Pasaje
a considerar:
“Simón
Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la
justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que
la nuestra.” (2Pedro 1:1)
Comentario:
En 1Pedro, el apóstol llamó y exhortó a sus
hermanos en Cristo (en la diáspora) a permanecer firmes en la fe. Les enseñó
que habían sido elegidos mediante la soberana gracia de Dios, a fin de ser
rescatados y de obedecer (1P.1:2). Debían crecer (1P.2), esperar persecución, sufrimiento
por causa de Cristo (1P.3) y aun estar dispuestos a padecer con gozo (1P.4). Además,
les advirtió que no debían dejarse amedrentar por el diablo, el cual es
presentado como un león rugiente, buscando a quiénes devorar (1P.5).
En 2Pedro, Pedro alienta a los cristianos a
crecer en el conocimiento de Cristo y a reconocer que son participantes de un
cambio en sus vidas (2P.1:4), con el propósito de que puedan vivir de acuerdo a
la gracia. Les exhorta a no ser ociosos, sino a desarrollar su fe (v.10) sobre
la base de la palabra profética más segura (v.19). También, les advierte sobre la realidad de los
falsos maestros, los cuales serían juzgados en su día (2P.2) y llama a los
creyentes a esperar y a vivir para el día del Señor Jesucristo (la segunda
venida, 2P.3).
Conclusión:
La fe, según Primera y Segunda de Pedro, es
un don de la gracia de Dios. La cual es otorgada mediante la regeneración o el
nuevo nacimiento, a través de la obra del Espíritu Santo, quien llama a los elegidos
y los habilita, para que puedan responder en arrepentimiento y fe y ser salvos,
puesto que fueron llamados a ello desde la eternidad. De manera, que somos exhortados
a gozarnos en la gracia; aunque tengamos que ser probados y padecer (1Pedro), así
como a crecer en la gracia por medio del conocimiento de la palabra de Dios (2Pedro).
Pastor Gilberto Rufat
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