jueves, 6 de febrero de 2014

La Homosexualidad y la Biblia

La Homosexualidad y la Biblia

por: Gilberto Rufat


Sin duda alguna, un “issue” que está ante la consideración del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América y que traerá grandes y profundas consecuencias a la sociedad como la conocemos hoy, de ser avalado o aprobado es el referente a la legitimidad del estado matrimonial entre las parejas del mismo sexo. Hoy, es una triste realidad.



Historia

La homosexualidad tal como la conocemos hoy no es nueva, aunque sí el nombre que se le asigna. La sodomía, término conocido en el pasado para lo que hoy llamamos homosexualidad, ha existido desde hace miles de años, remontándose a las sociedades más antiguas. La Biblia hace mención de dicha conducta en varias ocasiones, aunque la más conocida es la referente a la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Investigaciones históricas y antropológicas también revelan la existencia de esta práctica en el pasado. En vastas sociedades como la Milanesa, la Amazona, África Central y partes de Egipto era común que los hombres sostuvieran relaciones sexuales entre sí durante cierto periodo de tiempo de sus vidas. En esas sociedades la pederastia (abuso deshonesto de parte de un adulto hacia un niño o sodomía) formaba parte de la paternidad y del desarrollo. Sin esa socialización sexual, algunas sociedades creían que sus hijos fallarían en ser hombres crecidos, valerosos y robustos.

En los tiempos de Moisés, los sacerdotes egipcios mantenían relaciones sexuales en el templo con los hombres que venían a adorar a la diosa Isis. Esta pervertida ceremonia fue esparcida por toda la vasta región del Mediterráneo, donde la misma diosa Isis era conocida por el nombre de Istar, Milita, Afrodita y Venus, entre otros. El mismo tipo de sacerdocio estaba presente en el culto a Apolo y a otras divinidades del mundo antiguo. Es por tal razón, que Dios le dijo a su pueblo: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Lv.18:22).

Más allá de los tiempos paganos, las prácticas homosexuales eran comunes entre los egipcios, los héroes mitológicos, los filósofos griegos y los emperadores romanos. En la antigua Grecia, la adolescencia era el tiempo en que los jóvenes dejaban la casa de los padres para volverse amantes de otros hombres adultos, pues el sexo era parte de la relación afectiva y educativa. Es en esta misma época que se dan los escritos de Safo, en los cuales aparecen referencias al lesbianismo. Los historiadores señalan que 14 de los primeros 15 Césares en Roma fueron homosexuales.

Por razones religiosas, muchos pueblos del pasado mantenían relaciones homosexuales y aún en la actualidad, algunos las mantienen. Presente en prácticamente todas las sociedades de los tiempos más remotos, las prácticas homosexuales ocurrieron en toda Europa medieval en despecho de las presiones religiosas y civiles. Con la llegada de la era de los descubrimientos, se constató la presencia de la homosexualidad religiosa entre nativos de África Occidental y de América del Norte. Sin embargo, en la época renacentista diversas naciones europeas invocaron el castigo divino sobre Sodoma y Gomorra como buen motivo para reprimir la homosexualidad.

Tim Lahaye en su libro “Homosexualidad” señala que la homosexualidad pasó a través de diferentes culturas y civilizaciones secretamente por el hecho de no desear ser descubierta. En años recientes se ha vinculado a personajes bien conocidos como: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Federico el Grande, Goethe y Beethoven, entre otros.

En nuestros días, los actos homosexuales son parte de diversos grupos declaradamente satánicos, además de ser parte de diversas sectas falsas y heréticas. Entre estas sectas se conoció un grupo religioso dirigido por David Berg llamado “Los niños de Dios”, que promueve orgías sexuales entre sus adeptos, permite sexo entre adultos y niños, considera correcta la conducta homosexual y lésbica, estimula la masturbación y defiende la práctica del incesto.

En nuestros días, una gran campaña pro derecho de los homosexuales se levanta, sin que los creyentes y la humanidad estén conscientes de sus implicaciones y repercusiones en todas las áreas de la vida. 



¿Qué es la homosexualidad?  

El Nuevo Diccionario Ilustrado Sopena define la homosexualidad como: “que tiene el mismo sexo, con relación a otro. Sodomita que comete sodomía”. Lauwrence J. Hatterer autor de “Cambiando la Homosexualidad Masculina” dio esta definición: “Aquel que en su vida adulta está motivado por una atracción definida, preferencial, erótica hacia miembros del mismo sexo y quien usualmente, pero no necesariamente, tiene relaciones con éste”.

La palabra sodomía también es un término común para referirse al acto homosexual. Dicha palabra se deriva de Sodoma, la corrupta ciudad cananea que, junto a Gomorra, fue destruida por Dios. La palabra homosexualidad se aplica tanto a hombres como a mujeres cuya atracción física y sexual es hacia su propio sexo, aunque ahora se utiliza la palabra lesbiana o safismo para referirse a la unión contra natura de una mujer con otra. Dichos nombres se derivan de Safo escritor de la antigua Grecia, quien menciona una isla llamada Lesbo donde las mujeres hacían el amor entre sí. Entre los países de habla inglesa, el término “gay” ha sido usado también como sinónimo de homosexual.



¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?  

La Biblia define la homosexualidad como una desviación sexual, producto de la gradual depravación del hombre por causa de su naturaleza pecaminosa. Esta desviación abarca no sólo el aspecto físico, sino el emocional, mental y espiritual, siendo producto directo del alejamiento del hombre de su Creador y de su propósito para con él. Dicha conducta es vista en la Biblia como una pecaminosa, la cual inclina a los hombres a perversas pasiones, como tener relaciones contra natura; hombres con hombres y mujeres con mujeres. (Gn.19:4-8; Dt.23:17; 1R.14:24; 15:12; Ro.1:26-31; 1Co.6:9; 1Tm.1:9).

Algunos aspectos importantes a considerar a continuación:

I.  La Biblia enseña que la homosexualidad es pecado.

“9conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado” (1 TM. 1.9-11).


II.  La Biblia enseña que la homosexualidad es una desviación sexual.

“27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gn. 1.27).

“18Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 24Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 26Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. 28Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Ro. 1.18-28).


III.  La Biblia enseña que la homosexualidad no debe ser practicada por el pueblo de Dios.

“22No te echarás con varón como con mujer; es abominación. 23Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión.24En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, 25y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. 26Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros 27(porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. 29Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo. 30Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios” (Levítico 18:22-30).


IV.  La Biblia enseña que la homosexualidad es un vicio contra natura.

“26Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Ro. 1.26-27).


V.  La Biblia enseña que la homosexualidad ha traído repercusiones devastadoras en la vida de los hombres.

“28Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Ro.1.28).

La homosexualidad representa un peligro para todos porque atenta contra lo que es la familia, la procreación, los valores bíblicos, la moral y la salud, entre muchas otras.


VI.  La Biblia enseña que los que practican la homosexualidad están bajo condenación.

“9En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. 10Y reinó cuarenta y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. 11Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre. 12Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho” (1R.15.9-12).

“45Los demás hechos de Josafat, y sus hazañas, y las guerras que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 46Barrió también de la tierra el resto de los sodomitas que había quedado en el tiempo de su padre Asa” (1R.22.45-46).


VII.  La Biblia dice que los homosexuales no heredan el Reino de Dios.

“9¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1Co.6.9-10).


VIII.  La Biblia enseña que el homosexual puede ser transformado y restaurado.

9¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1Co.6.9-11).

“15y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Co.5.15-17).





Conclusión

La homosexualidad no puede ser considerada como un mero pecadillo o una falta menor, pues Dios entendió que esta inmoralidad merecía ser erradicada del pueblo de Dios, bajo pena de muerte.

"Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre." (Levítico 20:13) 

Aunque la homosexualidad es pecado, es preciso hacerle saber al homosexual que Jesús murió para salvar a todos los pecadores, que en arrepentimiento y fe se acerquen a él.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

¿Qué propósito vino a cumplir la ley mosaica?

Introducción  Trataremos brevemente de contestar qué propósito vino a cumplir la ley mosaica, luego de la promesa comunicada por Dios a Ab...