¿Por
qué Dios tiene que intervenir completamente y no parcialmente en la salvación?
Usted nunca escuchará una oración por la
salvación de una persona, en la que no se reconozca la total inhabilidad del
individuo por el que se ora y la necesidad de la intervención soberana de Dios
sobre el mismo. Tampoco escuchará una oración para salvación como la que sigue:
“Dios, te doy gracias por el libre albedrío
que le diste a fulano, mengano, zutano o perengano para que te pudiera escoger
y aceptar como Señor y Salvador.”
Comprender la doctrina de la Depravación,
la Inhabilitad o la Corrupción Total del hombre nos ayudará a entender el por
qué es necesaria la intervención de Dios de manera directa en la salvación.
Breve exposición
1) La doctrina de la Depravación Total es
también conocida como la Inhabilidad Total como le llamó el teólogo Loraine
Boettner o la Corrupción Radical, según el teólogo R. C. Sproul.
2) La doctrina de la Depravación Total analiza
el resultado de la caída de Adán, así como la de sus consecuencias para la
posteridad (la humanidad).
3) La doctrina de la Depravación Total
afirma que todo ser humano, a partir de la caída, nace con la corrupción del
pecado, la que es inherente a su ser. De modo, que el ser humano es llamado
pecador no porque peca, sino porque es un pecador. Esto significa, que peca
porque esa es su naturaleza.
4) La doctrina de la Depravación Total no
enseña que los seres humanos son lo más depravados que podrían ser, sino que señala
el estado de corrupción en el que se encuentran. Siendo ésta su condición, el
hombre en su estado natural siempre se inclinará en una medida u otra al mal.
5) La doctrina de la Depravación Total no
enseña que el ser humano no pueda expresar amor, bondad y algún tipo de
actividad moral, entre otros, porque el hombre aunque caído, fue creado a
imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26-27; Ecl. 7:29). Lo que expone es que todos
y cada uno de los actos de los hombres pueden ser expresados solamente en un
plano horizontal. Esto es, en su relación con otros hombres, pero nunca de manera
vertical, con relación a Dios, como categóricamente enseña Ro. 3:10-18.
6) La doctrina de la Depravación Total es
el antónimo de la doctrina del “libre albedrío”. La misma enseña que el hombre
es libre sólo para auto complacerse.
7) La doctrina de la Depravación Total es
la razón por la cual únicamente Dios puede actuar para salvar al pecador, por
cuanto está muerto espiritualmente. En la misma, el hombre es presentado como
un muerto en una morgue y no como un enfermo en estado crítico en un hospital
que busca ayuda. En la misma, el ser humano está totalmente inhabilitado por la
corrupción del pecado para querer acercarse a Dios en arrepentimiento. De
manera, que el hombre necesita un milagro de la gracia de Dios para volver a la
vida y no su ayuda.
8) La doctrina de la Depravación Total es
el resultado de la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia (Ef. 2:1-3). Ésta
evidencia que el curso natural del hombre en su estado natural de pecado no es
hacia la luz, sino hacia las tinieblas. Éste no sólo viola la ley de Dios, sino
que se complace con los que lo hacen (Ro. 1:32).
Conclusión
La razón por la que nunca escuchará una
oración por la salvación de una persona, en la cual no se reconozca la total
inhabilidad de la misma y la necesidad de la intervención soberana de Dios es
porque sabemos por experiencia propia que ninguno de nosotros, los que hoy nos
llamamos cristianos buscó realmente a Dios. Reconocemos que sin la intervención
de Dios, permaneceríamos perdidos.
La doctrina de la Depravación Total es
contraria al orgullo humano, pues la misma no admite crédito humano en la
salvación. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe.” (Efesios 2:8-9)
La doctrina de la Depravación Total provoca
un profundo deseo de conocer a aquel que “…se manifestó a mí hace ya mucho
tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”
(Jeremías 31:3)
Bendiciones.
Pastor Gilberto Rufat
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