Tal vez sería fácil contestar esta pregunta, si viniese de un hermano en la fe, un amigo, el pastor de la iglesia a la que asistimos, pero no, si viniese directamente de Dios, como le sucedió a Pedro. Y todavía es más difícil o embarazoso si recientemente le hubiéramos fallado. Es precisamente en este contexto, en la que se desarrolla esta conversación.
Estoy convencido de que Jesús estaba allí para que Pedro vindicara su angustia, al contestar tres veces, tú sabes que te amo, ya que tres veces le había negado. Este pasaje nos debe llevar a recordar y a entender tres verdades:
#1 Nuestro amor a Dios siempre será secundario a su amor. Le amamos porque él nos amó primero.
#2 Nuestro amor a Dios se evidencia mejor por lo que hacemos, por cómo le obedecemos, que por lo que hablamos o creemos.
#3 Nuestro amor a Dios es conocido por él. El Señor solamente quiere que descubramos que aun cuando tal vez le hemos fallado, le amamos. Por lo tanto, la pregunta de Jesús no es un reproche, sino un llamado a levantarnos y a ser restaurados.
Bendiciones…
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