diferentes. Primero, el rey de Sodoma quien salió a reclamar a su gente y sus pertenencias, al que Abram le contesta que nunca pasó por su mente el quedarse con los bienes robados por otros. Esto no le daría la oportunidad de decir que Abram se había enriquecido producto del dolor y el saqueo ajeno. Abram sabía de quién venía su sustento.

Mientras que otro rey, le sale al encuentro no para pedirle, ni recriminarle nada, sino para bendecir a Abram, su nombre: el rey y sacerdote Melquisedec. ¿Quién es este rey y sacerdote al cual Abram entregó los diezmos de todo? En el Salmo 110:1-4 hay una referencia importante, la cual comienza a arrojar luz sobre la identidad del rey.

“1Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 2Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos. 3Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora Tienes tú el rocío de tu juventud. 4Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec.”
El Salmo 110 es reconocido como un salmo mesiánico, esto es, uno que hace referencia sobre el Mesías o el Cristo.

  #1 dice: “Jehová dijo a mi Señor”

¿A quién le habla Jehová? Los judíos lo interpretaron como al hijo del linaje de David quien vendría en la posteridad a reinar.

#2 dice: “Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”

Se establece que Jehová le ha dado el derecho a reinar pero debe permanecer a su lado hasta el día del juicio.

#3 dice: “2Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos. 3Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora Tienes tú el rocío de tu juventud.” 


El Rey regirá a Sion el pueblo de Dios, dominará sobre todos y su pueblo lo adorará, pues él es digno de ser adorado. 

#4 dice: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec.” 

  Jehová no cambiará de parecer, este Rey regirá para siempre según el soberano plan de Dios y conforme a su llamado como sacerdote según el orden de Melquisedec. ¿Qué significa Melquisedec?, según el libro de Hebreos 7:2 significa: 

“...cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz.” Hasta aquí, sabemos que el Mesías es un Rey de justicia y paz, cuyo propósito sería el de establecer el Reino de Dios en la tierra. Recordemos que la primera mención del Mesías en la Biblia se registra en Génesis 3:15 que expone lo siguiente: 

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” 

El Mesías que vendría a través de una mujer, acabaría con el dominio de la Serpiente, Satán. Ningún hombre después de Adán cumplió con semejante proeza hasta la llegada de Jesús, el Cristo, esto es, el Mesías. 

En el evangelio de Mateo 22:41-46 hay una porción que también nos ayuda a identificar al Mesías: 

“41Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? 46Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.” 

Jesús comienza con una pregunta a los fariseos, ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? La respuesta no se hizo esperar, de David. Jesús les pregunta, ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Note que Jesús inicia diciendo que David en el Espíritu le llamo Señor, estableciendo que David no había hablado según su mejor conocimiento o entendimiento, sino según el Espíritu Santo de Dios. Ahora Jesús les dice, si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Sería absurdo que David le llamara Señor a su hijo, a no ser que no fuera su hijo. La interpretación de los judíos era errada. Frente a ellos estaba el Mesías y no lo podían reconocer. 

El punto medular para nuestro propósito es el hecho de que el Mesías sí era hijo, pero no de David. ¿De quién es hijo? Para esto es importante el libro de los Hebreos 7:1-22:

“1Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. 5Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 8Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. 11Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? 12Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 14Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 15Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 17Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 18Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. 20Y esto no fue hecho sin juramento; 21porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 22Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.” 

Note que ahora tenemos otros detalle que Génesis no proporciona, ni el Salmo 110 en el AT. En el versículo 3 de Hebreos 7 dice: 

“sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” 

Ningún ser humano podría poseer tal descripción, sólo uno, Jesús. Para entender, necesitamos comprender el por qué de la doble función de Melquisedec. Primeramente, es Rey de todo y segundo, debería cumplir con su función de sacerdote. Hebreos 8:3 dice: 

“3Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.” Jesús no ofrecería un sacrificio, él era el sacrificio. 1Pedro 1:18-20 dice: 

“18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” 

Jesús fue nuestro Sumo sacerdote según el soberano plan desde antes de la fundación del mundo pero manifestado en nuestro tiempo según el designio de la voluntad de Dios. Efesios 1:3-7 dice: 

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.”

El rol de Melquisedec, Rey de justicia y Rey de paz, sería traer la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Entregándose a sí mismo como ofrenda para el perdón de los pecados de ellos, satisfaciendo la justicia de Dios y estableciendo la paz con los redimidos para con Dios. Nuestro Melquisedec, quien es Cristo merece mucho más que nuestros diezmos, así como los entregó Abraham en Génesis 14:20, el merece nuestra adoración y entrega total, pues él es Dios Hijo, nuestro redentor y salvador.

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