lunes, 20 de abril de 2015

La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres - Tito 2:11


La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres


11Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.” (Tito 2:11)

Si se lee este versículo aislado del contexto, alguien podría presumir de haber encontrado evidencia en contra de la elección divina, pues el versículo lee, "la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.” El problema con esta interpretación del pasaje, es que si la gracia de Dios se hubiese manifestado para alcanzar a todos los hombres, entonces encontraríamos una contradicción en la Biblia, puesto que la palabra enseña que son pocos los que se salvan (Mt. 7:13). Además, obtendríamos la primera evidencia de que no todo lo que Dios se propone, puede ser realizado. De manera, que sería imposible tener alguna seguridad de salvación. Sin embargo, una mirada al contexto que precede a Tito 2:11 muestra con toda claridad que la referencia “a todos los hombres” es en sí misma, a todos los salvados por la gracia o a todos los que la gracia de Dios ha alcanzado.

En el capítulo dos, Pablo instruye a Tito a enseñar a todos en la iglesia, así como fuera de ella a asumir su responsabilidad y deberes, para que la palabra de Dios no fuese blasfemada (Tito 2:5). De modo, que los ancianos, las ancianas, las mujeres jóvenes, los jóvenes y los siervos debían sujetarse a la palabra de Dios y permanecer en el lugar en el que fueron llamados, mostrando fidelidad en todo, para que la palabra de Dios fuese adornada con sus acciones. Lo que Pablo le instruye a Tito, es que debía enseñar que la gracia en la salvación era una común a todos los salvados, de forma tal, que no debía haber diferencias en cuanto a la misma entre ellos, pues todos fueron alcanzados mediante la manifestación de la gracia divina.

1Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. 2Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. 3Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. 6Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; 7presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, 8palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. 9Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; 10no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.” (Tito 2:9-10)

Es lamentable el desconocimiento que algunos evidencian en su afán por defender lo indefendible, pues el versículo que citan como evidencia, es parte de una carta (Tito), cuyos destinatarios son mencionados desde el comienzo, como los escogidos de Dios.

1Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad.” (Tito 1:1)


Lo más preocupante es el rechazo directo a la palabra de Dios y querer acomodarla al entendimiento subjetivo de la persona o el individuo. Pero, peor aún, cuando se entiende que precisamente esta carta fue dada por Pablo a Tito para corregir las deficiencias en cuanto a la fe.

La palabra “escogidos” en Tito 1:11, es la palabra ἐκλεκτός, la que según el Diccionario Strong significa selecto; por implicación favorito. Según el Diccionario Vine, la palabra significa escogido, elegido. Por cuanto Pablo comienza diciendo que su mensaje era para los escogidos por Dios, no para los que “escogieron a Dios” o para todos los hombres. Ésta es la misma palabra griega que es utilizada por Pedro es su primera epístola cuando dice:

2elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.” (1Pedro 1:2)

Pablo mismo le expone a Timoteo que fue Dios:

quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14)

Además, le dijo:

15Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” (Tito 2:15)

La doctrina de la elección simplemente enseña que los elegidos fueron llamados mediante la soberana gracia de Dios conforme a su voluntad.

4Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” (Tito 3:5-7)

El versículo seis clarifica que la bondad y el amor de Dios (v.4) se derramó o se manifestó en nosotros, ¿quiénes? los elegidos, dice en nosotros, no dice a todos. Note, que por causa de la gracia mediada por la regeneración o el nuevo nacimiento del Espíritu Santo, estos (los elegidos) vinieron a conocer la justicia de Dios en Cristo, a fin de ser justificados y ser constituidos herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Por ende, el nuevo nacimiento precede al arrepentimiento y a la fe, pues es esta obra de gracia, por la cual, el pecador muerto en su pecado puede arrepentirse y venir a abrazar la fe de Jesucristo. El mejor ejemplo de la importancia de la regeneración en la salvación lo hallamos en Juan tres, en la conversación entre Jesús y Nicodemo. En la misma, Jesús le dice a Nicodemo que ningún hombre puede conocerle, sin nacer de nuevo, mostrando, que la regeneración o el nuevo nacimiento es la obra de Dios Espíritu Santo, sobre aquellos que fueron llamados. Por lo que el hombre en su estado natural, según Juan tres, no puede venir a la luz. Dicha imposibilidad radica en que sus obras son malas y no desea que ellas sean reprendidas. En cambio, aquel que Dios llama, desea venir a la luz para que sus obras sean hechas en Dios.

19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” (Juan 3:19-21)

 Pastor Gilberto Rufat

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