sábado, 28 de noviembre de 2015

¡Ay de ellos! - Judas 11



¡Ay de ellos!

¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” (Judas 11)

La expresión “¡Ay de ellos!” era la típica pronunciación que encabezaba un juicio venidero de Dios. Los tres ejemplos presentados por Judas; el camino de Caín, el lucro en el error de Balaam y la contradicción de Coré, nos proporcionan tres modelos de cómo operan los falsos maestros en la iglesia.

1- El camino de Caín

¿Cuál es el camino de Caín? La expresión camino – ὁδός significa primariamente camino, carretera o ruta. El camino de Caín metafóricamente representa el curso o rumbo contra los hijos de Dios. “Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” (1Jn. 3:11-12) En otras palabras, los hijos del maligno, atentarán contra la vida de los justos, así como le ocurrió a Abel cuando salió al campo con su hermano Caín (Gn 4:8).

2- El lucro de Balaam

Balaam fue un profeta que fue movido por el lucro, ofreció sus servicios a Balac, rey pagano de Moab. La palabra lucro – μισθός significa salario, recompensa, galardón. De manera, que estos aman las glorias y riquezas del mundo más que a la iglesia. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1Tm. 6:9-10)

3- La contradicción de Coré

Coré fue un levita, quien junto a Datán y Abirám organizaron un levantamiento en contra de la autoridad de Moisés y Aarón. El término contradicción – ἀντιλογία proviene de una palabra compuesta que denota hablar en contra. Estos falsos maestros se levantan en contra del mensaje de la Palabra de Dios y de los verdaderos siervos de Dios. “Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.” (2Tm. 3:8-9)

Conclusión

Debemos tomar muy seriamente la Palabra de Dios cuando dice: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.” (2Tm. 3:1) ¿Por qué? Porque no todos los que se presentan como obreros y hermanos en la fe realmente lo son (Caín y Abel). Porque muchos que aparentarán amar el rebaño de Dios son movidos por el lucro y el amor al dinero (Balaam) y otros, presentándose con autoridad divina, realmente resisten la verdad (Coré).

Pastor Gilberto Rufat

viernes, 27 de noviembre de 2015

La inexcusabilidad de los hombres - Romanos 2:1




Breve REFLEXIÓN

La inexcusabilidad de los hombres

“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Romanos 2:1)

Sin duda alguna, aun los ateos que emiten juicio como los demás, deben preguntarse, sobre qué base moral emiten sus juicios. ¿De dónde surge la moral? ¿Es la moral un valor adquirido y condicionado a nuestro estado o al tiempo en que vivimos? ¿Es la moral algo relativo o absoluto? ¿Pudo la ley moral proceder de la naturaleza de los hombres o tiene un dador externo a ellos?

Independientemente cuál sea en este momento nuestra posición, la realidad es que todos juzgamos. El capítulo dos de Romanos comienza estableciendo que el ser humano, no obstante, a su estado caído, muestra en sí mismo que ha sido objeto de la creación de Dios al juzgar a otros sobre una base moral la que él mismo viola.

La pregunta a hacernos entonces es ¿cómo puede el hombre ser el autor de algo que él mismo viola, circunstancialmente rechaza, pero que a la vez utiliza cuando le conviene?

El hecho de que los seres humanos emitamos juicios implica una base moral, esto es, una valoración, un estándar, un punto de referencia sobre lo bueno y lo malo. Toda base moral tiene un autor o un dador. ¿Podría ser el propio hombre el autor de una ley que no puede cumplir por su incapacidad pecaminosa y la cual a su vez, le condena? Es obvio que no, ya que el deseo del hombre en su estado caído es vivir sin ley.

Resulta irónico y contradictorio que juzguemos a otros con la misma base moral con la que nos rebelamos contra Dios, siendo éste el autor de la ley, la cual emana de su propia naturaleza.

Es importante señalar, que al emitir juicio no solamente hacemos uso de una base moral, sino que evidenciamos conocimiento sobre lo que está mal, lo que nos hace claramente culpables ante Dios. Por cuanto demostramos que no somos ignorantes de la realidad del mal al ver el pecado en otros.

La Biblia enseña que por causa de nuestra naturaleza caída, suprimimos la verdad, así como no nos importa nuestra pecaminosidad, estando habituados al mal (Ro. 1:18-32).

Sin embargo, de acuerdo con la misma base moral con la que juzgamos, seremos juzgados. Por consiguiente, no tenemos excusa, pues Dios nos creó con conciencia moral y nos dio una mente para juzgar con dicha base moral, para que no fueran las emociones, el instinto, ni las pasiones las que nos condujeran, sino su eterna e inmutable sabiduría.

Pastor Gilberto Rufat

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