domingo, 25 de mayo de 2014

¿Por qué no todos responden al evangelio?




¿Por qué no todos responden al evangelio?
Rev. Gilberto Rufat

Introducción

Alguna vez se ha preguntado, ¿por qué no todos responden al evangelio? Son diversas las respuestas que encontraremos, dependiendo de dónde busquemos y a quién preguntemos. Una vasta cantidad de líderes en nuestros días predica lo que yo llamo “el evangelio de oferta” como si de ello se tratara. El evangelio no es una oferta, sino el milagro de la misericordia de Dios derramada sobre los que creen. La Confesión Bautista de Fe de 1689, de la cual lamentablemente parece que la denominación Bautista del Sur se ha distanciado, exponía lo siguiente:


“Aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, tiene a bien en su tiempo señalado y aceptable, llamar eficazmente por su Palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza y llevándolos a la gracia y la salvación por Jesucristo; iluminando de modo espiritual y salvador sus mentes, a fin de que comprendan las cosas de Dios; quitándoles el corazón de piedra y dándoles un corazón de carne, renovando sus voluntades y, por su poder omnipotente, induciéndoles a querer hacer lo bueno, y llevándoles eficazmente a Jesucristo; pero de modo que acuden a él con total libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la disposición para hacerlo.”

“Este llamamiento eficaz proviene exclusivamente de la gracia libre y especial de Dios, no de ninguna cosa prevista en el hombre, ni por ningún poder o instrumentalidad en la criatura, siendo en esto enteramente pasivo, al estar muerto en delitos y pecados, hasta que es vivificado y renovado por el Espíritu Santo; es capacitado de este modo para responder a este llamamiento y para recibir la gracia que éste ofrece y transmite, y esto por un poder no menor que el que resucitó a Cristo de los muertos.”


Base Bíblica: Hechos 13

En el libro de los Hechos y el capítulo 13 encontramos una de las mejores contestaciones y afirmaciones bíblicas respecto a quiénes responden al evangelio y por qué. En dicho capítulo, Lucas reseña el contraste entre cómo Pablo y Bernabé fueron recibidos en Antioquía de Pisidia por los gentiles, mientras fueron rechazados por los judíos de la ciudad. Pablo acostumbraba llegar a la sinagoga de la ciudad a la cual iba a ministrar, a fin de buscar presentar el evangelio primeramente entre los judíos. Así que, en dicha ocasión comenzó su sermón sobre la base de la elección divina.

“Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.” (Hechos 13:16-17)
No se puede hablar de escoger, sin que ello implique el separar, el decidir o el elegir entre algo. Los judíos no tenían ningún problema en entender que ellos eran el pueblo escogido de Dios. Interesantemente, si usted pregunta en casi cualquier iglesia si los judíos eran o son el pueblo de Dios, una vasta mayoría responderá que lo son o al menos, que lo fueron en el Antiguo Testamento. Esto significa que la teología del Antiguo Testamento descansa en la elección de Dios, lo cual nadie puede negar, ya que el trato de Dios con Israel no fue el mismo con las demás naciones o pueblos de Canaán.
“Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio.” (Hechos 13:18-19)
Luego, Pablo pasó a hacer un breve recuento histórico de cómo Dios proveyó jueces, profetas y reyes, hasta el punto de prometerle a David, que de la descendencia de éste sería levantado el Salvador de Israel y cómo antes de su venida, Juan el Bautista predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel, a manera de preparar el pueblo para la llegada del Mesías.
“Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.” (Hechos 13:20-24)
Jesús dijo en su mensaje que Juan el Bautista testifico de él, que el propio Pilato no halló causa alguna para condenarlo y que la resurrección hablaba por sí sola de que Jesús es el Salvador, el enviado de Dios. Además, el propio David profetizó sobre la resurrección, dando base de que Jesús es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.
“Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies. Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 37Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.” (Hechos 13:25-37)
Ya en este punto, el apóstol les presenta su necesidad de reconocer a Jesús como el Mesías y el de acudir a él para el perdón de sus pecados, recordándoles que la ley no podía justificarlos.
“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.” (Hechos 13:38-39)
Sin embargo, cuando los llama a no menospreciar el mensaje, sólo algunos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo. El pasaje no dice que creyeron, lo interesante es que los gentiles le rogaron que al siguiente día se quedara con ellos mientras Pablo trataba de persuadir a los judíos.
“Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare. Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.”(Hechos 13:40-43)
Al siguiente día, Lucas expresa que los gentiles se juntaron para oír la palabra de Dios y que viendo los judíos la apertura de los gentiles al evangelio, se llenaron de celos y comenzaron a contradecir a Pablo y a blasfemarlo.
“El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.” (Hechos 13:44-45)

Ya en este punto, Pablo y Bernabé “…hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.” (Hechos 13:46-47)
Pablo en este momento junto a Bernabé, reconoce el porqué de la apertura de los gentiles, mientras se levantaba un fuerte rechazo por parte de los judíos. Pablo reconocía que Dios traería luz sobre los gentiles, para que algunos de ellos, pasasen a ser parte del pueblo de Dios.
Es aquí que entra el versículo clave: “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.” (Hechos 13:48)
La palabra ordenados del griego “tásso” significa - arreglar de manera ordenada, asignar o disponer (a cierta posición o lote), dedicar, establecer, ordenar, poner, señalar. Además, el tiempo gramatical es perfecto pasivo participio. El tiempo perfecto describe una acción o más correctamente, un proceso que tuvo lugar en el pasado, cuyos resultados han continuado hasta el presente. Esto implica que la ordenación se dió previamente a la respuesta de los gentiles.


Cuatro verdades que se derivan de Hechos 13:48

1- ¿Quiénes creyeron? Los que estaban ordenados para vida eterna.

2- ¿Cuántos creyeron? Todos los que habían sido ordenados.

3- ¿Por qué creyeron? Porque fueron ordenados para vida eterna.

4- ¿Quién los ordenó? Dios.

“Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.” (Hechos 13:49-52)

Conclusión

El por qué fueron escogidos u ordenados sigue siendo un misterio de la soberana voluntad de Dios, pero lo que no podemos negar es que respondieron todos los que estaban ordenados para vida eterna (Hechos 13:48).

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