“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a
ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” (Romanos 1:1)
La palabra siervo
implica una posición de sumisión. Siervo del griego “doúlos”
significa
esclavo,
literalmente o figurativamente, involuntario o voluntario, por lo tanto,
implica sujeción o subordinación. El apóstol no pretende
ser reconocido con ningún otro título mayor que éste.
La libertad no reside
en hacer con nuestra vida lo que nos da la gana o nos parece mejor, sino que
radica en la disposición de la voluntad en sujetarse a la voluntad divina. Dios
nunca nos dio el derecho de vivir en desobediencia.
No conozco a nadie que
viviendo y haciendo lo que le da la gana o lo que le parece, viva y disfrute de
libertad. La sumisión en la vida cristiana no es una opción hacia la libertad,
sino que es el camino a transitar, pues es más que una sugerencia, es un
mandato. La obediencia a Dios es el verdadero camino a la libertad.
pastor Gilberto Rufat
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