jueves, 29 de mayo de 2014

Apártate de mí, Señor - Lucas 5:8

 "Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador." (Lucas 5:8)

¿Qué vió Pedro en la barca que lo hizo ir de rodillas ante Jesús? No fue el milagro de la pesca, sino el milagro de la gracia. Pedro no podía entender porqué Jesús quería hacer de un hombre como él, un discípulo.

Pedro todavía no entendía lo que Jesús le había dicho cuando su hermano Andrés le presentó a Jesús por primera vez, el cual le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro, Juan 1:42).

De algo sí Pedro estaba seguro, que era un pecador  indigno de tal llamado y privilegio. Por lo tanto, Pedro llegó a la conclusión de que Jesús se había equivocado con él. Su reacción no se hizo esperar, le dijo a Jesús que debía apartase de él.

El verdadero milagro de la gracia no consiste en que un Dios Omnipotente pueda realizar milagros. El milagro de la gracia consiste en que un Dios Santo, Santo, Santo y Justo, haya decidido llamar a pecadores al arrepentimiento.

pastor Gilberto Rufat

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