martes, 2 de septiembre de 2014

Efesios 6:12

"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." (Efesios 6:12)

Vivimos en mundo en donde no siempre estamos conscientes de que existe una lucha entre Dios y las fuerzas del mal. La batalla se originó en algún momento anterior a nuestra creación y no ha finalizado.

El enemigo sabe que no es un dios, es un ser creado y por ende, limitado. Nuestro enemigo sabe que el título de dios le queda grande y que su fin ya está establecido. Por consiguiente, sólo le resta tratar de oponerse a lo establecido por Dios y dar la impresión de que está dando una buena batalla.

La verdad es, que lo que de Dios es, es. Nadie puede alterar sus planes o alterar sus designios, pues él es Soberano. Así que el diablo tratará de detenernos, haciéndonos creer que tiene poder sobre nosotros.

Si miramos atentamente la armadura que Pablo describe en su carta a los Efesios en el capítulo seis, veremos que puede resumirse en dos cosas. Uno, que nuestra fortaleza y dependencia en todo tiempo es en Dios. Dos, que debemos continuar viviendo y peleando la buena batalla de la fe.

Ahora bien, observe que no consiste en una lucha directa con las potestades superiores, sino en mantenernos firmes y constantes en nuestra vida como cristianos. Los creyentes en Éfeso, debían estar apercibidos de las estrategias del enemigo y no permitir que les indispusiera contra sus hermanos. Recuerde que su enemigo es Satanás, pero no olvide jamás que su Dios es Jehová de los ejércitos.

Pastor Gilberto Rufat

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