¿Qué es la blasfemia contra El Espíritu Santo?

¿Qué es la blasfemia contra El Espíritu Santo?
Rev. Gilberto M. Rufat

Base Bíblica: Mateo 12:22-37

Contexto

Primero pongamos el pasaje en contexto. ¿Qué fue lo que sucedió? “…fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios”.

Diferentes Interpretaciones

Lo primero que podemos notar es que ante el milagro realizado por Jesús, hubo dos interpretaciones sobre el mismo. Unos decían: “¿Será éste aquel Hijo de David?”, mientras que los fariseos decían: “Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios”. El término “Hijo de David” es una expresión mesiánica, mientras que Beelzebú es un nombre referente al príncipe de los demonios.

Argumentación de Jesús

Lo segundo es la argumentación de Jesús contra los fariseos. Número uno, Jesús les dice cuán absurdo era su razonamiento, señalándoles que el mal no obra en contra del mal.

“Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?”.

Luego, acusa a los fariseos de tergiversar la verdad a sabiendas. “Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces”.

Su argumento final fue que sólo Dios puede obrar sobre el mal. “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”.

Su conclusión y declaración final hacia los fariseos fue “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”.

Jesús sabía que con toda intencionalidad deseaban sólo difamarle, pues el propio milagro evidenciaba no sólo el poder de Dios, sino que Jesús mismo procedía de Dios. ¿No fue ésta la conclusión de un fariseo llamado Nicodemo? “…sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3:2). Por consiguiente, los fariseos no estaban obrando en ignorancia, sino en pleno conocimiento, lo que implica un rechazo no a la acción de Dios, sino al ejecutador de la gracia de Dios, el Espíritu Santo.

Más aun, Jesús les dice que su razonamiento y rechazo estaba ligado a su condición pecaminosa. “O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”.

Conclusión

La blasfemia contra el Espíritu Santo es un rechazo abierto y deliberado contra Dios. Por ende, es un rechazo a la salvación. Si alguien a conciencia rechaza la gracia de Dios, no existe por consiguiente, ninguna otra posibilidad de perdón. Ya que, aunque el hijo (Jesús) es el mediador, no obstante, el Espíritu Santo es el ejecutador o dispensador de la gracia divina. No es que existe un pecado no perdonable, sino que el rechazar al Espíritu de gracia es quedar sin posibilidad alguna de salvación.

Bendiciones…