VERDAD Y FALSEDAD COMO CLAVES
PARA COMPRENDER EL UNIVERSO
(Breve
resumen del libro I de “Mero Cristianismo” de C. S. Lewis)
por: Gilberto Rufat
La Idea de la Ley Natural y sus
Implicaciones
Todos los seres humanos hacemos una diferenciación entre lo bueno y lo
malo, lo que supone una distinción entre los mismos. Toda distinción, juicio o
comparación, parte de una medida, un estándar o un punto de referencia, a fin
de poder pasar juicio. El planteamiento de C. S. Lewis no hace uso de la Ley
Natural en términos de una defensa divina a favor de que dicha ley, estándar o
punto de referencia provenga de Dios mismo, como una defensa de la existencia
de la Deidad. Allí argumenta que sobre la base de nuestro juicio, presumimos
que otros deberían saber lo que es bueno. Por ende, Lewis destaca la
importancia del hecho de que exista una presunción sobre lo bueno en todos los
hombres; aunque sea de manera general.
Esta ley o regla es lo que Lewis señala, solíamos llamar “la ley
natural”, la que revelaba nuestra diferenciación sobre el bien y el mal. Sin
embargo, expresa que en nuestros días, sólo hablamos de las leyes de la
naturaleza. Lewis arguye que “cuando los antiguos pensadores llamaban a la ley
de lo que está bien de lo que está mal, la ley de la naturaleza, se referían en
realidad a la ley de la naturaleza humana.” Éste expresa que se le denominó la
ley de la naturaleza porque la gente pensaba que todo el mundo la conocía por
naturaleza y no necesitaba que se la enseñase, muy parecido a lo que hoy
llamamos el sentido común. Sin embargo, es lamentable ver cómo lo que en un determinado
momento era común para muchos, hoy, por lo contrario, parece ser lo común, el
desacuerdo.
Añade, que la respuesta de aquellos que son juzgados, no tiende a
rebelarse contra el estándar de lo bueno, sino a la justificación de sus actos
o conducta, suponiendo una aceptación del mal y por consiguiente, el conocimiento
del bien. De manera, que Lewis presenta que el “hombre rara vez contesta: Al
diablo con tu modelo.” (pág.21) En nuestros días, eso ha cambiado. La nueva tolerancia
cree que todos los sistemas de creencias, reglas sobre la moral y estilos de
vida deben ser considerados como igualmente verdaderos en cada cultura.
Éste señala que “discutir significa intentar demostrar que el otro hombre
está equivocado. Y no tendría sentido intentar hacer eso a menos que tú y él
tuvierais un determinado acuerdo en cuanto a lo que está bien y lo que está
mal, del mismo modo que no tendría sentido decir que un jugador de fútbol ha
cometido una falta a menos que hubiera un determinado acuerdo sobre las reglas
del fútbol.” (pág.22)
Lewis expone que a diferencia del cosmos y de todo lo creado que
conocemos, básicamente, el hombre es el único ser creado que vive en constante
rebeldía contra la ley o el modelo de vida que le protege y le provee de armonía.
Éste reconoce que algunos no estarán de acuerdo de la existencia o la creencia
en una ley de la naturaleza, presentando que a través de las edades y las diferentes
civilizaciones, las pautas morales han sido diferentes. No obstante, establece
que esto no es verdad. Reconoce que sí ha existido y existirán diferencias
morales, pero no tan significativas, a modo de establecer una diferencia total.
Por lo contrario, cree que se puede establecer un conocimiento general sobre lo
que se considera correcto.
Lewis sostiene que siempre que veamos a un hombre que se desliga de
todo vestigio de la moralidad, muy brevemente, se contradecirá, pues al
reclamar, discutir o desear que se haga justicia, hablará habiendo establecido
y suponiendo con ello, alguna regla moral. De tal forma, que como argumenta
Lewis, “parece, entonces, que nos vemos forzados a creer en un auténtico bien y
mal.” (pág.24) Este argumento es uno semejante al presentado por Pablo en el capítulo
dos de la carta a los Romanos.
“Por lo cual eres
inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que
juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es
según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que
tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? (Romanos
2:1-3)
Conclusión:
Los seres humanos creamos en Dios o no creamos en él, tenemos una
curiosa idea de cómo deberíamos comportarnos y que en mayor o en menor grado, no
nos sujetamos a ello. Esto supone una distinción entre el bien y el mal también
por aquellos que rechazan la verdad. Tal asunto demandaría un dador de la Ley
Natural, por cuanto es contraria a nuestra propia naturaleza moral. El apóstol Pablo
declaró algo similar en la epístola a los Romanos cuando dijo:
“Así que, queriendo yo hacer el
bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior,
me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela
contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está
en mis miembros.” (Romanos 7:21-23)
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