"¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó
en manos de los ladrones? El
dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú
lo mismo." (Lucas 10:36-37)
Un mundo plagado de materialismo, centrado en el individualismo y caracterizado por el hedonismo, limita a los hombres a procurar y a velar por el bien de los demás.
En este pasaje, Jesús demanda un cambio en la cosmovisión de sus seguidores. Les dirige a entender, que las personas y las relaciones deben formar parte de los mayores deberes y responsabilidades de los hijos de Dios. Esto significa, que las personas son más importantes que las cosas.
Los creyentes no podemos seguir viviendo, como si no nos importara y como si no nos fuera a afectar, lo que le sucede a otros; pues es nuestra responsabilidad y deber el procurar el bien de los demás.
Jesús llamó la atención de aquel religioso mostrándole, que una vida religiosa que dice y pregona el amar a Dios, pero que vive desconectada de la sociedad en la que existe, de nada sirve y poco evidencia el amor a Dios.
Un mundo plagado de materialismo, centrado en el individualismo y caracterizado por el hedonismo, limita a los hombres a procurar y a velar por el bien de los demás.
En este pasaje, Jesús demanda un cambio en la cosmovisión de sus seguidores. Les dirige a entender, que las personas y las relaciones deben formar parte de los mayores deberes y responsabilidades de los hijos de Dios. Esto significa, que las personas son más importantes que las cosas.
Los creyentes no podemos seguir viviendo, como si no nos importara y como si no nos fuera a afectar, lo que le sucede a otros; pues es nuestra responsabilidad y deber el procurar el bien de los demás.
Jesús llamó la atención de aquel religioso mostrándole, que una vida religiosa que dice y pregona el amar a Dios, pero que vive desconectada de la sociedad en la que existe, de nada sirve y poco evidencia el amor a Dios.
Es triste ver cómo muchas iglesias viven un tipo de
cristianismo monástico, totalmente desconectadas de la sociedad. ¿Podrá la
iglesia que vive de esta manera ser la luz y la sal de la tierra? No.
No pongamos excusa y no dilatemos un día más nuestro deber. Parte de nuestro deber no es sólo evidenciar cuánto tiempo pasamos en nuestras iglesias, cuánto tiempo decimos orar o leer la Biblia, sino cuánto tiempo y recursos invertimos en el bienestar de los demás y por ende, de la sociedad.
pastor Gilberto Rufat
No pongamos excusa y no dilatemos un día más nuestro deber. Parte de nuestro deber no es sólo evidenciar cuánto tiempo pasamos en nuestras iglesias, cuánto tiempo decimos orar o leer la Biblia, sino cuánto tiempo y recursos invertimos en el bienestar de los demás y por ende, de la sociedad.
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