“entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo.” (2Pedro 1:20-21)
Comentario:
La carta de 2Pedro es una advertencia sobre
la apostasía que se avecinaba. Los creyentes debían estar apercibidos y permanecer
firmes en la palabra profética (2P.1:19). Por cuanto fuera del marco de la
Escritura, se entra en aguas de especulación, subjetivismo, alegorismos y todo
tipo de invento.
Sin embargo, es precisamente la misma
palabra profética, la que los falsos maestros torcerían para su perdición (2P.3:16).
Por consiguiente, es importante destacar, que un buen maestro debe enseñar la Biblia
e igualmente, interpretarla correctamente. Una cualidad visible de alguien que Dios
llamó al ministerio, es que es apto para enseñar (1Tm.3:2,6).
Consideraciones que debemos tener en cuenta
al acercarnos a la palabra de Dios, a modo de conocer si el mensaje, así como
el mensajero proviene de Dios.
1- Ninguna profecía es de interpretación privada.
La interpretación no es privada.
Significa, que la explicación del mensaje surge a partir del propio contexto histórico
de la profecía.
2- Los santos hombres de Dios fueron inspirados.
3- El autor de la Palabra es el Espíritu Santo.
Cualquier persona que cambie
a conciencia o por ignorancia el propósito para el cual la Palabra fue
inspirada, es un falso maestro, pues la intención del corazón no elimina el
error.
Conclusión:
Ningún maestro de la Biblia verdadero reclamará
ni aceptará crédito alguno por algo que no procede de él, como tampoco se atreverá
a cambiarle el sentido, propósito e interpretación de lo que divinamente fue inspirado
por el Espíritu de Dios.
pastor Gilberto Rufat
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