Comentario:
En el capítulo uno, Pablo enseña que los escogidos antes de la fundación del mundo pasan a ser la iglesia, cuya cabeza es Cristo (Ef. 1:22).
En el capítulo dos expone
que la iglesia, a la que se refiere como un nuevo hombre (Ef. 2:15), el
cuerpo (Ef. 2:16), la familia de Dios (Ef. 2:19) y el edificio (Ef.
2:21), está compuesta por los judíos y los gentiles que Dios llamó (Ef.
2:14-15).
En el capítulo tres, el apóstol establece "que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio." (Efesios 3:6)
Por lo tanto, Dios no tiene dos pueblos; Jesús es el Mesías para ambos y todos son partícipes de las mismas bendiciones.
En el capítulo cuatro de la epístola a los Efesios, vemos una transición de lo teológico (Ef. 1-3) a lo práctico (Ef. 4-6).
Ahora, Pablo les invita a vivir conforme a la vocación a la que fueron llamados por gracia (Ef. 4:1). Les recuerda que son parte de un mismo cuerpo, que tienen un mismo Espíritu, que comparten una misma esperanza, un mismo Señor, una fe, un bautismo, teniendo un Dios y Padre, el cual es sobre todos, por todos y en todos (Ef. 4:4-6).
Siendo así, debían aprender a convivir juntos en unidad (Ef. 4:3), debían ser humildes, mansos y debían aprender a ayudarse en amor (Ef. 4:2). Éste fue el primer reto que confrontó la iglesia antes de ser perseguida, por cuanto era necesario romper con las clases sociales y las divisiones culturales en las que habían vivido antes y aprender a hacer del evangelio su estándar de vida.
Conclusión:
Debemos entender que son muchas las cosas que nos unen (Ef. 4:4-6), que nuestro llamado es a no separarnos (Ef. 4:3), que en el evangelio, no existen clases sociales y que no hay lugar para protagonismos, sino espacio para crecer y madurar juntos (Ef. 4:13).
pastor Gilberto Rufat
En el capítulo tres, el apóstol establece "que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio." (Efesios 3:6)
Por lo tanto, Dios no tiene dos pueblos; Jesús es el Mesías para ambos y todos son partícipes de las mismas bendiciones.
En el capítulo cuatro de la epístola a los Efesios, vemos una transición de lo teológico (Ef. 1-3) a lo práctico (Ef. 4-6).
Ahora, Pablo les invita a vivir conforme a la vocación a la que fueron llamados por gracia (Ef. 4:1). Les recuerda que son parte de un mismo cuerpo, que tienen un mismo Espíritu, que comparten una misma esperanza, un mismo Señor, una fe, un bautismo, teniendo un Dios y Padre, el cual es sobre todos, por todos y en todos (Ef. 4:4-6).
Siendo así, debían aprender a convivir juntos en unidad (Ef. 4:3), debían ser humildes, mansos y debían aprender a ayudarse en amor (Ef. 4:2). Éste fue el primer reto que confrontó la iglesia antes de ser perseguida, por cuanto era necesario romper con las clases sociales y las divisiones culturales en las que habían vivido antes y aprender a hacer del evangelio su estándar de vida.
Conclusión:
Debemos entender que son muchas las cosas que nos unen (Ef. 4:4-6), que nuestro llamado es a no separarnos (Ef. 4:3), que en el evangelio, no existen clases sociales y que no hay lugar para protagonismos, sino espacio para crecer y madurar juntos (Ef. 4:13).
pastor Gilberto Rufat
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