Pasaje a considerar:
"Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo." (1 Pedro 3:7)
Comentario:
No existe una mejor manera de testificar de Cristo, que aquella que es
adornada con un claro testimonio. Los esposos a los que Pedro suscribe,
debían reconocer que también confrontarían las mismas situaciones que
las esposas que tenían cónyuges inconversos.
El apóstol les recuerda que ellos "igualmente", deben prestar importancia a su manera de vivir, a fin de no poner tropiezo a sus oraciones y para que esto les facilite el poderles testificar (1P.3:15).
Sin embargo, Pedro presenta tres cosas que los esposos deben hacer:
1- Honrar a su mujer.
Esto comprende valorarlas, respetarlas y verlas como Dios las ve. Las esposas no son una pertenencia, son la ayuda idónea y aquella compañera dispuesta por Dios.
2- Tratarlas como a vaso más frágil.
Significa que deben protegerlas y cuidarlas como lo que se atesora y no quiere echarse a perder. Esto de ninguna manera significa debilidad. Por ende, deben amarlas más que a todo, después de a Dios.
3- Reconocer que éstas son coherederas de la gracia.
Los esposos deben entender que la relación con sus esposas es de vital importancia para su vida espiritual. Pues éstas, de la misma manera que ellos, son participantes de la gracia divina en la obra de la salvación. Pedro expone que una mala relación con sus esposas, estorbará su comunión con Dios.
Conclusión:
El segundo lugar (después de nuestra vida), en donde Dios quiere y requiere ser glorificado es en nuestra vida marital. Por consiguiente, debemos actuar en obediencia sobre lo ordenado por Dios, a modo, de poder disfrutar de sus múltiples bendiciones, cuidados y así poder ser testigos de él, desde la relación más íntima en la tierra, la conyugal.
Pastor Gilberto Rufat
Primera Iglesia Bautista Emanuel en Cleburne, Texas
El apóstol les recuerda que ellos "igualmente", deben prestar importancia a su manera de vivir, a fin de no poner tropiezo a sus oraciones y para que esto les facilite el poderles testificar (1P.3:15).
Sin embargo, Pedro presenta tres cosas que los esposos deben hacer:
1- Honrar a su mujer.
Esto comprende valorarlas, respetarlas y verlas como Dios las ve. Las esposas no son una pertenencia, son la ayuda idónea y aquella compañera dispuesta por Dios.
2- Tratarlas como a vaso más frágil.
Significa que deben protegerlas y cuidarlas como lo que se atesora y no quiere echarse a perder. Esto de ninguna manera significa debilidad. Por ende, deben amarlas más que a todo, después de a Dios.
3- Reconocer que éstas son coherederas de la gracia.
Los esposos deben entender que la relación con sus esposas es de vital importancia para su vida espiritual. Pues éstas, de la misma manera que ellos, son participantes de la gracia divina en la obra de la salvación. Pedro expone que una mala relación con sus esposas, estorbará su comunión con Dios.
Conclusión:
El segundo lugar (después de nuestra vida), en donde Dios quiere y requiere ser glorificado es en nuestra vida marital. Por consiguiente, debemos actuar en obediencia sobre lo ordenado por Dios, a modo, de poder disfrutar de sus múltiples bendiciones, cuidados y así poder ser testigos de él, desde la relación más íntima en la tierra, la conyugal.
Pastor Gilberto Rufat
Primera Iglesia Bautista Emanuel en Cleburne, Texas
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