"que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder." (Efesios 3:6-7 )
Comentario:
Es importante comenzar destacando que el evangelio o las buenas nuevas anunciadas, a través del mensaje de los apóstoles, no hacia diferencia o separación entre judíos y gentiles. En el capítulo dos (v.14-22), Pablo enseña que de ambos pueblos (judíos y gentiles), Dios hizo un pueblo mediante la cruz de Cristo. Además, el mismo apóstol nos dice, que fue hecho partícipe por gracia y no por ser judío.
Por consiguiente, los gentiles que son llamados por medio del evangelio son participantes de las mismas bendiciones y promesas que los llamados judíos y asimismo hechos partícipes del mismo pueblo. Por tanto, Dios no tiene dos pactos, en cuanto a salvación se refiere, pues el pacto de Abraham se cumplió en Cristo y por medio de éste, también el llamado a los gentiles según su plan (Gá. 3:26-29).
Todos los participantes del evangelio lo son como Pablo, por el don de la gracia. Note que no dice solamente por la gracia, sino por el don de la gracia. ¿Por qué? Porque aquí la gracia representa más que un cuadro (Jesús en la cruz), pues es el acto de Dios por el cual los llamados son hechos partícipes del evangelio, según el designio de su voluntad.
¿Cómo? Mediante la operación del Espíritu Santo, por quien, los elegidos (judíos o gentiles) son llamados a salvación, según las riquezas de su gracia y no de un acto personal de los mismos.
Conclusión:
Creer en el evangelio es un don de la gracia de Dios, pues sin él (el don), así como sin la obra del Espíritu Santo, el mismo mensaje que hoy nos salva, nos condenaría, al ser rechazado, por no entenderlo.
¡Soli Deo Gloria!
pastor Gilberto Rufat
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