LA REENCARNACIÓN Y SUS EVIDENCIAS
Por: Dr. Donald T. Moore
La
doctrina de la reencarnación forma parte de las antiguas escrituras de
muchas sectas hindúes y del budismo. Su influencia en el occidente se ha
palpado en el campo de la filosofía desde los tiempos de Platón, que
probablemente fue influenciado por las religiones de la India. Sin
embargo, desde el siglo pasado su influencia ha intensificado en el
occidente y en Puerto Rico donde su aceptación ha sido principalmente en
círculos espiritistas[1], aunque también se palpa en las sectas orientales.[2]
Existen diferentes definiciones de la reencarnación la cual a veces
se llama la trasmigración del alma y la metempsicosis. Debido a la
influencia predominante espiritista en este país, nuestro enfoque será
principalmente en relación con su posición y, en particular, con las
formaciones doctrinales de Allan Kardec, el codificador de este
movimiento. No obstante, algunas de las ideas expuestas aplicaran
también a los sistemas doctrinales de los creyentes en la reencarnación
de la Nueva Era y de las religiones de India.
Una nota adicional acerca del enfoque de este estudio: hay que
analizar esta doctrina dentro del contexto amplio de su pensamiento para
poder entender su significado dentro del credo espiritista o espírita.
En otras palabras, no se puede aislar la reencarnación de otras ideas
relacionadas con todo el sistema.
Definición y contexto de la reencarnación
Según Allan Kardec, existen cuatro posibles alternativas para el ser
humano en su porvenir de ultratumba. Según la creencia materialista o
nihilista, lo que le espera es la nada. Según la creencia panteísta (de
la Nueva Era y las religiones de la India), lo que espera el alma es la
absorción en el todo universal. Según la iglesia cristiana, le espera la
individualidad con la determinación definitiva de su destino a la vida
eterna o la muerte, o el cielo o el infierno. Según la doctrina
espiritista, le espera la individualidad con progresión indefinida.
Esto significa que el espíritu individual de cada persona
progresará indefinidamente por medio del proceso de la reencarnación, la
cual quiere decir la "vuelta del espíritu a la vida corporal" o la
"pluralidad de existencias" del espíritu en cuerpos humanos. Esta
doctrina es una de cinco postulados básicos de los que se autodenominan
espiritistas científicos.
Para ellos el espíritu y el alma son lo mismo. Dicha entidad
preexiste su entrada y habitación en un cuerpo humano y continúa su
existencia posterior al deceso de la carne.[3] En
tu caso personal quiere decir que tú no comenzaste a existir cuando
naciste, sino que tu espíritu existía en otros cuerpos antes y que
después de la muerte de tu cuerpo ese mismo espíritu continuará viviendo
individualmente. De modo que se trata de un dualismo completo o
absoluto entre el cuerpo y el espíritu (alma).
Este proceso de la reencarnación obedece unas leyes justas y buenas
creadas por un Dios justo las cuales rigen la existencia de todo
espíritu, tanto encarnado como desencarnado. La primera es la ley
inexorable de la progresión o la evolución. El espíritu ha de vivir
múltiples vidas para poder alcanzar su meta de una vida perfecta que a
su vez cuando la logre, ya no tiene que reencarnar más, porque ha
llegado a la suprema felicidad donde como "espíritu puro o
bienaventurado" servirá de mensajero (ángel) de Dios. De manera que el
espíritu tiene que purgarse o expiar a sí mismo de sus imperfecciones y
para esto dispone de todas las oportunidades que necesita en las
múltiples existencias. Dicho proceso obedece otra ley inexorable, la ley
de karma.
Esta
ley kármica de causa y efecto que rige a todos los espíritus estipula
que las obras buenas tienen que ser más que las malas para poder purgar
el espíritu. Para alcanzar una expiación completa se necesita muchas
vidas humanas. Una vez que se haya logrado la perfección, la necesidad
de reencarnar ya no existe. Mientras tanto, la condición de la vida de
uno varía en cada "encarnación"[4] de acuerdo a los méritos o desméritos en su vida anterior.
Significa la ley de karma que lo que es uno ahora es el resultado de
lo que pensó e hizo en la vida en el pasado ya que lo que piensa y hace
ahora determina lo que será en una vida en el futuro Por eso como
manera de expiación algunos nacen ciegos, sordos o paralíticos,
tullidos, leprosos, anormales, pordioseros o esclavos.[5]
De otro lado otros disfrutan de la salud y la prosperidad. ¿Por qué
esta diferencia? ¿Cuál principio determina la condición de vivencia de
uno, sea con sufrimiento o felicidad, sea uno talentoso o un retardo
mental, o que uno nazca en una familia rica o pobre? ¿Rige aquí la
Divina Providencia, un destino ciego o la ley de karma? Para los
creyentes en la reencarnación, si fuera un ser divino rigiendo la única
vida de uno sería un Dios injusto. Pero no se trata de un Dios injusto
sino la ley kármica la que determina nuestra condición a base de los
méritos de nuestro espíritu en la existencia anterior. Además, a base de
las acciones de uno en esta existencia, la próxima debe ser mejor,
igual o peor.
De
manera que la doctrina de la reencarnación, la cual muchos consideran un
hecho y no una teoría, tiene dos ventajas. Primero, provee al hombre
con una esperanza eterna de que podrá expiarse de lo malo, y segundo,
libra Dios de la culpa por las injusticias e inequidades obvias que
sufrimos en esta vida. Resulta ser, por lo tanto, una teodicea, una
defensa para justificar a Dios.[6]
La evidencia a favor y en contra de la reencarnación La evidencia
presentada por los espiritistas a favor de la reencarnación es variada.
Hay la evidencia de los espíritus, la cual sirvió como base para la
codificación de Allan Kardec, la evidencia bíblica, la filosófica y la
empírica, que involucra los recuerdos de ciertas personas y las
investigaciones de la parasicología moderna.
La evidencia de los espíritus y de la Biblia
La evidencia del espiritismo científico para la reencarnación tiene
base en el uso del método científico en términos de clasificación de la
data coleccionada en los centros espiritistas. En el caso de Allan
Kardec a base de las experiencias y publicaciones de las revelaciones de
los espíritus este autor francés del siglo antepasado codificó sus
enseñanzas en libros.[7] Entre las doctrinas
reveladas fue la reencarnación. Es muy significativo notar que la
creencia espiritista se funda en las revelaciones de los espíritus. Y
según ellos ¿quiénes son ellos? Son almas de los difuntos seres humanos.
Si eso es cierto,[8] entonces nos lleva a la
conclusión de que su autoridad es finita o humana o por lo menos
proviene de fuentes que no son omniscientes; ya que no saben todo, están
limitados en sus conocimientos. ¿Puede uno confiar completamente en los
testimonios de estos seres, especialmente cuando son de dos clases ‑‑
espíritus de luz y de tinieblas? ¿No sería mejor buscar una autoridad
más fidedigna? ¿Una que siempre dice la verdad? El cristiano afirma que
la tiene en la autoridad del Infinito, de Dios, en sus Sagradas
Escrituras.
Y la
Biblia ¿concuerda con la doctrina de la reencarnación? El espiritista
afirma que sí mientras el cristiano dice que no. Para eso es necesario
examinar con sumo cuidado los textos donde hay desacuerdo. Para el
espiritista Gálatas 6:7 expresa la ley de karma y Juan el Bautista fue
la reencarnación de Elías. Además, Jesús en su conversación con Nicodemo
le dijo claramente que todos tenían que renacer (Jn 3:3, 7) y aún más
Jesús mismo afirmó en Juan 8:58 que tuvo una encarnación anterior en la
tierra. Además los espiritistas insisten que los espíritus han revelado
una interpretación y revelación superior a lo que entendían los
apóstoles.
Para
el cristiano estos textos han sido interpretados incorrectamente. Son
sacados fuera de su contexto y se les impone un sentido que no tenían
originalmente. En Gálatas 6:7 Pablo no quiere decir que las
consecuencias de las obras de esta vida se sufrirá en una próxima. El
apóstol está recalcando que todo hombre tiene que rendir cuentas a un
Dios personal el cual no puede ser burlado por cualquiera que intente
engañarle (6:7). Mientras que las consecuencias de una mala vida
conlleva la muerte (6:8) ‑‑ no otra vida después en otro cuerpo, la
recompensa para una buena vida será la vida eterna[9]
(6:8) ‑‑ no otra vida reencarnada que envuelve pruebas o expiaciones en
la tierra. Por lo tanto este verso en su contexto original no enseña la ley de karma.
Además, Jesús niega o contradice la ley de karma en el caso de un hombre que nació ciego (Jn 9:1‑3).[10]
Cuando los discípulos le preguntaron acerca de la relación entre su
ceguera y su pecado y la de sus padres, las mismas preguntas presuponían
la creencia judía del sufrimiento retributivo (compara a Job) y del
castigo de los hijos por los pecados de los padres (vea ejemplo en Ex.
20:5). Jesús no los contestó a basa de una existencia anterior de su
alma, más bien les dijo que su impedimento serviría para la gloria de
Dios. De manera que Dios iba ser glorificado por medio de la sanación
que Jesús iba a efectuar.[11] Efectivamente el
hombre sanado glorificó a Dios. Está implícita, entonces que cualquier
condición congénita de impedimento puede servir para la glorificación de
Dios.
Además, la
ley inexorable e inmutable de karma significa que se le exige al hombre
expiar o purgar a sí mismo por sus propios errores, equivocaciones y
maldades en la vida. Es una ley rígida que sin misericordia demanda de
uno lo que se merece. Le reclama de uno todo y no da nada. Tampoco pasa
por alto nada, se acuerda de todo. Lo contrario encontramos en la
Biblia. Con misericordia, compasión, bondad y gracia Cristo ofrece un
perdón completo, permitiendo un nuevo comienzo en esta vida (2 Cor
5:17). Además, ya que nosotros nunca podemos ser perfectos mediante la
obediencia a la ley de Moisés (Gál. 3:10-12) o cualquier otra, nos
imputa o atribuye la perfección de Cristo (Ro 4:6). Eso hace innecesario
a que vivamos múltiples vidas con el fin de lograr la perfección por
medio de los méritos personales. De hecho el ser humano por sí y en sí
nunca puede ser perfecto. Por lo tanto, en realidad la ley de karma le
condenará a los espíritus a una eternidad de existencias en cuerpos para
expiar lo que es imposible.
¿Enseña Jesús la reencarnación cuando le dijo a Nicodemo que tenía
que nacer de nuevo o de arriba? Al escucharle, Nicodemo inmediatamente
pensó en otro nacimiento físico de sí mismo engendrado por su propia
madre, pero Jesús aclaró esto indicando una diferencia entre el
nacimiento corporal y el espiritual. Este contexto hace claro que Jesús
hablaba de un renacer durante esta vida corporal como precondición para
la vida eterna (Jn 3:1-18). Esto significa que la salvación tiene que
ver con una regeneración espiritual durante esta vida terrenal.
¿Fue Juan el Bautista la reencarnación de Elías? Es decir, enseña la
Biblia que el espíritu o alma de Elías encarnó en el cuerpo de Juan el
Bautista con el fin de expiar los defectos de su existencia anterior?
Juan el Bautista negó que él fuera Elías[12] (Jn
1:21) mientras que el ángel predijo que Juan vendría "con el espíritu y
poder de Elías" (Lu 1:17) y Jesús dijo que sí cumplía con la profecía de
Malaquías (3:1 y 4:5) y la expectativa del pueblo (Mt 11:11‑14; Mc
9:11‑13).[13] Además, en el monte de la
transfiguración después de la vida y muerte de Juan el Bautista, Elías
se presentó como Elías ‑‑ no como Juan como hubiera sido en caso de la
reencarnación de Elías en el Bautista; obviamente retuvo su propia
identidad en su propio cuerpo, por eso los discípulos que habían visto a
Juan antes de su muerte no confundieron a los dos. Le reconocieron como
Elías y no como Juan, una "encarnación" de Elías o su espíritu. Tampoco
fue una ilusión,[14] ya que fueron tres los testigos que vieron con sus propios ojos la conversación de Jesús con los otros dos.
Está claro, entonces que la profecía de Malaquías y la
interpretación popular de la gente se cumplía en Juan el Bautista. Fue
un profeta-reformador que manifestaba el mismo celo por su Dios como
Elías y que venía antes del Mesías, pero no era la misma persona.[15]
En realidad su ropa (Mc 1:6), su ascetismo (Mt 11:18), su ministerio en
el desierto (Mc 1:4; Mt 11:7) y su atrevida denunciación de los
poderosos (Lu 3:7-14; Mc 6:18) todo recordaba al pueblo de Elías y
sugería que de veras este profeta había venido para hacer una obra
reformadora parecida a la del otro profeta. De manera que Juan el
Bautista cumplió el rol de Elías; tenía el mismo poder con las mismas
características. Cabe señalar que aunque estos se refieren a tradiciones
populares marginales al evangelio, es evidente que no afirman el
renacimiento del muerto Elías en otro cuerpo, sino el retorno de Elías
en el mismo cuerpo que tenía cuando subió al cielo. Segundo Reyes 2:9-18
hace claro que Elías nunca murió, sino fue llevado vivo al cielo en
alma y cuerpo. Esto sabían los israelitas, y por eso muchos esperaban su
regreso. Para la reencarnación uno tiene que morir primero para librar
el espíritu, luego el espíritu entra en otro cuerpo. Ya que Elías nunca murió, no había manera que él reencarnara en Juan el Bautista.
¿Quiere decir "Antes de Abraham Yo soy" que Jesús existía en otro(s)
cuerpo(s) en la tierra anterior al siglo I? El contexto de la cita de
Jesús en Éxodo 3:14 no apoya esa interpretación. Ya esa interpretación.
YO SOY se deriva del raíz para el nombre de Jehová o Yahvé (YHWH). Es
otra manera de referirse a Dios, implicando su eternidad como Creador.
En Juan 8:58, entonces,
Jesús reclama ser Dios mismo en la carne. Es obvio que los judíos lo
entendieron de esa manera, porque comenzaron a recoger piedras para
apedrearlo a la muerte por una afirmación que para ellos era blasfemia.
De otro lado, desde el punto de vista cristiano los pasajes bíblicos
que en sí se refieren a la idea de la reencarnación que han sido
interpretados como referencia a ella son muy escasos. Sin embargo, otros
que claramente contradicen a esta doctrina son Hebreos 9:27, y los
versículos que eliminan los méritos como condición de la salvación y los
textos que enseñan la resurrección del cuerpo.
En Hebreos 9:27 el escritor sagrado señala la superioridad del
sacrificio de Cristo por nuestros pecados sobre las ofrendas del antiguo
pacto, porque su sacrificio se hizo una sola vez para siempre. En forma
parecida una sola vez es el número de veces establecido para que todo ser humano tenga que morir; luego después de una sola existencia en el cuerpo viene el juicio final. Establecido (apokeimai
en el griego) sugiere algo fijo y permanente que ni varia ni puede ser
cambiado. Expresa la certeza del futuro del hombre tal como está
instituido en la voluntad de Dios. El pasaje quiere decir que la
ordenanza divina a la cual es sujeta al hombre ha decretado que la
muerte y el juicio final le aguardan o esperan invariablemente.[16]
Por lo tanto, todo ser humano tiene que pasar por la experiencia de la
muerte únicamente una sola vez. El dualismo absoluto del espiritismo
afirma que se refiere al cuerpo y no al espíritu, pero para los autores
sagrados la esencia de uno tiene un vínculo que le une para siempre a un
cuerpo. Cabe señalar también que en este pasaje y otros el juicio del
hombre elimina una oportunidad posterior de seguir purgándose por medio
de existencias posteriores, porque el juicio se lleva a cabo con la
muerte.[17] De hecho la gracia de Dios y la imputación o la atribución de la perfección de Cristo al creyente lo hace innecesaria.
Concluimos, pues, que la Biblia hace claro que tenemos una sola vida
para reconciliarnos con Dios y no un número ilimitado de oportunidades
para una evolución espiritual. Por eso el mismo libro señala que "Hoy es
el día de salvación" (2 Cor 6:2), el momento oportuno para responder a
la voz de Dios en vez de insistir en que le queda bastante tiempo para
escuchar y ser salvo.
La doctrina de la reencarnación tiene como base fundamental los
méritos personales de los seres humanos para alcanzar su perfección
absoluta. La ley castiga y premia a todos según sus obras. Las buenas
tienen que superar las malas para lograr la salvación de nunca tener que
encarnarse en cuerpo humano otra vez jamás. Por lo tanto, todo depende
de los deseos, la voluntad y los esfuerzos del hombre. Es por eso que
necesita muchas existencias u oportunidades para seguir expiándose poco a
poco. No hay una sola imperfección del espíritu que no lleva consigo
sus consecuencias modestas e inevitables. Existen tres condiciones para
borrar las huellas de una falta y sus consecuencias: el arrepentimiento,
la expiación y la reparación.
La fórmula bíblica y apostólica de la salvación es completamente
contraria, porque descansa sobre los méritos de un Salvador perfecto que
ya pagó el precio completo por medio de un sacrificio expiatorio (Heb
2:17), y de esa manera juzga al ser humano inocente y le justifica o le
exonera o le perdona a base de los méritos del que fue perfecto
atribuyéndoles al imperfecto (Heb 10:13-14). Una sola violación de la
ley de Moisés o cualquier ley, incapacita a uno para siempre de poder
merecer la salvación (Gál 3:10-14), no importando el número de vidas
vividas ‑‑ asumiendo, por supuesto, de que hay continuidad en cada
existencia.
Para
el creyente de la reencarnación su esperanza recae en las muchas vidas
que le otorgan las muchas oportunidades para alcanzar su salvación. Para
el cristiano su esperanza está en la resurrección del cuerpo (Jn 5:28; 1
Cor 15). Para el primero el cuerpo es el medio, el vehículo o
instrumento temporero que deshace y desaparece para siempre al morir el
ser humano, porque es desechable, no forma parte de la esencia
espiritual del hombre mientras el espíritu pasa por una etapa de
reciclaje. El espíritu que es la parte eterna es lo que importa. Es un
dualismo absoluto entre el espíritu y el cuerpo. Para el cristiano su
esperanza es que Dios le va a resucitar en un cuerpo glorificado,
incorruptible e inmortal, como el que tuvo Cristo cuando resucitó. El
Señor fue el primero, las primicias, de entre su pueblo[18]
(1 Cor 15:20). Una parte de la segunda venida de Cristo y su victoria
final y completa sobre las fuerzas de maldad envuelve necesariamente la
unión del cuerpo resucitado con el alma. La resurrección de uno es un
evento que ocurre una sola vez al final de los tiempos bajo la dirección
de la soberanía del Señor mientras que la reencarnación es un proceso
frecuente y constante bajo la ley impersonal de karma. Se trata de una
lucha eterna de los espíritus con las pruebas y el sufrimiento. Además,
después de la resurrección uno siempre disfrutará de la presencia de
Dios (1 Tes 4:17) mientras con la reencarnación uno tiene que regresar a
un mundo para seguir expiando sus faltas, o sea, se trata de un
reciclaje eterno.
La evidencia filosófica[19]
Los argumentos filosóficos tienen que ver con conceptos relacionados
con el pasado y el futuro. Para los creyentes en la reencarnación un
mundo con una orden moral exige la idea de una vida anterior a ésta,
porque es la única manera justa que se puede explicar las inequidades en
ésta. La condición actual de incapacidad física de los impedidos y las
otras pruebas o expiaciones en la vida se merecen a base de esta vida
anterior. De otra manera existiría un Dios injusto o un universo
inmoral.
A continuación hacemos señalamientos que indican que esta teoría no da una explicación totalmente satisfactoria del pasado.
(1) Si mi condición actual en esta vida depende de otra, entonces la
otra depende también de una anterior a esa, y la anterior de una
previa, etc. De manera que este argumento exige una cadena interminable
de vidas anteriores que traducen en una infinidad de vidas previas.
Pero, para la lógica en últimas instantes una serie eterna no resuelve
nada.
(2) Si
existe un Dios Creador, según afirma el espiritismo, ¿cómo debemos
entender el comienzo original? Si se requiere una segunda vida, ¿implica
que el Creador es culpable por una creación que obviamente no fue
exitosa? La idea de la reencarnación, ¿resuelve de verdad el problema de
la defensa de Dios? Solamente lo pospone en vez de proporcionar una
solución al dilema. ¿Se exonera a Dios culpando las vidas anteriores por
lo malo actual? ¿Por qué desde el principio Dios creó al ser humano con
la libertad o el libre albedrío que le permitiría hacer lo malo?
(3) Si se explica nuestra condición actual a base de vidas
anteriores, se recae en un individualismo ahistórico. Por lo tanto, en
gran manera se subestima o pasa por alto factores concretos de esta
vida, los cuales envuelven la herencia biológica y genética, las
influencias psicológicas en la niñez sobre la mente consciente e
inconsciente y de otras personas en nuestras vidas y finalmente la
situación de toda la sociedad. Indiscutiblemente la experiencia enseña
que no es cierto que todo sufrimiento se deriva de una existencia
anterior, porque a veces sufrimos por los errores de otros.[20]
Además, la reencarnación al referirse a vidas anteriores solamente
cambia la cuestión acerca de la justicia de Dios sin proveer una
respuesta mejor.
(4) ¿Falta respeto la reencarnación por la gran capacidad misteriosa de
Dios para asignar con justicia y misericordia el destino de cada ser?
¿Sustituye adecuadamente la ley severa de la causalidad de karma al amor
de Dios, que con justicia y misericordia abarca actos buenos y malos?
Un juicio en el cual la historia propia de uno es su propio tribunal
resulta ser uno despiadado, ya que la ley de karma automáticamente le
condena a una nueva vida dolorosa. En últimas instantes, ¿nos libra una
ley que procede del Creador, o el gran Arquitecto de la responsabilidad?
(5) ¿Provee la
reencarnación una oportunidad por igual a todos permitiendo a cada uno
tener el número de vidas conforme a su necesidad individual? Esto sería
el caso aun cuando se trataba de vidas de unas cuantas horas o de muchos
años. Pero, ¡cuán alto el precio de esa igualdad si hay que pagarlo
por medio de una cadena interminable de vidas llenas de dolor! ¿No puede
haber una igualdad delante de Dios proporcionada por la justicia
misericordiosa y santa de El y que a su vez abarca lo bueno y lo malo?
Eso podría ser la justicia definitiva realizada a través de múltiples
vidas innumerables sometidas al tiempo.
¿Qué podemos decir en cuanto al problema de la falta de recuerdo de
las vidas anteriores? Kardec lo explica a base de la carne y el cuerpo
que temporalmente causa el olvido en el espíritu que después recobra la
memoria. Aunque otros autores tratan de explicarlo refiriéndose a lo
subconsciente, ésta, después de todo, no es siempre accesible a lo
consciente. Pero en ambos casos, uno no puede aceptar como un hecho
verdadero lo que hay que comprobar, es decir, una vida anterior. Además,
como mostró Freud, es posible explicar la falta de recuerdo sin la
necesidad de recurrir a la idea de una vida anterior. Cualquiera que
afirma lo contrario plantea el problema de su verificación.
En cuanto al futuro
los proponentes de la reencarnación insisten que un universo moral
presupone vida después de ésta, porque es esencial para que pueda haber
oportunidades para perfeccionar lo imperfecto en esta vida y para expiar
lo malo en el pasado. La doctrina de karma y de renacimientos, por lo
tanto, capacita al hombre a escapar del ciclo eterno de reencarnaciones
por medio de sus hechos y a la vez le permite a él deshacerse de las
imperfecciones del pasado.
Una vez más descubrimos que existen importantes argumentos en contra de esta posición.
(1) En la busqueda de un balance expiatorio por medio de otras vidas
históricas, ¿no es cierto que se pasa por alto la seriedad de la
historia que descansa precisamente en su singularidad y en su cualidad
irrepetible, de manera que lo que se pierde una vez nunca se puede
recobrar o recuperar? Para el cristiano, Dios ha proporcionado al ser
humano el tiempo de una vida por la cual al final de ella tiene que
rendirle cuentas. De esta manera, y solamente de esta manera, la
historia irrepetible adquiere una seriedad como el lugar donde se prueba
a uno en la presencia del juez divino y misericordioso.
(2) ¿No es cierto que existen ciertos "desbalances" en este mundo
que nunca pueden ser cancelados por la acción humana? Por ejemplo, la
culpabilidad nunca puede vengarse sino únicamente tiene que ser
perdonada o ciertas deudas son imposibles de repagar y algunas
oportunidades nunca se presentan una vez más. En este caso hace falta el
amor de Dios para intervenir y borrar la culpabilidad humana. De hecho,
desde el punto de vista cristiano, ya que la culpabilidad solamente
puede ser perdonada y olvidada, no tiene que ser expiado de acuerdo con
una ley severamente suprahumana. En vez de una ley despiadada de
causalidad kármica, ¿por qué no el Dios de misericordia como manifestado
en Jesucristo?
(3) No es cierto que la expectativa de vidas futuras conlleva el enorme
peligro de ser nada más que un chupete que compromete al pueblo algo
mientras que se legitimiza y se justifica el establecimiento actual (el estatus quo),
de manera que exista poco incentivo para efectuar cambios aquí y ahora?
¿No fue esta la clase de religión que Karl Marx clasificó como la droga
adormecedora ("el opio") del pueblo?
La evidencia empírica
A veces se afirma que hay evidencia vivida y científica que confirma
la realidad de la repetición de vidas en la tierra. Existen numerosos
informes de personas que recuerdan sus vidas anteriores y muchas
investigaciones de parasicólogos fortalecen la idea de la reencarnación
desde el punto de vista científico. También hay de los efectos
producidos por algunos difuntos y los fenómenos espiritistas.
El problema principal de toda esta evidencia empírica es que no
existen hechos que son aceptados universalmente como científicos e
indiscutibles. Además, hay que reconocer que no ha sido posible
verificar ninguna de las miles de narraciones de recuerdos de una vida
anterior, aunque algunos detalles pueden ser ciertos.[21]
Cabe señalar también que muchos provienen de niños o de países donde ya
existen una creencia en la reencarnación, como India. Otros surgen por
medio del uso de la hipnosis,[22] pero éstos no
aportan evidencia del todo confiable, porque recuerdos distorsionados o
falsos pueden ser inducidos. Ninguna de estas narraciones de recuerdos
de una o más vidas anteriores ha ganado amplia aceptación. En cuanto a
la parasicología hay que notar que los mismos parasicólogos que trabajan
seria y científicamente están en el extremo reservados en lo que se
refiere a las teorías de la reencarnación. Aun cuando así creen ellos,
normalmente admiten que las experiencias establecidas por ellos no
proveen la base para una evidencia convincente para la repetición de
vida en la tierra.[23] Cabe señalar también que
los antroposofistas no consideran la doctrina de la reencarnación como
una teoría comprobada sino como una creencia que no ha sido demostrada.[24]
En realidad objetivamente no hay manera de verificar o negar la
reencarnación mediante la evidencia empírica. Por lo tanto no hay
ninguna prueba contundente de esta doctrina.
En cuanto al dualismo del cuerpo y del espíritu basado en la
preexistencia de éste y su supervivencia posterior a la muerte como
sustancia separada e independiente del cuerpo no solamente no
corresponde a nuestras experiencias normales y diarias sino contradice
las conclusiones de la medicina moderna, la fisiología y la psicología.
En general estas ciencias visualizan al ser humano como una unidad
psicosomática o una persona integral. Tampoco corresponde ese dualismo
al concepto del hombre en Antiguo o Nuevo Testamento los cuales
presenten un punto de vista holista. Una consecuencia de este concepto
dualista es el desdén por el ser humano como un todo y por su cuerpo.
Concluimos, pues, que la reencarnación no ha sido comprobada por la
evidencia teológica, filosófica y empírica. En realidad existen
argumentos de mucho peso en contra de la evidencia para establecer la
reencarnación como un hecho. Además, cabe señalar que no solamente no
resuelve los problemas que reclaman solucionar, sino crea un número de
nuevas dificultades. En particular desde el punto de vista teológico la
reencarnación presenta la cuestión espiritual de forma equivocada a las
personas. La problemática no es nuestra reencarnación sino la
encarnación de Jesús. La pregunta no es, "¿Nací yo antes?" sino "¿He
nacido de nuevo?" Para el cristiano no es de preocupación "¿Cómo puedo
yo salvarme a mí mismo por mi propia moralidad?" sino "¿He permitido al
único Salvador rescatarme?" El cristiano no anhela tener un cuerpo
humano mejor, sino uno glorificado. La pregunta más importante no es
"¿Quién fui yo?" sino "¿Quién soy yo?" y el hecho histórico más
importante fue la cruz de Jesús y su significado para mí como persona.
[1]También el pensamiento esotérico de los Rosacruces, la
Sociedad teosófica o la teosofía de Helena Petrovna Blavatsky
(1831-1891) y Annie Besant (1847-1933), Unity School of Christianity, la
Iglesia de Cienciología y la Asociación Gnóstica de Estudios de
Antropología y la Ciencia han llegado hasta estas lindas playas.
[2]La influencia oriental incluye los gurús hindúes y sus
publicaciones como Maharishi Mahesh Yogi (1918-?), el fundador de la
Meditación Trascendental, el cual intentó establecer una universidad en
Fajardo, A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada de los Hare Krishnas, Swami
Devanand Saraswiti Li-Manaraj de la filosofía de Yoga, la Gran
Fraternidad Universal y las ideas de la Nueva Era. Otros conferencistas
propagando esta doctrina en la Isla fueron Sri Chinmoy y Mahatma Jagdeo
que representaba el Gurú Maharaj Ji de la Misión de la Luz Divina.
[3]Aunque no creen en la reencarnación, los mormones, la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, creen en la
preexistencia de nuestros espíritus. Para ellos son seres engendrados
por Dios Padre y su(s) esposa(s). Entre estos hijos son Cristo y
Satanás, los cuales, por lo tanto, son hermanos.
[4]La palabra encarnación
para el espiritista y el cristiano tiene diferentes significados. Para
el espiritista significa un espíritu (humano) encarnado o en cuerpo
humano, mientras para el cristiano significa que Dios (el Verbo o la
Palabra) se humanó una sola vez en el primer siglo en Palestina en la
persona histórica de Jesús de Nazaret (Jn 1:1-18; Fil 2).
[5]Robert Morey en su libro, Reincarnation and Christianity,
afirma que los filósofos desarrollaron la idea de karma para explicar
problemas congénitos "porque no tenían conocimiento de la genética o del
código ADN."
[6]Sería parecido a la interpretación de algunos del libro de Job,
que desde este punto de vista libran a Dios de la injusticia en cuanto
al sufrimiento de un santo. Es muy notable que ese libro en ningún
momento recurre a las ideas de la reencarnación sino encuentra
soluciones y explicaciones satisfactorias aceptando una sola existencia
para el ser humano. Cabe señalar que la teodicea bíblica en cuanto a lo
malo y el sufrimiento enfoca principalmente su solución en la cruz de Cristo más bien que su origen.
[7]Entre ellos son El Evangelio según el Espiritismo, ¿Qué es el Espiritismo?, El Génesis, los Milagros y las predicciones y El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina.
[8]Otras posibles interpretaciones son que las comunicaciones
espiritistas tienen como fuente la telepatía mental, la percepción
extrasensorial, el engaño, los demonios y Satanás. "Existe evidencia
científica...para algunas de estas explicaciones alternativas." (Ver "El
espiritismo y el cristiano" Las doctrinas sanas y las sectas malsanas I:4-9.
[9]Contrario a Kardec, la vida eterna
no quiere decir "la vida de los espíritus." Para una exposición de su
significado en el evangelio de Juan vea "La vida eterna ¿incierta o
segura?" DSySM I:75-80 y "La vida para siempre ¿condicionada?" I:204-213.
[10]Es muy notable en este caso específico que ante el
problema de lo malo y el sufrimiento la Biblia destaca la soberanía y la
misericordia de Dios (comp. Ro 9:14, 20-21; 11:33-34 y Job 38 al 41).
[11]Lucas (13:1-5) se refiere a otra ocasión cuando Jesús
habló de la relación del pecado, el sufrimiento y la muerte e
implícitamente excluye la reencarnación y la ley de karma, porque ni los
Galileos ni los matados por la torre de Siloé fueron más pecadores o
más culpables que los otros. Otros pasajes que implícitamente niegan la
reencarnación son 2 Sam 12:23; Ecc 12:7; Lu 23:39-43; 2 Cor 5:1-10; Fil
1:21-25; Heb 10:12-14 y Apo 20:11-15. Jeremías 1:4-5 también hace una
alusión a la reencarnación.
[12]Que él no fue la reencarnación de Elías; o sea, que no
fue el mismo Elías del siglo IX a.C. disfrazado con otro cuerpo.
[13]Una interpretación literal de las palabras de Juan y de
Jesús hace que o uno o el otro falte a la verdad. Por eso es mejor
considerar todo el trasfondo histórico de las palabras de ambos dentro
de su cultura religiosa. Cuando se hace eso, se ve la necesidad de
interpretar la respuesta de Jesús como metáfora que se puede expresar
con un símil; Juan cumplía la profecía en su persona o en un misterio
análogo o que se parecía a Elías en ciertas maneras. En este sentido
"Elías" se convirtió en un hombre representativo que indica la
repetición de algo similar de la misma clase, aunque diferente en forma,
de su propia manifestación. Es probable que las mismas palabras de
Jesús sugieren una interpretación metafórica: "Y si lo queréis recibir"
(Mt 11:14). Ver también Lucas 1:13-16.
[14]La palabra griega 'orama
(Mt 17:9) usada por Jesús quiere decir "lo que es visto" que se traduce
como "visión." La primera aceptación de esta palabra en español es
"acción y efecto de ver" y la segunda "objeto de la vista." Es evidente
que para todos los presentes fue una experiencia real y objetiva (comp. 2
Pe 1:16-18).
[15]Segundo Reyes 2:1-15 señala que el espíritu de Elías descansó
sobre Eliseo; tuvo el espíritu profético de Elías, sin ser su
reencarnación.
[16]Gerhard Kittle (Ed.), Theological Dictionary of the New Testament III:655.
[17]Jesús le dijo enfáticamente al ladrón en la cruz, "hoy,
estarás conmigo en el paraíso." No le dijo, "Reencarnarás para tener
otra oportunidad de mejorarte." Pablo sentía un conflicto interno al
pensar de la muerte y de su misión en la vida; de un lado, ansiaba morir
y estar con Cristo, que hubiera sido mejor para él personalmente; pero
de otro lado, quería continuar viviendo para poder ayudar a otros. Para
él no existía la tercera alternativa de ayudar a los hermanos filipenses
en otra "encarnación) (Fil 1:21-26). Es obvio que Jesús en la cruz
compartía este pensar de Pablo cuando dijo, "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu" (Lu 23:46), pero en su caso su misión había
terminado (Jn 19:30).
[18]Como bien reconoce Kardec los apóstoles no aceptaban la
idea de un "cuerpo periespiritual" revelada por los espíritus. Un
espíritu no come pescado (Lu 24:42-43); tampoco invita a otros a tocarle
y palpar su carne y sus huesos (Jn 20:27; Lu 24:39).
[19]Compara Hans Küng en Eternal Life (61-65) y Christianity and the World Religions (213-217 y 233-235).
[20]En el paso del huracán Hugo y otros subsiguientes
¿cuántos miles sufrimos el problema de la falta del agua de Acueductos
que se debía a la negligencia de otros?
[21]Mark C. Albrecht en su libro Reincarnation
(61-66) sugiere varios problemas en cuanto a esta evidencia empírica:
(1) los casos espurios o falsificados y los datos erróneos o engañosos;
(2) los resultados contradictorios de los investigadores; (3) la
ausencia de información sobre las motivaciones y las creencias
espirituales personales de los investigadores; (4) la naturaleza de la
regresión hipnótica; y (5) el acondicionamiento cultural y religioso.
[22]Como resultado de sus importantes investigaciones por
medio de la hipnosis, la Dra. Helen Wambach de San Francisco afirma que
éstas no comprueban la reencarnación, porque aunque la gente reproduce
el pasado, se desconoce cómo logran hacerlo. Posiblemente se debe a que
el cerebro actúa como un receptor.
[23]Un ejemplo es el libro del Dr. Ian Stevenson, Twenty Cases Suggestive of Reincarnation,
que, como su título hace claro, no comprueban la reencarnación aunque
tienden a sugerirla como una posibilidad entre otras. Se le ha
considerado como el experto más sobresaliente secular de esta doctrina.
[24]Albrecht sugiere las siguientes posibles explicaciones
para las pocas experiencias de recuerdos aparentemente genuinos: (1) el
fraude consciente o inconsciente; (2) criptoamnesia; (3) la memoria
genética; (4) la comunicación con los espíritus; (5) la subconsciencia
colectiva de la raza humana (77-80).
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