Pasaje
a considerar:
“Amados,
yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir
entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar
vuestras buenas obras.” (1Pedro 2:11-12)
Comentario:
Como ciudadanos del reino de Dios hemos de
vivir en este mundo, recordando, que somos extranjeros y peregrinos. “Mas
nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo” (Fil.3:20). De manera, que debemos cuidar nuestra manera
de vivir o nuestro testimonio. No somos salvos por obras, pero las mismas deben
dar evidencia de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
En nuestros días existen muchos peligros,
pero uno, que considero muy peligroso; el surgimiento de la iglesia con cultos
“contemporáneos”. Estos deseando alcanzar al mundo, acaban pareciéndose a éste,
restándole importancia a lo eterno y verdadero y dando paso a una cultura más pragmática
que teológica.
Donde la meta no es la gloria de Dios y la
autosujeción a su soberanía o voluntad, se terminará tarde o temprano en la autocontemplación,
la autogratificación y en la autodeificación de la voluntad del individuo sobre
la verdad y la voluntad divina.
Por consiguiente, vemos el surgimiento de iglesias
y cultos tipo “fast food”, en donde la predicación es chatarra, llena de
químicos y todo tipo de aditivos, pero la propaganda crea la impresión de que se
adora a Dios y se aprende de la palabra.
Conclusión:
Los creyentes debemos dar evidencia de a
quién le pertenecemos. Nuestra meta no es asimilarnos al mundo, sino parecernos
a Cristo. Aun, el estar dispuestos a padecer en el mundo como él. Nuestra
responsabilidad es dar a conocer la palabra de Dios, no mercadearla y mucho
menos adulterarla.
pastor Gilberto Rufat
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