¡Reconciliaos con
Dios!
“Así que, somos embajadores en nombre de
Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de
Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Co. 5:20-21)
En 2 Corintios 5:14-21 Pablo expone cómo fuimos
reconciliados con Dios y lo que ello significa para nosotros. El término reconciliación,
según el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia significa el, “restablecimiento
de la amistad del hombre con Dios, pues entre ambos reinaba la enemistad; y,
más que el establecimiento de buenas relaciones en general, es la eliminación
de un profundo desacuerdo. El hombre por su pecado se encontraba alejado de
Dios; pero en la persona de su Hijo, Dios mismo ofreció el camino hacia la
reconciliación.”
Por consiguiente, podemos definir la
reconciliación como el medio por el cual somos salvos. Es la obra de Dios en
Cristo, reconciliando a pecadores consigo mismo. Es el evangelio llamando a pecadores
a salvación.
I. La obra de la reconciliación
1)
Sustitución
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado...” (2 Co.
5:21)
La sustitución significa el que el Hijo de Dios tomó nuestro lugar.
“Mas [él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados]; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Is. 53:5)
2) Imputación
“…lo hizo pecado…” (2 Co. 5:21)
La imputación significa que Dios cargó en su Hijo nuestros pecados
e inmundicias.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó
por su camino; mas [Jehová cargó en él
el pecado de todos nosotros].” (Is. 53:6)
3) Justificación
“…para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2
Co. 5:21)
Si la sustitución significa que Jesús
tomó nuestro lugar y la imputación que ÉL pagó nuestra culpa, entonces, la justificación significa que
somos totalmente perdonados. Es la
absolución de nuestra culpabilidad basada en la imputación de la justicia del Hijo
a nuestro favor. Isaías lo expone como sigue:
“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho;
por su conocimiento [justificará mi
siervo justo a muchos], y llevará las iniquidades de ellos.” (Isaías
53:11)
II. El resultado de la reconciliación
“De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
(2 Co. 5:17)
La reconciliación comprende la absolución
de nuestra condenación y es el medio por el cual Dios cambia nuestro ser.
III. El amor de Dios en la reconciliación
“Porque el amor de Cristo nos constriñe,
pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por
todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos.” (2 Co. 5:14-15)
Cuando entendemos que no merecíamos el perdón,
que lo injusto (en todo caso) fue que Jesús tomara nuestro lugar y que pagara nuestra
deuda, entonces, nuestro corazón, al igual que el de Pablo se constriñe ante la
grandeza de tan inmerecido amor.
Cuando entendemos lo que Dios hizo por nosotros
en Cristo, entonces, la constricción no se limita a una reflexión interna o a la
experimentación de un estado emocional, sino que se evidencia a través de una
vida en respuesta a tan inmerecido amor.
Conclusión
La reconciliación es un acto de la misericordia
de Dios en los que se salvan. Es la mayor muestra y evidencia de su amor. Es el
medio por el cual los que estaban lejos son hechos cercanos. Es la razón por la
cual los que se salvan no recibirán lo que merecen. Es el motor que mueve el
corazón de los reconciliados. Es el plan de salvación de Dios, así como su Palabra
llamando a los pecadores al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo para
salvación.
¡Reconciliaos con Dios!
Pastor Gilberto Rufat
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.