domingo, 19 de enero de 2014

¿Qué es la verdad?



¿Qué es la verdad?
Rev. Gilberto M. Rufat

Vivimos en un tiempo donde todo tipo de personas habla sobre su verdad. Me pregunto y cuestiono, si primero han pasado el tiempo necesario para comenzar a comprender el significado de la palabra verdad. Estamos en tiempos, donde casi de manera obsesiva, se redefinen términos o palabras tal como las conocíamos y una de ellas es la palabra verdad. Así que, no podemos dar por sentado cuando hablamos o intercambiamos ideas con alguien, que estamos hablando de lo mismo, a no ser, que definamos los términos. De ahí, que debamos comenzar por definir el término verdad.

“El primer teólogo cristiano que intentó una exposición sistemática del concepto de la verdad fue Agustín. Su objetivo inmediato fue refutar el escepticismo. Si la mente del hombre no es capaz de comprender la verdad, particularmente, si el hombre no es capaz de comprender la verdad acerca de Dios, entonces la moralidad y la teología son imposibles.”[i]
 

Según el diccionario de la Real Academia Española, el término verdad proviene del latín veritas, que significa “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente. Cualidad de veraz. Expresión clara, sin rebozo ni lisonja, con que a alguien se le corrige o reprende. Realidad, existencia real de algo.”[ii]

El Diccionario de filosofía de Ferrater Mora, dice: “El vocablo verdad se usa primariamente en dos sentidos: para referirse a una proposición y para referirse a una realidad. En el primer caso se dice de una proposición que es verdadera a diferencia de "falsa". En el segundo caso se dice de una realidad que es verdadera a diferencia de "aparente", "ilusoria", "irreal", "inexistente", etc.[iii]


Por consiguiente, la verdad por definición es exclusiva, se debe ajustar a la realidad de las cosas, es buena para toda persona, es buena en todo lugar y es buena en todo tiempo. Además, su juicio o proposición no puede negarse de manera racional. De forma tal, que la verdad es inmutable, por ende, no puede haber una nueva verdad.

Lo que llamamos una nueva verdad, puede ser visto de dos maneras. Primero, como algo que podría ser nuevo para nosotros. Ejemplo de ello lo vemos, cuando la ciencia descubre algo que en realidad no es más que una verdad antigua que apenas recién conocemos. Ella siempre ha estado allí, pero sucede que acabamos de encontrarla. De la misma manera sucede cuando aseveramos que Cristóbal Colón descubrió el nuevo mundo.

“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.” (Ecl.1:9-10)

La otra forma de entender la nueva verdad es cuando algo novedoso llega a la existencia, hecho que tampoco resulta conflictivo para el absolutismo. Cuando llegue el 1 de enero de 2022, por ejemplo, nacerá una nueva verdad por­que entonces será correcto o verdadero decir: Hoy es 1 de ene­ro de 2022, lo cual nunca antes pudo ser cierto. Las verdades viejas no cambian, sino que las nuevas pueden emerger en cierto momento.”[iv]

De manera que, la verdad en esencia deba provenir del Creador de las cosas, pues solamente él conoce el propósito, significado y valor de lo creado. No obstante, vivimos en un tiempo en donde se dice que toda verdad es relativa. Lo cual es un argumento o proposición insostenible, pues el mismo argumento, a no ser que pueda ser excluido, es relativo, por lo que nada tiene que ver con la verdad y es falso en sí mismo. Algo relativo por definición no es absoluto y hasta que no sea corroborado, está susceptible a ser puesto en cuestión. Por ende, es relativo y no verdadero, puesto que son dos términos diferentes. Así que, una cosa es el término relativo y otra cosa el término verdad.

“Mucha gente dice que toda verdad es realmente verda­dera desde cierto punto de vista o perspectiva. La vieja anécdota de los seis ciegos y el elefante suele usarse para ilustrar esta posición. El ciego que sólo palpo la trompa del animal, dijo que era una serpiente. Otro, le tocó las orejas y concluyó que era un ventilador. El que se tropezó con el cuerpo, dijo que era una pared; y luego de encontrar y tocarle una pata, otro dijo que era un árbol. Otro que le agarró la cola, afirmó que era una cuerda. Por último, el ciego que faltaba, se topó con un afilado colmillo y dijo que era una lanza. Para algunos, esto prueba que lo que uno piensa es ver­dadero, todo depende de la perspectiva que uno tenga de las cosas. Debemos señalar, sin embargo, que todos los ciegos se equivocaron. Ninguna de sus conclusiones fue verdadera; de manera que este ejemplo nada dice de la verdad. Real­mente había una verdad objetiva que todos fallaron en descubrir. Además, afirmar que «toda verdad es asunto de perspectiva», o es una declaración absoluta o es asunto de perspectiva. Si es absoluta, entonces no todas las verdades son cosa de perspectiva, puesto que esa no lo es. Si es asunto de perspectiva, entonces no hay razón para pensar que es absoluta­mente verdadera, sólo es una perspectiva.”[v]

El relativista no obstante enfrenta otros problemas, ya que si fuera posible el relativismo como una verdad, viviríamos en un mundo de contradicciones. Estaríamos sanos y enfermos a la vez. Podríamos estar contentos y enojados. Ahora bien, el talón de Aquiles de los relativistas es que no pueden vivir conforme a su relativismo, ya que no se ajusta a la realidad de la vida. De manera tal, que sólo lo usan convenientemente para juzgar en materias sobre la moral o de ética. 


No usamos relativismo en la ciencia, pues debe ser precisa y exacta. No usamos relativismo en el campo de las finanzas, pues los números deben ser reales y verificables. Tampoco usamos el relativismo en el campo de la salud, pues usted no querrá escuchar sobre un diagnóstico médico en que le digan que usted tiene cáncer, pero que no se preocupe porque el diagnóstico es uno relativo. Usted jamás escuchará un dictamen de un juez pronunciando una sentencia relativa. Y no verá a ningún conductor automotriz, que teniendo un accidente de tránsito y siendo inocente, le diga al policía que la verdad sobre el incidente es relativa. De hecho, la compañía aseguradora no querrá escuchar que usted tuvo la culpa o que fue negligente relativamente. Nadie se sentirá seguro en una relación amorosa en donde al preguntarle a la pareja si le ama, le conteste, “bueno siento un amor relativo.” Las personas desean saber si le aman o no, dejémonos de falacias o cuentos de camino. La verdad no es importante únicamente, sino que no podemos vivir sin ella, pues la incertidumbre nos desconcierta.

Para el relativista, el relativismo ofrece el aparente beneficio de nunca equivocarse porque en la medida en que algo es verdad para mí, pareceré tener la razón. De forma tal, que el relativismo parece ser conveniente, cuando no deseo equivocarme, pero ¿y qué cuando son otros los que se equivocan con relación a nosotros y a nuestra supuesta verdad? Norman Geisler expone que el problema o desventaja del relativismo es que termina limitando tu crecimiento, porque aprender es cambiar una creencia falsa por una verdadera, esto es, una creencia absoluta­mente falsa a una absolutamente verdadera.

Puedo entender que no siempre es fácil poder llegar a la conclusión sobre qué es verdadero, pero ello no debe llevarnos a dudar de que exista la verdad. Es comprensible la declaración de Pilato ante Jesús: “¿Qué es la verdad?” (Jn.18:38) Vivimos como Pilato, en un mundo que ofrece un mercado de ideas, creencias, religiones y filosofías, entre otros y no siempre sabemos cómo determinar lo que es verdadero. Empero, eso no significa que no exista la verdad, como tampoco que no podamos llegar a conocerla. Jesús le dijo a Pilato:

“…Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” (Jn.8:37)

Jesús le dijo varias cosas a Pilato con relación a qué es la verdad. Primeramente, le dijo dónde encontrar la verdad, en Dios. Esto es importante porque como dijimos anteriormente, muchos parten que sea imposible conocer la verdad y por consiguiente, concluyen que únicamente existen perspectivas humanas acerca de la verdad. Segundo, Jesús dijo ser la revelación de la verdad cuando declaró a Pilato: “…Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad” (Jn.8:37). Y tercero, Jesús dijo que todo aquel que quiera conocer la verdad debe oírle. Y es aquí, donde los humanos chocamos, ya que no queremos escuchar la verdad de Dios, pero no es que no pueda ser conocida.

En el evangelio de Juan 14:6, Jesús dijo:

“…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Jn.14:6)

El camino a la verdad es importante porque éste lleva a la vida y por ende, al Padre, a Dios. Observe que Jesús no dijo ser un camino hacia la verdad, sino como la definición de la verdad es exclusiva, él dijo ser el único camino a la verdad. De modo que todo lo que no se sujeta a la realidad de las cosas, como Dios las determinó y al propósito por el cual creó, es falso y por tal razón, no es verdad.

Bibliografía:


[i] Everett F. Harrison, Geoffrey W. Bromiley and Carl F. H. Henry, Diccionario De Teología (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 634.

[ii] Microsoft Encarta 2009. 1993-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[iii] Diccionario de filosofía de Ferrater Mora, Segundo Tomo. Pág. 884

[iv] Norman Geisler. Apologética. Editorial Unilit. 2003. Pág. 324.

[v] Ibid. pág. 311-312.

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