"Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta
entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda
de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno." (Santiago
3:6)
Una de las armas más poderosas para bien o para mal es la
lengua. Santiago se refiere con ello, a la manera con la cual nos
comunicamos con otros. Ya que es a través de la misma que expresamos lo
que hay en nuestro corazón, siendo el medio reproductor del sonido.
El
problema está en el corazón y no en la lengua. Por ende, si éste (el
corazón) es malvado, lo que hablaremos destruirá y contaminará todo
cuanto tengamos a nuestro alrededor.
Las palabras no se las
lleva el viento. Somos dueños de lo que hablamos y esclavos de lo que
decimos. Por consiguiente, debemos tener sumo cuidado con lo que
decimos. Dios juzgará nuestras palabras y la intención del corazón.
Seamos, pues sabios en su uso, pero como, cuidando lo que anidamos en
nuestro corazón.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida." (Proverbios 4:23)
Bendiciones y lindo día,
Pastor Gilberto Rufat
sábado, 30 de agosto de 2014
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