arraigados y cimentados en el amor de Cristo
Pasaje a considerar:
"para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor." (Efesios 3:16-17)
Comentario:
¿Cuán importante es tener conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida y de lo que él ha hecho por nosotros al decidir amarnos?
Escuché una vez, una historia de un pastor que fue a visitar a un hermano en la fe, que no estaba asistiendo a la iglesia. La explicación que le ofrece el hombre, quien trabajaba como granjero al pastor, era que no tenía a alguien que le cuidase su granja los domingos. El pastor le dijo que debía confiar en que Dios estaría en control, que él cuidaría de la misma. Así, quedó el granjero convencido de no ausentarse más y pudo asistir al próximo culto.
El domingo siguiente, el pastor comienza su mensaje creando conciencia de que la presencia de Dios en la vida es importante diciendo: "Hermanos, Dios está aquí". En segundos, el granjero se levanta de prisa, yéndose de la iglesia. El pastor creyendo que algo no estaba bien fue a visitarlo. El granjero estaba molesto, pues según pensó, el pastor le había engañado. "¿En qué lo engañé?"- preguntó el pastor. “Usted dijo que Dios estaría velando mi granja y no estaba allí, cuando dijo que Dios estaba en la iglesia”. – respondió el granjero.
Tristemente, así vivimos cuando nuestro conocimiento de Dios es limitado. Entendámoslo o no, terminamos viviendo como si tuviéramos un Dios pequeñito, uno de domingos. Pablo oraba por los efesios para que fueran conscientes del maravilloso plan de Dios para sus vidas. Uno, que había sido determinado antes de la fundación del mundo. El granjero no entendía que un Dios omnipresente simplemente está presente en todo, porque es parte de su naturaleza.
Conclusión:
A Dios no se le escapa ningún detalle, ni le sorprende ningún evento. Cuando Dios determina algo, se cumple. Si Dios en su soberana gracia decidió amarnos, al punto de entregarse a sí mismo por nosotros, ¿cómo no proveerá y estará presente en las demás cosas? Aprendamos a confiar en Dios.
pastor Gilberto Rufat
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