jueves, 9 de julio de 2015

¿Hay injusticia en la elección?



¿Hay injusticia en la elección?

Base Bíblica: Romanos 9:13-16

“¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.”


En la carta a los Romanos 9:14, Pablo se adelanta a las objeciones que la doctrina de la elección podría traer a la mente de los romanos. El apóstol estaba consciente que desde un punto de vista humano dicha doctrina (la elección) podría parecer injusta. De manera que el apóstol les pregunta, ¿hay injusticia en que Dios amase Jacob y aborreciera a Esaú?

Independientemente de lo que usted crea, fue eso lo que Dios hizo, amó a Jacob y aborreció a Esaú. Por ende, la pregunta no está basada en una suposición, sino en un acto soberano de Dios.

Romanos 9:13 “…A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.”

El problema al interpretar dicho pasaje, como otros en la Biblia, es que en ocasiones partimos de premisas equivocadas. En este pasaje hay dos premisas equivocadas: 

1-    Presumimos que Dios debe y tiene que tener misericordia de los hombres, cuando la verdad es, que Dios no tiene por qué ser misericordioso. La misericordia no es lo que merecemos, sino la muerte. De hecho, si reclamáramos justicia, lo único que hallaríamos sería nuestra condenación.

Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” 

2-    Dios puede (y es evidente que lo hace), tener misericordia de quien él quiera tener misericordia. Esto no debería sorprenderle a ningún cristiano que tenga una comprensión mínima de la teología del Antiguo Testamento, pues ella descansa en la elección y preservación de Dios sobre su pueblo.  

Romanos 9:15 “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.”

Dios le dijo a Moisés lo siguiente:

Éxodo 33:19 “Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.”

El argumento Paulino radica en que Dios no es injusto porque pudiendo enjuiciar a todos (condenar a todos), haya decidido tener misericordia de algunos. Los que reciben misericordia, claramente no reciben lo que merecen, pero los que reciben juicio, reciben lo que merecen.

La argumentación humana estriba en que Dios debería darles a todos la misma medida, lo que resultaría en enjuiciar a todos o en salvar a todos. Si nos detuviésemos un momento a pensar sobre el particular, sería insensato presumir que Dios es injusto y por otra parte, demostramos arrogancia sobre el hecho de pretender corregir o proponer un mejor plan que el divino. 

En el plano humano decidimos todos los días consciente o inconscientemente favorecer a unos, mientras a otros no los favorecemos. Por ejemplo: Si un matrimonio quisiera adoptar un niño(a), esto sería un acto de gracia y bendición sobre el niño(a). Sin embargo, el hecho de que no adoptaran a todos los niños(as), ¿constituiría dicho acto en uno injusto? NO. O es que para ser bueno o justo, ¿tendría que adoptar a todos los niños?

Por consiguiente, el apóstol expresa referente a la elección:

Romanos9:16 “...no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”

La palabra quiere del griego “thelo significa querer, desear, implicando volición y propósito, con frecuencia una determinación. Se traduce con el verbo querer con la mayor frecuencia.  De manera, que la salvación no depende de otra cosa, sino de la elección divina, pues ni desearla, ni ir tras ella, nos haría merecedores; aunque la verdad es que para el perdido, ésta no importa.

Conclusión:

La Biblia expresa con toda claridad que es Dios quien decide tener misericordia de quien él quiera, por cuanto no está obligado a hacerlo. De igual forma, tampoco es injusto si la concede a unos y a otros no.

Pastor Gilberto Rufat

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