“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32)
Hay al menos, tres verdades contenidas en este versículo:
1- Dios no escatimó en nada con relación a nuestro rescate, pues
entregó a su propio Hijo como paga por nuestro rescate.
2- El creyente debe confiar que el rescate ha cubierto la totalidad de la deuda.
3- Que podemos confiar en que Dios de la misma manera, proveerá para las demás necesidades de nuestra vida.
Hoy escuchamos de niños y adultos secuestrados, por quienes se pide gran cantidad de dinero en rescate y con ello vemos, cómo sufren estas familias tratando de ver cómo consiguen el dinero requerido para rescatar a su pariente, hijo o esposa, entre otros.
Si alguna vez se ha preguntado, si Dios le ama o cuánto le ama, debería serle suficiente el que Dios pensara en usted y que no escatimara en cosa alguna para salvarle. Esto significa que usted es muy importante para él, pues de lo contrario, Dios no hubiese satisfecho la demanda de nuestro pecado, el que exigía nuestra muerte.
pastor Gilberto Rufat
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