¿Qué enseña
Juan 3:16?
Juan 3:16 es posiblemente el versículo más conocido de la
Biblia y uno muy mal interpretado. El mismo se convirtió en cabeza del evangelicalismo,
el cual le dice a los hombres que con mirar a la cruz, serán salvos. Sin
embargo, ha prestado poca o ninguna importancia al significado e importancia
del nuevo nacimiento. Veamos el pasaje de estudio dentro de la historia en la que
se suscita.
Contexto del Pasaje
Un fariseo y principal entre los judíos vino a Jesús (v.1). Éste
le dice que sabe que Jesús había venido como maestro por las señales que realizaba
(v.2). Jesús le contesta que él no puede conocerle porque para entender las
cosas del reino de Dios, le es necesario nacer de nuevo (v.3). Nicodemo le pregunta,
¿si era posible que un hombre naciera en el vientre de su madre por segunda vez
(v.4)? Jesús le responde que el nuevo nacimiento es una obra del Espíritu y una
necesaria para entrar en el reino de Dios (v.5). El nuevo nacimiento es una
obra de carácter espiritual en el hombre. Así como nacer de la carne nos pone
en contacto con lo creado, nacer del Espíritu, nos pone en contacto con el
Creador (v.6). Jesús nota que Nicodemo está sorprendido por tal enseñanza (v.7).
Jesús le dice a Nicodemo que el nuevo nacimiento es tan real como el viento, el
que disfrutamos, más sin embargo, no entendemos todo sobre el mismo (v.8). Nicodemo
vuelve a preguntar, ¿cómo podría ser eso posible (v.9)? Jesús le cuestiona que
cómo siendo maestro de Israel no lo puede entender (v.10). Jesús le dice que su
problema no es uno de ignorancia, sino de rechazo a su testimonio (v.11). Si
Nicodemo no podía entender la necesidad de nacer de nuevo, entonces, ¿cómo podría
entender cómo se llevaba a cabo? (v.12). Jesús le dice que el que subió al
cielo es el mismo que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, de quien éste no
reconocía su testimonio (v.13).
Tres verdades que debemos entender:
La relación entre el reino de Dios, la obra del Espíritu y la
llegada del Hijo del Hombre son fundamentales para poder entender la conversación
entre Jesús y Nicodemo.
1- La relación de Jesús
con el reino de dios
La llegada del Mesías profetizado en el Antiguo Testamento daba
inicio al reino de Dios. De manera, que al Jesús identificar sus señales con el
reino de Dios, claramente se está identificando con el Mesías anunciado y no con
un maestro.
“Saldrá
una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y
reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová.
No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;
sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los
mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el
espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de
sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.” (Isaías 11:1-5)
2- La relación del Espíritu
con el reino de dios
Las profecías con relación al reino del Mesías profetizaban la
obra del Espíritu sobre todo su pueblo, el que sería llamado.
“Y yo
os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a
vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os
limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis
en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis
en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo
seré a vosotros por Dios.” (Ezequiel 36:24-28)
3- La relación del
Hijo del Hombre con Jesús
Jesús se identifica como el Mesías, al atribuirse a sí mismo
el término el Hijo del Hombre, el cual había sido profetizado en el libro de Daniel.
“Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como
un hijo de hombre, que vino hasta
el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue
dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le
sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que
no será destruido.” (Daniel 7:13-14)
Es importante observar que Jesús le declara a Nicodemo que la
llegada del Hijo del Hombre, anunciaba su misión; la de ser levantado como la
serpiente en el desierto. Esta historia está contenida en el libro de Números
21:4-9. En la misma, podemos ver el problema del pecado de los hombres y sus
consecuencias, la rebeldía y por ende, la muerte. Pero, a su vez, vemos la provisión de gracia presentada
por medio de Moisés al pueblo.
“Y
Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.”
(Números 21:9)
¿Qué ensena Juan 3:16?
1- El hombre natural o nacido de la carne no puede entender
las cosas del reino de Dios y tampoco puede entrar en él.
2- El hombre en su estado natural está bajo condenación, ama
las tinieblas, sus obras son malas, aborrece la luz y no desea que sus obras
sean reprendidas.
3- Sin el nuevo nacimiento no hay posibilidad de entender y
entrar al reino de Dios.
4- El nuevo nacimiento es previo a la salvación.
5- El hombre natural no puede hacer nada para nacer de
nuevo, por cuanto está fuera de su alcance.
6- Únicamente Dios puede obrar el nuevo nacimiento.
7- Los que nacen de nuevo son conducidos al arrepentimiento
y a la fe en el Hijo del Hombre, Jesús, sin las cuales es imposible la salvación.
8- Jesús es el único medio de salvación dado por Dios a los
hombres.
9- El amor de Dios se muestra en los que se salvan y su ira se
manifiesta en los que se pierden.
Conclusión
Juan 3 no enseña que los hombres nacidos de carne pueden entender
y acercarse a Dios cuando quieran. Enseña que únicamente Dios puede conducir a
un pecador a sí mismo. Que para que esto fuera posible era necesario que el
Hijo de Dios pagase en la cruz por el pecado de todos los que creerían en él. Que
el Espíritu Santo es indispensable en la salvación, cambiando la naturaleza del
hombre, para que éste pueda arrepentirse y tornarse a Dios de todo corazón para
salvación.
Las señales evidenciadas por medio del ministerio de Jesús no
son suficientes para conocerle. Sin embargo, éstas proclaman el cumplimiento
del plan de Dios en su Hijo, el Mesías. Si Juan 1:12-13 expone que únicamente
los que reciben y los que creen en Jesús son hechos hijos de Dios, entonces, Juan
3:1-21 enseña cómo es que esto sucede; por medio de la obra del Hijo en la cruz
y de la obra regeneradora de Dios Espíritu Santo o del nuevo nacimiento.
Bendiciones.
Pastor Gilberto Rufat
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