lunes, 3 de agosto de 2015

"...os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados." (Efesios 4:1)



"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados." (Efesios 4:1)

Comentario:

En el capítulo uno, Pablo enseña que los escogidos antes de la fundación del mundo pasan a ser la iglesia, cuya cabeza es Cristo (Ef. 1:22).

En el capítulo dos expone que la iglesia, a la que se refiere como un nuevo hombre (Ef. 2:15), el cuerpo (Ef. 2:16), la familia de Dios (Ef. 2:19) y el edificio (Ef. 2:21), está compuesta por los judíos y los gentiles que Dios llamó antes de la fundación del mundo (Ef. 2:14-15).

En el capítulo tres, el apóstol establece que Dios le reveló el misterio de su voluntad; misterio que en otras generaciones no se dio a conocer (Ef. 3:5), "que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio" (Ef. 3:6). Por lo tanto, Dios no tiene dos pueblos, sino el pueblo que escogió desde antes de la fundación del mundo. De modo, que esa es la razón por la cual Jesús no es el Mesías exclusivo de los judíos, sino también de los gentiles que fueron llamados.

En el capítulo cuatro de la epístola a los Efesios, vemos una transición de lo teológico (Ef. 1-3) a lo práctico (Ef. 4-6). Ahora, Pablo les invita a vivir conforme a la vocación a la que fueron llamados por gracia (Ef. 4:1). Les recuerda que son parte de un mismo cuerpo, que tienen un mismo Espíritu, que comparten una misma esperanza, un mismo Señor, una fe, un bautismo, teniendo un Dios y Padre, el cual es sobre todos, por todos y en todos (Ef. 4:4-6).

Siendo así, debían aprender a convivir juntos en unidad (Ef. 4:3), debían ser humildes, mansos y debían aprender a ayudarse en amor (Ef. 4:2). Éste fue uno de los primeros retos que confrontó la iglesia antes de ser perseguida, por cuanto era necesario romper con las clases sociales y las divisiones culturales en las que habían vivido antes y aprender a hacer del evangelio su estándar de vida, el que sería otro reto.

Conclusión:

Debemos entender que son muchas las cosas que nos unen (Ef. 4:4-6), que nuestro llamado es a no separarnos (Ef. 4:3), que en el evangelio, no existen clases sociales y que no hay lugar para protagonismos, sino espacio para crecer y madurar juntos (Ef. 4:13).

La unidad de la iglesia desasociada de la verdad del evangelio, es una unidad falsa y una falta a la verdad, de la verdadera unidad de la iglesia, la cual desde su origen descansa sobre el fundamento doctrinal de los apóstoles.

pastor Gilberto Rufat

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