"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9)
Comentario:
Podemos decir que la salvación es considerada por casi todos los cristianos un acto de la gracia de Dios. Sin embargo, la gracia, según Efesios, es más que la intención de Dios o su deseo, pues es el acto por el cual Dios de manera soberana salvó a aquellos a los que él separó para sí mismo desde antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4).
Por consiguiente, la fe es un don de Dios para salvación. Piense, ¿qué es lo único entre la fe y la gracia (según Ef. 2:8) que jamás podría atribuírsele al ser humano? ¿La gracia? NO. La gracia es de Dios, sino la FE. De manera, que Pablo le está enseñando a los creyentes en Éfeso, que aun la fe salvadora no era de ellos, sino que se les había otorgado por gracia, como un don, a fin de que pudiesen abrazar la salvación.
Recuerde que los elegidos a salvación estaban muertos en sus delitos y pecados como los demás (Ef. 2:1). Por ende, la fe les fue otorgada como un don para que estos pudiesen creer en lo que Pablo llama el misterio de la voluntad de Dios (Ef. 1:8-9). Sin el don de la fe, nadie podría ser salvo (1Co. 2:7-10).
Es incorrecto decir que la fe es un acto de la voluntad humana que decide aceptar o rechazar el mensaje del evangelio porque los muertos espiritualmente no pueden decidir. Y si quisiéramos decir que este don (la fe) le fue dado a todos, lo cual es contrario al contexto, aun así tendríamos un problema mayor, ¿por qué muchas personas rechazan todo lo que proviene de Dios?
Conclusión:
2 Tesalonicenses 3:2 dice: "y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe."
Ciertamente la fe no es de todos, pues es un don de Dios (Ro. 12:3) concedido únicamente a aquellos que por su misericordia y en su gracia serían llamados a salvación.
Rev. Gilberto Rufat
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