"Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero."
(1 Juan 4:19)
El mensaje del evangelio presenta con claridad que nuestra respuesta a Dios siempre será secundaria. Le amamos porque él nos amó primero, segundo, porque él derramó su amor en nosotros y tercero, porque su gracia permite que podamos corresponderle.
Aún así, no le amamos como deberíamos amarle. Nuestra respuesta a la gracia divina muchas veces parece ser una vaga. Lamentablemente, somos más dados a ser ingratos que agradecidos. Sin embargo, Dios nos ofrece una nueva oportunidad de corresponderle y de evidenciarse en nuestra vida que le amamos cada día.
Ciertamente, nos preocupan diferentes relaciones interpersonales, cuando la realidad es que todas las relaciones dependen primeramente de nuestra relación con Dios. Sólo Dios puede satisfacernos completamente y puede darle sentido a nuestra vida, de manera que estemos en la posición de dar y no de esperar recibir con cada relación. Haga a Dios el centro de su vida y verá cómo todo comenzará a girar en torno a él.
pastor Gilberto Rufat
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