martes, 14 de julio de 2015

¿Por qué todas las cosas les ayudan a bien? - Romanos 8:28



¿Por qué todas las cosas les ayudan a bien?

Base Bíblica: Romanos 8:28

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Sin lugar a dudas, Romanos 8:28 es y ha sido uno de los versículos favoritos de muchos cristianos, ya que expone que Dios guarda a sus hijos asegurándoles que todo en sus vidas obrará para bien y además, que todo lo que permite en sus vidas sirve para grabar en sus hijos, la imagen de su Hijo (Ro. 8:29).

No obstante, lo contradictorio en la doctrina de muchos, es que no parecen conocer la razón por la que todo obra y obrará para bien. Según éstos, el énfasis en Romanos 8:28, radica en su amor hacia Dios, constituyéndose en una errónea interpretación del pasaje, pues la promesa es el resultado del propósito divino sobre los que son llamados. Podemos comparar 1Juan 4:10 y 19 con Romanos 8:28, por cuanto expresan la misma idea; que el amor de los hijos es el resultado del amor de Dios.

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” (1Jn. 4:10)

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (1Jn. 4:19)

Note, que el amor de los hijos de Dios es una respuesta al amor con el que él les amó y no lo contrario. El mensaje de la primera carta de Juan es claro, nuestro amor a Dios proviene de Dios mismo (Ro. 5:5; Gá. 5:22-23). Aunque la primera carta de Juan, no entra en detalles del porqué o cuándo les amó, la Biblia sí contesta la segunda pregunta (cuándo les amó).

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” (Efesios 1:3-5)

Tanto Pablo como Juan aseguran que el amor de Dios sobre sus hijos se concretó en la eternidad. Si somos honestos, ninguno de nosotros aun siendo cristianos amamos a Dios como deberíamos. Pretender que nuestro amor a Dios sea la base de la promesa en Romanos 8:28, representa un acto de orgullo falso.

Una simple examinación a los versículos que siguen a Romanos 8:28, evidencia que la promesa es segura porque fue decretada o establecida por Dios y no por nuestro amor hacia él. Observe, que el énfasis reside en “los que conforme a su propósito son llamados” (v.28), puesto que fueron “predestinados” (v.29 y 30).

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” (Romanos 8:29-30)

Es lamentable, que los que se gozan en la promesa de Romanos 8:28, nieguen la doctrina de la predestinación porque la razón de la seguridad de la promesa de que todo obrará para bien, está arraigada y sostenida precisamente en la predestinación de Dios y no sobre nuestro amor.

Algunos argumentan si hubo predestinación por parte de Dios, pero que la misma estuvo basada en su preconocimiento, contenido en la expresión “los que antes conoció” en Romanos 8:29. La expresión “antes conoció” προγινώσκω “proginosko” es una palabra griega compuesta. La preposición primaria “pro” significa ante, en frente o antes de y el verbo “ginósko” que significa conocer o saber desde antes.

Los proponentes de la elección por preconocimiento, objetan básicamente que Dios basó su elección en dicho conocimiento, esto es, que Dios vio a los que habrían de creer o acercarse a él y que por lo tanto, fue esa la base de la elección. No obstante, lo contrario es la verdad, pues Pablo expresa que Dios conoció a los suyos, porque él mismo los eligió en la eternidad.

Uno de los problemas con la interpretación de muchos pasajes es la falta de una hermenéutica seria. Dios ve el pasado en el presente porque él no está sujeto a tiempo y espacio. Desde un punto de vista humano, el conocimiento previo evitaría que cayéramos en problemas y desilusiones, entre otros, pero el problema es que no estamos hablando de un hombre, sino de Dios. Además, esta postura, elimina la clara enseñanza de que todos pecamos, por cuanto todos estamos destituidos de la gloria de Dios (Ro. 3:23) y que nuestro estado espiritual es de muerte (Ef. 2:1).

Me pregunto y cuestiono, si la verdadera razón para no creer en una doctrina ampliamente discutida en las Escrituras como la de la predestinación, es por ignorancia o por un rechazo directo a la doctrina de la soberanía de Dios (Judas 4). ¿Cuál es el problema con que Dios ejerza su soberanía y si la ejerce, cómo nos atrevemos a declarar que es un acto de injusticia? ¿Acaso sabemos lo que representa que Dios hiciera justicia sobre nosotros? Es un acto de insensatez pretender juzgar a Dios basados en nuestra perspectiva humana y caída. O ¿es que algunos dudan de que todo cuanto Dios determina es santo, justo y bueno? Por cuanto nada hace fuera de su propio carácter.

Únicamente hay cinco versículos en el Nuevo Testamento que utilizan la palabra griega (προγινώσκω) “proginosko” (Hch. 26:5, Ro. 8:29; 11:2; 1P. 1:20 y 2P. 3:17). De estos, dos hablan sobre tener conocimiento previo y los otros tres, hacen referencia a la obra de la salvación como una determinación y elección de Dios.

     1- “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29)

     2- “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo:” (Romanos 11:2)

     3- “ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.” (1Pedro 1:20)

La expresión “antes conoció o desde antes” es usada para indicar que los que se salvan, lo hacen como el resultado de lo que Dios decidió antes de la creación. Muestra de ello es Romanos 8:29 y 11:2; mientras que en 1Pedro 1:20 podemos ver el hecho, de que aun la muerte vicaria de Cristo como un cordero sin mancha y sin contaminación, también fue decretado por Dios en la eternidad. De modo, que a Dios como a su Hijo nada les le tomó por sorpresa, como lo enseña claramente, Hechos 2:22-23.

La expresión (προγινώσκω) “proginosko” se deriva de la palabra griega (πρόγνωσις) “prognosis” que significa conocimiento anticipado, pensamientos por adelantado. En el Nuevo Testamento se utiliza únicamente en dos versículos, en los cuales el énfasis es en que Dios decidió algo anticipadamente. Por lo tanto, a él no le sorprende el presente, pues él mismo lo decidió en la eternidad.

     1- “a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.” (Hechos 2:23)

     2- “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.” (1Pedro 1:2)

Conclusión:

Los que tienen problemas con la doctrina de la predestinación enseñada en la Biblia, deberían responder si fue injusto que Dios llamara o escogiera a Abraham, a Isaac y a Jacob. O, ¿acaso Dios no escogió al pueblo de Israel entre otros pueblos, mientras a estos les extendió su misericordia? ¿Se escogió Juan el Bautista a sí mismo? Y, qué de todos los apóstoles, ¿acaso no dijo Jesús que fueron escogidos por él? Y qué decir del apóstol Pablo, ¿no aseguró este mismo que fue escogido desde el vientre de su madre? ¿No dijo Jesús que sólo sus ovejas le seguirían? ¿No afirmó Jesús que únicamente los llamados por el Padre vendrían a él? ¿No oró Jesús por los que el Padre le había dado? Podríamos continuar con la lista. Sin embargo, todo esto lo decidió Dios y está registrado en las Sagradas Escrituras, de modo que quien se opone a la doctrina de la elección, a Dios mismo se opone.

Pastor Gilberto Rufat

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