¿Inventó Agustín las doctrinas de la gracia?
Si queremos contestar la pregunta titular solo debemos ver el testimonio de Los Padres de la Iglesia, quienes fueron “maestros y escritores eclesiásticos de los primeros siglos, cuyas enseñanzas dan testimonio de la tradición de la Iglesia”.[25] A sus escritos comúnmente se les refiere como las obras patrísticas, las cuales abarcan el periodo de los primeros seis siglos de la era cristiana. “Se les considera los sucesores inmediatos de los apóstoles en la dirección de la Iglesia y en el mantenimiento de la unidad y pureza de las doctrinas evangélicas”. [26] Sobre el particular, Clayton N. Jefford comenta:
Aquellas personas cuyos puntos de vista la Iglesia consideró fundamentales para el desarrollo de la ortodoxia y la espiritualidad cristianas primitivas. La época de los Padres se divide clásicamente en tres períodos: los años fundacionales (hasta el Concilio de Nicea [325]); el período formativo (hasta el Concilio de Calcedonia [451]); y el ocaso de la era patrística (en la Iglesia latina, hasta la muerte de Gregorio Magno [604] o quizá Isidoro de Sevilla [636]; en la Iglesia griega, hasta la muerte de Juan de Damasco [749]). Considerados como fundadores de la tradición eclesiástica principal, la categoría de Padres incluye a apóstoles, obispos, mártires, apologistas, heresiólogos, teólogos e historiadores.[27]
El profesor Alfonso Ropero puntualiza lo siguiente sobre los Padres Apostólicos del siglo segundo.
Los primeros escritos patrísticos se conocen por Padres Apostólicos, debido a su estrecha relación con los apóstoles, de quienes se cree fueron discípulos directos. Si bien es cierto que, en algunos casos, las modernas investigaciones presentan serias dificultades en afirmar que todos ellos tuvieron contacto directo con los apóstoles, de lo que no hay duda alguna es de que sus escritos son un verdadero tesoro que nos transmite de forma directa el pensamiento y las costumbres de la Iglesia primitiva en su interpretación de las enseñanzas del Señor.[28]
Nuestro propósito en este capítulo no es validar las doctrinas de la gracia sobre las declaraciones de los Padres de la Iglesia. La veracidad de estas doctrinas debe ser establecida o desechada sobre la autoridad de las Sagradas Escrituras, por consiguiente, nuestro propósito es demostrar que las verdades que se comunican en las doctrinas de la gracia pueden ser halladas en los escritos de los Padres de la iglesia, lo que para efectos de este capítulo constituye una evidencia histórica.
A pesar de que nuestra investigación ha tenido un alto costo monetario y un tiempo considerable de investigación, la hemos considerado necesaria, por razón de que algunos académicos y llamados “expertos” han declarado de manera irresponsable que los Padres de la Iglesia nunca hablaron de los temas que son recogidos sistemáticamente en las doctrinas de la gracia. Un ejemplo de lo antes expuesto se encuentra en labios de Ken Johnson, quien afirma que “Podemos ver que antes de Agustín, el calvinismo no se encontraba en la iglesia”.[29] Johnson va más allá de esto y en su libro The Gnostic Origins of Calvinism señala que las doctrinas de la gracia o lo que él llama calvinismo provino del gnosticismo, lo cual es una falacia.
Otros críticos del tema alegan que las doctrinas de la gracia fueron inventadas por Agustín de Hipona (más adelante veremos si esto es cierto o no lo es). Dave Hunt, otro crítico, se expresa sobre el asunto.
Agustín murió en el año 429 d. C., y hasta su época, al menos, no hay la más mínima evidencia de que ningún cristiano haya soñado alguna vez con una propiciación solo para los elegidos. Incluso después de él, la doctrina de una propiciación limitada fue propagada lentamente y recibida parcialmente durante mucho tiempo.[30]
Es cierto que los Padres de la Iglesia no sistematizaron las doctrinas de la gracia como la predestinación o la elección de los santos, pero usaron el mismo lenguaje que hoy usamos y en el mismo sentido que es utilizado por las iglesias reformadas. Alfonso Ropero asegura lo contrario cuando dice:
Es cierto que en los Padres Apostólicos no aparecen los grandes temas teológicos de la elección y justificación de los pecadores tal como se presentan en Pablo, siempre estudiado y siempre por estudiar, pero es que, por un proceso natural de las primeras comunidades cristianas, urgía enfrentar un tema tan paulino como el de la santificación y unidad de la Iglesia, amenazada una y otra vez por quienes convertían su doctrina de la gracia en una excusa para el rechazo de toda norma y modelo de buena conducta; amenazando incluso la integridad social de las comunidades mediante la formación de partidos y subsiguientes cismas. [31]
Ropero afirma que los temas referentes a la elección no aparecen en los escritos de los Padres Apostólicos. Por otra parte, se contradice al afirmar que dichos temas crearon controversia y posteriormente cismas en la iglesia.
A continuación, presentamos un breve extracto de la literatura revisada para propósitos de la presente investigación, la cual evidencia que los Padres de la Iglesia hablaron sobre la elección, la predestinación, la preordenación y el preconocimiento o presciencia de Dios, entre otros. Nos abstendremos en esta obra de comentar sobre dichas citas porque ellas testifican esta verdad por sí mismas. Las hemos colocado en orden desde las más antiguas, iniciando antes del siglo uno hasta el siglo quinto de la era cristiana.
Clemente de Roma (35 - 99 d. C.)
Obra: Epístola a los Corintios
Finalmente, que el Dios omnisciente, Señor de los espíritus y de toda carne, que escogió al Señor Jesucristo, y a nosotros, por medio de Él, como un pueblo peculiar, conceda a cada alma que se llama según su santo y excelente Nombre, fe, temor, paz, paciencia, longanimidad, templanza, castidad y sobriedad, para que podáis agradarle en su Nombre, por medio de nuestro Sumo Sacerdote y guardián Jesucristo, a través del cual sea a Él la gloria y majestad, la potencia y el honor, ahora y para siempre jamás. Amén.[32]
Ignacio de Antioquía (35 - 108 d. C.)
Obra: La Epístola de Ignacio a los Efesios
Ignacio, que también se llama Teóforo, a la Iglesia que está en Éfeso, en Asia, merecidamente muy feliz, siendo bendecida en la grandeza y plenitud de Dios Padre, y predestinada antes del principio de los tiempos, para que sea siempre para una gloria perdurable e inmutable, estando unida y elegida mediante la verdadera pasión por la voluntad del Padre, y Jesucristo, nuestro Dios: Felicidad abundante por Jesucristo, y su gracia inmaculada.[33]
Obra: Epístola de Bernabé
Ahora bien, tres son los decretos del Señor: la esperanza de la vida, que es principio y fin de nuestra fe, y la justicia, que es principio y fin del juicio; el amor de la alegría y regocijo, que son el testimonio de las obras de la justicia. 7. En efecto, el Dueño, por medio de sus profetas, nos dio a conocer lo pasado y lo presente y nos anticipó las primicias del goce de lo por venir.[34]
San Justino (100 - 165 d. C.)
Obra: Diálogo con Trifón
No somos, pues, una plebe despreciable, ni una tribu bárbara, ni una nación de carios o frigios, sino que a nosotros nos escogió Dios (cf. Dt 7:6; 14:2), y se manifestó a los que no preguntaban por Él. "He aquí -dice- que soy Dios para una nación que no había invocado mi nombre" (cf. Is 65:1).[35]
Pues como Noé dio por siervos de dos de sus hijos a la descendencia del tercero (cf. Gn 9:25-27), ahora, por el contrario, vino Cristo para el restablecimiento de los dos hijos libres y de los que entre ellos son esclavos, concediendo los mismos privilegios a todos los que guarden sus mandamientos, al modo que los hijos que a Jacob le nacieron de las esclavas y los de las libres, todos tuvieron igual dignidad (cf. Mt 5:44; Lc 6:27-28, 35-36). Pero conforme al orden y a la presciencia fue predicho lo que sería cada uno (cf. Jr 4:22).[36]
San Ireneo de Lyón (140 - 202 d. C.)
Obra: Adversus Haereses (Contra herejías)
Y el Apóstol Pablo dice en su carta a los Gálatas: «Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gá 4:4), y de nuevo a los Romanos dice: «Acerca del Hijo, el que nació del semen de David según la carne, que fue predestinado por Dios según el Espíritu de santificación por la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor» (Ro 1:3-4).[37]
Es indecente decir que el Dios supremo, libre y dueño de sus acciones, ha tenido que someterse a la necesidad, de modo que haya debido ceder en aquello que no consentía: de esta manera la necesidad sería mayor y más soberana que Dios, pues aquel que tiene más poder es anterior a todo. Desde el principio él debería haber quitado la causa de la necesidad, y no someterse él mismo a la necesidad de conceder cualquier cosa indigna de él. Porque era mejor, más congruente y más divino, librarse desde el principio de cualquier necesidad, que más tarde, arrepentido, tratar de erradicar tantos frutos de la necesidad. Y si el Padre universal está sujeto a la necesidad, debe caer también bajo el dominio del destino, teniendo que aguantar con enfado lo que se hace, no pudiendo evitar que la necesidad y el destino actúen, a semejanza del Zeus de Homero, el cual dice forzado por la necesidad: «Te lo concedí como si lo quisiera, pero contra mi voluntad». Su Abismo se encuentra, pues, sumido como siervo en el abismo de la necesidad y el destino.[38]
Nosotros, los que hemos nacido recientemente, recibimos el crecimiento del que es perfecto y anterior a toda la creación, y el único bueno y excelente; y a semejanza de aquél, para obtener de él el don de la incorrupción, puesto que hemos sido predestinados a existir (Ef 1:11-12) cuando aún no existíamos, según el preconocimiento del Padre (1 P 1:2); y comenzamos a existir por el ministerio del Verbo en los tiempos prefijados.
La nota de Ireneo, en cuanto a lo señalado previamente.
Por un pasaje muy semejante a éste (ver IV, 38,3), nos damos cuenta de que «el que es perfecto y anterior a toda la creación» y que da el crecimiento es, en la mente de San Ireneo, el Espíritu Santo. Una vez más tenemos aquí un texto trinitario: recibimos del Padre la existencia, según su previa elección y preconocimiento, por ministerio del Verbo, y el desarrollo por el de su Espíritu. Este plan de la creación lleva como de la mano a la Economía de la salvación por medio del Verbo hecho carne, para que de nuevo adquiramos la incorrupción.[39]
Clemente de Alejandría (150 - 215 d. C.)
Obra: Protréptico
En efecto, aunque las cabras de los mitos enseñan que los frigios son antiguos, aunque también los poetas escriben que los arcadios fueron anteriores a la luna, aunque incluso algunos hayan soñado que la tierra de los egipcios fue la primera en alumbrar dioses y hombres, sin embargo, antes de este mundo no existió ninguno de ellos, sino que, antes de la fundación del mundo existimos nosotros (cf. Ef 1:4), los que fuimos engendrados primero por Dios, porque era necesario que viviéramos en Él; nosotros, las figuras racionales del Verbo de Dios, estaremos entre los [más] antiguos gracias a Él, porque "en el principio era el Verbo" (Jn 1:1).[40]
Obra: Extractos de Teodoto
Por ello se dice con razón que la Iglesia fue elegida antes de la fundación del mundo (cf. Ef 1:4-12; Ro 8:28; Mt 25:34). (Por tanto), hemos sido reunidos con Él al principio -afirman- y hemos sido manifestados.[41]
Obra: Pedagogo
Este es mi nuevo pacto escrito en el antiguo pacto. La novedad de la palabra no debe, pues, ser motivo de reproche. Pero el Señor también ha dicho en Jeremías: "No digas que eres joven: antes de formarte en el vientre te conocí, y antes de sacarte del seno materno te santifiqué". Esta palabra profética se refiere simbólicamente a nosotros, destinados ante los ojos de Dios a la fe antes de la fundación del mundo; pero ahora recién nacidos, por el reciente cumplimiento de la voluntad de Dios, según la cual nacemos ahora al llamamiento y a la salvación.[42]
Porque "si Dios a los llamados según su designio, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, y los ha escogido, según el bienaventurado Apóstol, para que fuera Él el primogénito entre muchos hermanos" (Ro 8:28-29), ¿cómo no van a ser ateos quienes ultrajan su cuerpo que conforme al del Señor?[43]
Obra: Stromata
Pero sabemos que a los que aman a Dios todo les ayuda hacia el bien, a los que son llamados conforme a su designio. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a éstos también los llamó; mas a los que llamó también los justificó; pero a los que justificó, también los glorificó" (Ro 8:28-30). Mira cómo ha enseñado el martirio por amor.
Porque no es decoroso que el que es ya amigo de Dios, al que Dios predestinó antes de la creación del mundo para ser inscrito en la suma adopción filial (cf. Ef 1:4-5), caiga en los placeres o temores y se encuentre ocupado en la contención de pasiones.[44]
Porque, en verdad, el pacto de salvación, que llega hasta nosotros desde la fundación del mundo, a través de diferentes generaciones y tiempos, es uno, aunque concebido como diferente en cuanto al don. De donde se sigue que hay un solo don inmutable de salvación, dado por un solo Dios, por medio de un solo Señor, que beneficia de muchas maneras. Por lo cual se quita el muro intermedio que separaba al griego del judío, para que haya un pueblo peculiar. Y así ambos se reúnen en la única unidad de la fe; y la selección de ambos es una. Y los elegidos de los elegidos son aquellos que por razón del perfecto conocimiento son llamados [como los mejores] de la Iglesia misma, y honrados con la más augusta gloria-los jueces y gobernantes-cuatro y veinte (duplicándose la gracia) por igual de judíos y griegos.[45]
Porque me atrevería a decir que, de igual manera que ya está predestinado por lo que realiza y cuándo lo alcanzará, así también él mismo, porque está predestinado, posee al que ha amado mediante el conocimiento, no teniendo que conjeturar con dificultad el futuro, como la mayoría, viviendo entre conjeturas, sino habiendo recibido mediante la fe gnóstica lo que para los demás es incierto.[46]
Así, por esencia, por concepto, por principio y por preeminencia afirmamos que es una la Iglesia antigua y universal, constituida "en la unidad de la fe" (Ef 4:13) única, que existe según los propios Testamentos, o mejor, conforme al Testamento único, en (dos) tiempos distintos, que por voluntad del único Dios, por medio del único Señor, reúne a los que ya están inscritos, a los que Dios ha predestinado, al haber conocido que serían justos antes de la creación del mundo (cf. Ro 8:28; Ef 1:4-5).[47]
Porque no es Salvador de unos y de otros no, sino que Él distribuyó su acción benéfica según el grado de aptitud que cada uno tiene, a griegos, a bárbaros y a los predestinados de entre ellos (cf. Ro 8:29-30; Ef 1:4-5), y más tarde llamados servidores fieles y elegidos (cf. Ro 8,30; Tit 1,3; Ap 17,14).[48]
Tertuliano (160 - 220 d. C.)
Obra: Apologético
Los decretos de Dios los conocieron en otro tiempo al proclamarlos los profetas, y ahora los captan cuando se leen en voz alta. Así, tomando de ahí algunas profecías, emulan a la divinidad robándole el don de profecía.[49]
Orígenes (184 - 253 d. C.)
Obra: Comentario de Orígenes al Evangelio de Mateo
Además, uno podría preguntarse en qué momento aquellos que son llamados sus ángeles asumen la custodia de los pequeños señalados por Cristo; si recibieron esta comisión de descargar sobre ellos, desde qué momento "por el lavatorio de la regeneración", a través del cual nacieron "como niños recién nacidos, anhelan la leche razonable que es sin engaño", y ya no están en sujeción a ningún poder malvado; o, si desde su nacimiento habían sido designados, de acuerdo con la presciencia y predestinación de Dios, sobre aquellos a quienes Dios también conoció de antemano, y preordenó para ser conformados a la gloria de Cristo.[50]
Obra: Contra Celso
Ahora bien, Celso opina que se conoce a Dios o por composición con otras cosas, a la manera de la que entre los geómetras se llama síntesis (= composición), o por separación de las otras cosas (= análisis), o por analogía, a la manera de la que entre los mismos geómetras se llama así, y que por lo menos puede uno llegar de este modo "a los umbrales de los buenos" (PLAT., Phileb. 64c). Sin embargo, cuando el Logos de Dios dice: Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo revelare (Mt 11:27), afirma que Dios es conocido por cierta gracia divina, que no se engendra en el alma sin intervención divina, sino por una especie de inspiración. Y, a la verdad, lo probable es que el conocimiento de Dios esté por encima de la naturaleza humana, lo que explicaría haya tantos errores entre los hombres acerca de Dios; y solo por la bondad y amor de Dios a los hombres y por gracia maravillosa y divina llega ese conocimiento a quienes previo la presciencia divina que vivirían de manera digna del Dios que han conocido.[51]
Obra: Tratado sobre la oración
"Torcidos están desde el seno los impíos" (Sal 58:4), y el justo "escogido desde el seno de su madre" (Gá 1:15). Está dicho: "El mayor servirá al menor aun antes de haber nacido, cuando no habían hecho ni bien ni mal, para que se mantuviese la libertad de la elección divina, que depende no de las obras sino del que llama" (Ro 9:11-12; Gn 25:23). De aquí se deduce que es inútil pedir perdón por los pecados o que venga el espíritu de fortaleza para afirmarnos en Cristo todo lo que podamos (Fil 4:13).
Si somos pecadores, hemos sido ya desviados desde el seno materno. Pero si hemos sido elegidos ya en el seno materno nos sucederán las mejores cosas aunque no oremos. ¿Qué había rezado Jacob antes de nacer para que fuese profetizado su dominio sobre Esaú y que éste le sirviese? ¿qué impiedad cometió Esaú antes de nacer para que le odiasen? ¿para qué reza Moisés, como se dice en el Salmo 90, si Dios es su "refugio antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciese tierra y orbe" (Sal 90:12)?
En la Carta a los Efesios acerca de los que se salvan está escrito que el Padre los "eligió en él", en Cristo, "eligiéndonos de antemano, antes de la creación del mundo, para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, para ser santos e inmaculados en su presencia" (Ef 1:4-5). Así, pues, al que ha sido escogido "antes de la creación del mundo" le es imposible separarse de tal elección. Por consiguiente, no tiene necesidad de orar. Si, por el contrario, no ha sido escogido o predestinado, es inútil que ore. No será escuchado aunque rece mil veces. "Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a esos también los llamó; y a los que llamó, a esos también los justificó; a los que justificó a esos también los glorificó" (Ro 8:29-30). ¿Para qué se esforzaba Josías, o para qué oraba y se angustiaba pensando si era o no escuchado, si estaba profetizado expresamente muchos años antes y lo que iba a hacer estaba no solo determinado sino también anunciado de antemano a las multitudes? (2 R 22; 1 R 13:13). ¿Para qué ora Judas si su oración iba a "ser tenida por pecado" (Sal 109:7), pues había sido profetizado muchos años antes, desde los tiempos de David, que iba a perder su oficio y otro iba a ocupar su lugar"? (Hch 1:16-20; Sal 109,7). Puesto que Dios no cambia y de antemano dispone todas las cosas, no tiene razón de ser la plegaria, pues supone que le haría cambiar su plan como si él no hubiese fijado sus decretos de antemano. Como si estuviese esperando la oración de cada persona para ordenar las cosas conforme a la conveniencia de cada cual y solo entonces lo reconoce como bueno, sin haberlo visto de antemano.[52]
Si disfrutamos de libertad, por muchas que sean nuestras inclinaciones a la virtud o al vicio y a cuanto haya de acaecer o no con todas las cosas desde la creación del mundo (Ro 1:20), todo lo conoce Dios antes que exista sea como sea la libertad. Cuanto Dios ha dispuesto previamente teniendo en cuenta lo que ha visto de antemano en los actos de nuestra libertad lo dispuso conforme a los méritos y actuación de nuestra libertad, lo cual está de acuerdo con su providencia y la libertad de nuestras acciones futuras.[53]
Obra: De Principiis
En la canción de Deuteronomio, también se declara proféticamente que debido a los pecados de la generación anterior, se daría la elección de una nación insensata, no otra, ciertamente, que la reunida por Cristo; porque siguen estas palabras controladas: "Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; hiciéronme ensañar con sus vanidades: Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, con gente insensata los haré ensañar" (Dt 32:21). Podemos ver cómo los hebreos, de quienes se dice que han provocado la cólera de Dios mediante los ídolos, que no son dioses, y excitado su ira por sus imágenes, también serán movidos a celos mediante una nación insensata, que Dios ha escogido por el advenimiento de Jesucristo y sus discípulos. Lo siguiente es el lenguaje del apóstol: "Porque mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles; antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es" (1 Co 1:26-28). El Israel carnal, por lo tanto, no debería jactarse; ya que tal es el término usado por el apóstol: "Para que ninguna carne se jacte en su presencia" (v. 29).[54]
La naturaleza de cuerpos nos es clara de un modo, la de los árboles de otro, la de los animales en un tercero; por otra parte, la naturaleza de almas nos es ocultada de modo diferente; y la manera en la cual los diversos movimientos del entendimiento racional están ordenados por la providencia, elude la visión del hombre en un grado más grande y hasta, en mi opinión, en un grado no pequeño la de los ángeles también.[55]
Novaciano (220 - 258 d. C.)
Obra: Tratado de Novaciano sobre la Trinidad
… Cristo era en sustancia antes de la fundación del mundo. Porque Él es "el Verbo por el cual fueron hechas todas las cosas, y sin el cual nada fue hecho". Porque aunque se diga que Él es glorioso en la predestinación, y que esta predestinación fue antes de la fundación del mundo, manténgase el orden, y antes de Él un número considerable de hombres estaba destinado a la gloria. Pues con respecto a ese destino, se percibirá que Cristo es menos que los demás si se le designa con posterioridad a ellos. Porque si esta gloria estaba en la predestinación, Cristo recibió esa predestinación a la gloria el último de todos; pues antes de Él se verá que Adán fue predestinado, y Abel, y Enoc, y Noé, y Abraham, y muchos otros. Pues, puesto que en Dios está dispuesto el orden de todo, tanto de las personas como de las cosas, se dirá que muchos fueron predestinados antes de esta predestinación de Cristo a la gloria.[56]
Eusebio de Cesarea (263 - 339 d. C.)
Obra: Historia Eclesiástica
»Pero los hechos ponen de manifiesto cómo nos acercamos nosotros a nuestras propias Escrituras. Y es que, habiendo transcurrido ya tanto tiempo, nadie se ha atrevido a añadir ni quitar ni cambiar de ellas nada, antes bien, a todos los judíos es connatural, ya desde su nacimiento, el creer que esos escritos son decretos de Dios, y el aferrarse a ellos y morir gustosos por ellos en caso necesario».[57]
La gente de allí le recibió con los mejores sentimientos y ya no le permitieron regresar a su país, conforme a otra revelación que también ellos habían tenido durante la noche y según una voz que se dejó oír clarísima a los más celosos de entre ellos, pues les indicaba que se adelantasen fuera de las puertas de la ciudad y recibiesen al obispo que Dios les había predestinado. Después de obrar así, con el común parecer de los obispos que regían las iglesias circundantes, obligaron a Alejandro a permanecer allí forzosamente.[58]
Atanasio de Alejandría (296 - 373 d. C.)
Obra: Cuatro discursos contra los arrianos
¿Cómo, pues, nos eligió antes de que existiéramos, sino porque, como él mismo dice, en Él estábamos representados de antemano? ¿Y cómo, antes de que los hombres fueran creados, nos predestinó a la adopción, sino porque el Hijo mismo fue "fundado antes que el mundo", tomando sobre Sí la economía que era por nosotros? ¿O cómo, como sigue diciendo el Apóstol, tenemos 'una herencia siendo predestinados', sino que el Señor mismo fue fundado 'antes del mundo', en cuanto que Él tenía el propósito, por nuestro bien, de tomar sobre Sí por medio de la carne toda esa herencia de juicio que yacía contra nosotros, y desde entonces fuimos hechos hijos en Él? ¿Y cómo la recibimos 'antes de que el mundo fuera', cuando todavía no éramos en el ser, sino después en el tiempo, sino que en Cristo fue almacenada la gracia que ha llegado hasta nosotros?[59]
San Gregorio de Nisa (330 - 394 d. C.)
Obra: La gran catequesis
¿Y cómo podría nadie explicar uno por uno los milagros del evangelio? Al considerar poder tan grande, el enemigo vio que en aquel contrato lo que se le proponía era más que lo que él retenía. Por esta razón escogió que fuese Él el rescate de los que se hallaban cautivos en el calabozo de la muerte. Sin embargo, no le era posible clavar la mirada en la desnuda imagen de Dios sin que contemplara en Él alguna parte de la carne que ya tenía subyugada mediante el pecado.[60]
San Jerónimo (342 - 420 d. C.)
Obra: Cartas de San Jerónimo
Porque todo lo que precede a las obras debe contarse por gracia; aunque, sin duda, Dios previó el futuro cuando santificó a Jeremías cuando aún no había nacido, cuando hizo saltar a Juan en el vientre de su madre, y cuando, antes de la fundación del mundo, apartó a Pablo para predicar el evangelio de su hijo.[61]
Juan Crisóstomo (347 - 407 d. C.)
Obra: Homilías de Hechos de los Apóstoles
Entonces, habiendo caído en la mención de ese sacrilego ultrajante, observen cómo se esfuerza por librarlos del crimen: "Él", dice, "siendo por el determinado consejo y presciencia de Dios entregado": (v. 23) [Añadiendo sin embargo,] "tomasteis, y por manos inicuas crucificasteis y matasteis:" porque aunque estaba predeterminado, aún así eran asesinos. ["Por el determinado consejo y presciencia de Dios:"] usando todas las mismas palabras que José usó; cuando dijo a sus hermanos; "No os enfadéis unos con otros por el camino: Dios me ha enviado aquí" (Gn 45:5.24).[62]
Obra: Homilías de la epístola a los Efesios
¿Qué quiere decir: "Nos eligió en Él"? Por medio de la fe que está en Él, Cristo, quiere decir, felizmente ordenó esto para nosotros antes de que naciéramos; más aún, antes de la fundación del mundo. Y es hermosa esa palabra "fundación", como si estuviera señalando al mundo como arrojado desde alguna vasta altura. Sí, vasta en verdad e inefable es la altura de Dios, tan alejada no en lugar sino en incomunicabilidad de la naturaleza; ¡tan amplia la distancia entre la creación y el Creador! Una palabra que los herejes se avergonzarán de oír.
Pero ¿por qué nos ha elegido? "Para que fuésemos santos y sin mancha delante de él". Para que cuando oigas que "nos ha escogido" no te imagines que la fe sola es suficiente, procede a añadir la vida y la conducta. Con este fin, dice, nos ha escogido, y con esta condición, "para que seamos santos y sin mancha".[63]
Juan Casiano (360 - 435 d. C.)
Obra: Las conferencias de Juan Casiano
Porque esto sobre todo nos enseña esa inapreciable sentencia, porque aunque el fin de cada hombre le es conocido de antemano antes de su nacimiento, sin embargo de algún modo ordena todas las cosas por un plan y método para todos, y con respecto a la disposición del hombre, que decide sobre todo no por el mero ejercicio de Su poder, ni según el inefable conocimiento que posee Su Presciencia, sino según las acciones presentes de los hombres, y rechaza o atrae hacia Sí a cada uno, y diariamente concede o niega Su gracia. Y que esto es así nos lo muestra también la elección de Saúl, de cuyo miserable fin la presciencia de Dios ciertamente no podía ser ignorante, y sin embargo lo eligió entre tantos miles de Israel y lo ungió rey, premiando los méritos entonces existentes de su vida, y no considerando el pecado de su caída venidera, de modo que después que se convirtió en réprobo, Dios se queja casi en términos humanos y, con sentimientos de hombre, como si se arrepintiera de su elección, diciendo: "Me arrepiento de haber puesto por rey a Saúl; porque me ha desamparado, y no ha cumplido mis palabras"; y otra vez: "Pero Samuel se entristeció por Saúl, porque el Señor se arrepintió de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel".[64]
Constituciones apostólicas (375 - 380 d. C.)
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que conoces todas las cosas antes de que sucedan; Tú que designaste las reglas de la Iglesia por la palabra de tu gracia que designaste de antemano la raza justa desde el principio que vino de Abraham para ser gobernantes, y los constituiste sacerdotes, no dejando tu santuario sin ministros; que desde la fundación del mundo te deleitaste en aquellos que Tú escogiste para ser glorificados en ellos …[65]
León I el Magno (390 - 461 d. C.)
Obra: Sermones
La misericordia y la justicia de Dios, queridos hermanos, nos ha revelado en amorosa bondad a través de las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, la forma de sus retribuciones, tal como han sido ordenadas desde la fundación del mundo, para que aceptando el significado de los hechos podamos tomar lo que creemos que sucederá, como si ya hubiera sucedido.[66]
Conclusión
Luego de haber presentado una muestra de algunas de las referencias de los escritos de los Padres de la Iglesia a temas como los decretos de Dios, la elección, la reprobación y la predestinación, entre otros, hemos evidenciado que Agustín no inventó las llamadas doctrinas de la gracia. Este solamente sistematizó la soteriología o la doctrina de la salvación presentada en las Sagradas Escrituras de una manera clara, lógica y armoniosa.
Finalmente, esperamos que haya quedado claro por qué no podemos estar aceptando como veraz todo lo que escuchamos y leemos. No es correcto ni sabio repetir lo que otros afirman con tanta vehemencia, ya que podríamos estar propagando una mentira. Le recordamos al lector que la buena intención y el buen corazón no hacen de la mentira una verdad. Las doctrinas de la gracia son bíblicas. Ellas se encuentran temprano en el pensamiento de los seguidores de los apóstoles, así que no fueron inventadas siglos después como algunos aseveran falsamente y otros incautos repiten.
Bibliografía:
Adjunto el enlace al libro en Amazon: https://a.co/d/iXfU2to
Pastor, Dr. Gilberto Miguel Rufat
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