"Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!" (Lucas 15:17)
La
condición pecaminosa en el hombre es tal, que le hace alucinar arroyos,
en donde no hay agua y ve placeres y satisfacción, en donde Dios ve
dolor y muerte. Así salió el hijo pródigo en la búsqueda de su propia
perdición, al abandonar al padre, presumiendo encontrar algo mejor.
Nuestras
insatisfaciones no son el producto de una falla en la manera en la que
Dios nos creó. Éstas son el resultado de buscar suplir nuestras
necesidades en lugares equivocados.
Por ejemplo, usted no puede
suplir la necesidad de hambre, haciendo ejercicios, como tampoco puede
suplir la necesidad de apoyo y compañía, con eventos casuales de sexo.
Dios diseñó la manera de satisfacer cada área de nuestra vida.
Todos
sabemos que hay necesidades más apremiantes que otras, sin embargo, no
existe una más importante que aquella que tiene que ver con el alma. De
manera que ésta tampoco puede ser sustituida por otra.
Sólo Dios
puede satisfacer la necesidad del perdón y devolver la paz al corazón.
No busque más, levántese y diríjase con fe a Jesucristo. No pase un día
más insatisfecho, cuando en la casa de Papá hay abundancia de pan para
todos.
pastor Gilberto Rufat
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