sábado, 27 de septiembre de 2014

LA OBEDIENCIA Y LA LIBERTAD


 
LA OBEDIENCIA Y LA LIBERTAD

“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” (Romanos 1:1)

Quien fuera mi pastor y mentor, el Reverendo Carlos Cortés, me dijo cuando comencé en el ministerio: “Gilberto, Dios nunca llama a nadie al fracaso”, así que, lo importante es reconocer que hemos sido llamados y que debemos ser obedientes. Pablo no tenía necesidad de reconocimientos humanos, conocía bien su llamado y basado en ello se dirigió a los romanos. Note, como éste se considera a sí mismo, como siervo de Jesucristo. La palabra siervo implica una posición de sumisión, de obediencia, por ende, de servidumbre. La palabra siervo del griego “doúlos” - significa esclavo, literalmente o figurativamente, involuntario o voluntario, por lo tanto, es utilizada en sentido calificativo para sujeción o subordinación. Pablo aclara el porqué no pretende ser reconocido con ningún otro título mayor que éste.

“…libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18)

En un mundo que busca libertad, que la confunde con libertinaje y que por consiguiente, termina en esclavitud, esta declaración podría parecer a simple vista una contradictoria. Sin embargo, Pablo reconoce que sólo a través de su esclavitud a Cristo (esto es obediencia), puede disfrutar de verdadera libertad. Equivocadamente, algunos conciben la libertad como el hacer con su vida lo que les dé la gana o les parezca. Cuando la verdad es que la libertad radica en una experiencia real de salvación y con ella surge una disposición constante de buscar permanecer en la voluntad de Dios.

Dios nunca le dio a los hombres el derecho de vivir en la libertad de su pensar, pues dijo que el día en que le desobedeciéramos moriríamos. De hecho, no recuerdo alguna cosa, tanto en mi vida personal, ni en la de nadie que viviendo haciendo lo que le plazca (en desobediencia), disfrute de libertad. La sumisión en la vida cristiana no es una opción hacia la libertad, puesto que es el camino para mantenerla y disfrutarla. Por cuanto el día en que desobedecemos, perdemos la libertad. De ahí, que la obediencia no es sugerida en la Biblia, sino demandada.

Bendiciones,

Pastor Gilberto Rufat

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