“no queda más
sacrificio por los pecados”
Por:
Rev. Gilberto Rufat
"Porque si pecáremos
voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no
queda más sacrificio por los pecados." (Hebreos 10:26)
Algunos, erróneamente interpretan que aquí se habla de la posibilidad de la pérdida de la salvación. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. La razón por la cual no hay más ofrenda por el pecado después de rechazar a conciencia el evangelio, es la mayor defensa de la doctrina de la seguridad de la salvación. Ya que, lo que verdaderamente afirma el autor de la carta a los Hebreos, es que los que reciben el conocimiento de la verdad, son reconciliados y perdonados para siempre, por el sacrificio expiatorio de Cristo Jesús.
Algunos, erróneamente interpretan que aquí se habla de la posibilidad de la pérdida de la salvación. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. La razón por la cual no hay más ofrenda por el pecado después de rechazar a conciencia el evangelio, es la mayor defensa de la doctrina de la seguridad de la salvación. Ya que, lo que verdaderamente afirma el autor de la carta a los Hebreos, es que los que reciben el conocimiento de la verdad, son reconciliados y perdonados para siempre, por el sacrificio expiatorio de Cristo Jesús.
“14porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
15Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber
dicho: 16Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días,
dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las
escribiré, 17añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. 18Pues donde
hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.” (He.10:14-18)
Quienes
rechazan voluntariamente la salvación ofrecida mediante el sacrificio de la
cruz, quedan condenados, pues la única posibilidad de perdón se halla en la
obra redentora de la cruz. Ahora bien, la verdad que debemos entender es que la
salvación no consiste solamente en la aceptación del mensaje, sino también en la
perseverancia del mismo. ¿Esto significa entonces, que está en nosotros la
posibilidad de ser salvos o no? No. Pues tal posibilidad, la de perder la
salvación fue descartada en el capítulo seis de dicha carta, cuando el autor de
Hebreos afirma que el problema consiste en que algunos aun habiendo escuchado
una y otra vez, no creen, de manera que no hay ningún cambio en ellos, llamándoles
tierras secas.
“Porque
la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce
hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de
Dios; 8pero la que produce espinos y abrojos es reprobada,
está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.” (He.6:7-8)
Si
tal posibilidad existiera, tendríamos que interpretar, según el mismo capítulo seis,
que una vez perdida la salvación, no podríamos jamás obtenerla, pues Cristo no
puede ser crucificado nuevamente por los pecados de nadie.
“4Porque
es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
6y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”
(He.6:4-6)
El
capítulo diez es más una exhortación a la fe y a la perseverancia, que una exposición
doctrinal sobre el tema de la pérdida de la salvación. Los creyentes son llamados
a permanecer firmes en la fe y no meramente a asentir con ella. Pero a la vez
les recuerda, como una advertencia a aquellos que no habían creído, que de
ninguna manera podrían agradar a Dios.
“Mas
el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.” (He.10:28).
“6Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (He.11:6)
El
autor de la carta no deja a nuestra discreción su significado e interpretación,
pues expone que mientras los que no han creído verdaderamente retrocederán y los
verdaderos creyentes, perseverarán.
“Pero
nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los
que tienen fe para preservación del alma.”
(He.10:29)
Mientras
unos retrocederán para perdición, otros, perseverarán para salvación. ¿Por qué?
Note, que el autor de los Hebreos con toda claridad afirma “pero nosotros no
somos de los que retroceden”. ¿Por qué hace tal afirmación y distinción? Porque
los únicos que perseverarán hasta el final son los que verdaderamente han creído
al evangelio; pues han sido transformados, totalmente perdonados, ya que, la
ley de Dios ha sido puesta en sus corazones y el Espíritu Santo ha venido a ser
morada en ellos.
“Por
lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón
las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y
ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al
Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados
y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” (He.8:10-13)
Desde
temprano en la carta, en los capítulos tres y cuatro, respectivamente, se habla
de un reposo para el pueblo de Dios. En estos capítulos se presenta la salvación
como entrar en el reposo de Dios. El autor hace referencia a como el pueblo
siendo rescatados de Egipto (viendo milagros) y escuchando la palabra de Dios
por medio de Moisés, no creyó y que por tal razón los que no creyeron no entraron
en la tierra prometida.
“1Temamos,
pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de
vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2Porque también a
nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó
el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3Pero
los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto,
juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban
acabadas desde la fundación del mundo. 4Porque en cierto lugar dijo
así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5Y
otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6Por lo tanto, puesto que
falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció
la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7otra vez
determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David,
como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. 8Porque si Josué les hubiera dado el
reposo, no hablaría después de otro día. 9Por tanto, queda un reposo
para el pueblo de Dios.”
(He.4:1-8)
La ley no
garantiza la salvación de nadie, así como la aceptación aparente del mensaje
tampoco salva a nadie. Un punto sumamente importante es que los creyentes en
Cristo Jesús no viven según el Antiguo Pacto, el cual según el propio capítulo
diez, a nadie podía perfeccionar.
“Porque
la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente
cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera
cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no
tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada
año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los
machos cabríos no puede quitar los pecados.”
(He.10:1-4)
Por ende, el
autor no está hablando de la posibilidad de cometer algún pecado por el cual se
pueda perder la salvación, lo que si claramente establece es que en el Nuevo
Pacto, Dios ha proporcionado la única manera a través de la cual los que se
acercan a Jesús, podrán ser salvos; la fe. De forma tal, que quienes nieguen la
eficacia del sacrificio o la obra redentora de Cristo no serán salvos.
Conclusión
Sería inconsistente
con la carta a los Hebreos hablar de la posibilidad de la pérdida de la salvación.
La verdad es que no se puede perder lo que no se posee. Aún más, tampoco se
puede perder lo que no se obtuvo, sino que se nos fue concedido por pura
gracia. Además, ¿cómo podría el autor de la carta a los Hebreos llamar a Jesús,
autor de eterna salvación (He.5:8),
a su sacrificio y obra, eterna
redención (He.9:12) y dador de herencia eterna (He.9:15), si todo esto,
no es eterno, pues podría perderse en el camino? Si fuera así, el sacrificio de
Cristo se constituiría en uno igual y no en uno superior a los del Antiguo
Pacto, lo que sería una contradicción de la carta.
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