"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu." (Efesios 5:18)
Comentario:
Después de que el apóstol Pablo les expusiera a los creyentes de Éfeso, lo privilegiados que eran por haber sido partícipes del soberano plan de la salvación, les instó a vivir a la altura y dignidad de los hijos de Dios.
Al inicio del capítulo cinco, los creyentes son llamados a ser imitadores de Dios como hijos amados y a andar en amor. Se les recuerda que en Cristo eran luz y que de esa manera debían vivir. Pero Pablo no estaba enajenado de que el viejo hombre estaba viciado conforme a los deseos engañosos (Ef.4:22).
La clave entonces era el renovar sus mentes y vestirse del nuevo hombre (Ef.4:23-24). Sin embargo, esta nueva vida no residía en un mero esfuerzo humano por agradar a Dios, sino en permitirle a Dios, que tomara el control de sus vidas. Es por esta razón, que Pablo los llama a ser llenos del Espíritu Santo.
Desde el primer capítulo de la epístola, el apóstol presenta la obra del Espíritu Santo comenzando con la salvación y residiendo en cada creyente como sello y garantía de la misma (Ef.1:13-14). De manera, que el éxito como cristianos consiste en rendirnos a la obra de Dios Espíritu Santo.
Pablo presenta la llenura o el control del Espíritu Santo, no como una sugerencia, sino como un mandato. Uno, que no radica en un evento del pasado o en una experiencia en el presente, sino en un acto de sumisión diario a la obra del Espíritu Santo.
Conclusión:
Ser llenos del Espíritu no significa cuánto del Espíritu Santo un creyente posee, más bien, cuánto él controla, pues Dios no da el Espíritu por medida (Jn.3:34). Por último y no menos importante, recuerde que la Biblia enseña que sólo el Espíritu puede producir el fruto de una vida agradable a Dios en nuestras vidas (Gá.5:22-23). ¡Rindámonos al Espíritu Santo!
pastor Gilberto Rufat
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