sábado, 11 de julio de 2015

Los que causan divisiones y tropiezos



los que causan divisiones y tropiezos


“El error nunca se presenta en toda su desnuda crudeza, a fin de que no se le descubra. Antes bien se viste elegantemente, para que los incautos crean que es más verdadero que la verdad misma.” Ireneo de Lión

Base Bíblica: Romanos 16:17-18

“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.”

Hoy como en los primeros años de la era cristiana, la iglesia se enfrenta al peligro del espíritu de la época, el sincretismo. Aquello que mucha gente buscaba, no era una religión verdadera, sino una en la que se pudiera combinar diferentes ideas. Sin duda alguna, el desarrollo del evangelio aglomeró personas con diferentes trasfondos religiosos. Sin embargo, la diversidad aunque podía enriquecer la iglesia, traía de la mano el peligro de que algunos quisieran interpretar el evangelio según sus creencias.

No debemos sorprendernos si queriendo hacer la voluntad de Dios, hallamos oposición, pues siempre la ha habido y la habrá. Toda vez que usted sea llamado a edificar, como en el tiempo de Nehemías, se levantarán los Sambalat y los Tobías. No obstante, habrá otro tipo de oposición no tan evidente. La Biblia advierte que los postreros tiempos serían peligrosos porque habría hombres con apariencia de piedad. Por tal razón, Pablo le dice a los creyentes que debían estar pendientes y que se fijaran, de manera que, no debían hacerse de la vista larga.

El diablo tratará de obstaculizar la obra de Dios. Su plan consiste en tratar de detener el progreso, ya que éste no puede impedir la obra de Dios. Por otro lado, nuestro deber consiste, como el del apóstol Pablo, en mantenernos firmes en la tarea del ministerio, centrados en la palabra de Dios, tal y cual nos ha sido conferida y en someternos al control del Espíritu Santo. En la verdadera Iglesia de Cristo no debería haber cabida para interpretaciones privadas. En todo caso, según Pablo le expresó a los Gálatas, sea anatema quien posea la osadía de reinterpretar o cambiar el mensaje de  la palabra de Dios. Los cristianos únicamente tenemos un marco de referencia, la palabra profética más segura, como dijera el apóstol Pedro. 

Hoy un sinnúmero de líderes religiosos, tratan de cuajar movimientos ecuménicos dispuestos a sucumbir a los principios cristianos, basados en una falsa unidad. No obstante, los creyentes, al igual que Pablo, no debemos consentir en ello. La verdadera unidad proviene de Cristo y se fundamente en la palabra de Dios, no en acuerdos humanos. Lo demás es pura hipocresía religiosa. No debemos tener principios livianos o ligeros, ya que, lo que Dios estableció, establecido está, por lo tanto, nos toca moldearnos a su palabra y no ajustarla a nosotros. Lo primero sirve a la obra de Dios, lo segundo al trabajo del diablo. Éste no está lejos de la iglesia y puede observarse dentro, a través de sus agentes de corrupción. Tales ministros, líderes o individuos sirven y apelan a los sentidos, a lo sensual, de manera que los ingenuos no puedan ver la diferencia entre servir a Dios y buscar servirse de él.

Conclusión:

El evangelio fraguado, de microondas, de cajita “Cracker Jack”, no sirve ni para alimentar un ratón de laboratorio, pues sólo produce cáncer en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. Mi hermano en la fe, la madurez como creyentes es esencial y requerida por el Señor y la militancia en su palabra, un mandato, no caiga en las artimañas del error.

Pastor Gilberto Rufat

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