Tema: Le
era necesario padecer, morir y resucitar (parte 6)
Pasaje a considerar: Mateo 16:21-23 y Daniel
9:24-27
(Mateo 16:21-23) Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus
discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los
principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al
tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo:
Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose,
dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no
pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Predicación del domingo, 1 de marzo de 2020
Examinamos Daniel 9:24-27 y su
relación con la muerte del Mesías.
1- Señalamos los puntos más
sobresalientes sobre la profecía.
2- Presentamos dos ejemplos de cómo Daniel 9:24-27 es interpretado por la posición
dispensacionalista.
3- Vimos algunos ejemplos de cómo esta profecía fue interpretada en el siglo
16 en la Biblia de Ginebra (1560) y de cómo Daniel 9:27 fue traducido en la
Biblia del Oso de 1569.
4- Expusimos el contexto histórico que lleva a Judá al cautiverio babilónico.
Predicación del domingo,
15 de marzo de 2020
(Daniel 9:24-27) 24 Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner
fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y
sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la
salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete
semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en
tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no
por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y
el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra
durarán las devastaciones. 27 Y por
otra semana confirmará el pacto con
muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Después con la muchedumbre de las abominaciones
vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador.
Propósito:
Mostraremos que
el contexto para entender la profecía de Daniel 9:24-27, con relación a la
muerte del Mesías y su propósito en la completa restauración del remanente,
tienen que partir del contexto del libro del profeta Jeremías.
Contexto:
El contexto de la profecía comienza en Jeremías 24, porque allí se
profetiza que Dios protegería a una parte del pueblo de Judá dentro del periodo
del cautiverio babilónico.
(Jeremías 24:1-7) Después de haber transportado Nabucodonosor rey de
Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los
artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia, me mostró
Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová. Una cesta
tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que
de malos no se podían comer. Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije:
Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden
comer. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de
Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá,
a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque
pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los
edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré
corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les
seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.
Dios le mostró al profeta Jeremías que los transportados a Babilonia serían
protegidos. Que luego de un periodo de cautiverio, Dios los volvería a plantar
en Jerusalén, los bendeciría, les daría un corazón nuevo para que conocieran
que él es Jehová y fueran su pueblo, tornándose a él de todo corazón.
Al inicio de Daniel 9:1-3, Daniel se halla leyendo al profeta Jeremías. En Jeremías
24 leería lo concerniente a los higos buenos y pudo entender que una vez el
remanente fuera liberado del cautiverio babilónico regresaría a Jerusalén y su
gloria le sería restaurada, por cuanto el mismo se tornaría a Dios de todo
corazón.
El tiempo que el remanente de Judá estaría en Babilonia está contenido en
Jeremías 25 y 29.
(Jeremías 25:11) Toda esta tierra será puesta en ruinas y en
espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.
(Jeremías 29:10) Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se
cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra,
para haceros volver a este lugar.
De Jeremías 25:11 se desprende que este remanente estaría en cautiverio
babilónico por 70 años. Pasados los 70 años, según Jeremías 29:10, Dios los
visitaría, despertaría en ellos su palabra y los volvería a regresar a Jerusalén.
Mientras Daniel se encuentra leyendo el libro de Jeremías, es posible que se preguntara
por qué no se había dado la orden de la liberación del remanente de Judá.
Daniel 9:1 da inicio colocándonos en el contexto histórico del primer año
del reinado de Darío, hijo de Asuero. Daniel se encuentra en oración esperando
la liberación de su pueblo mediante la confesión de sus pecados y los del
pueblo (Daniel 9:4-19), pues ya había concluido el periodo de dominio babilónico.
La liberación del remanente de Judá ocurre en el reinado de Ciro de Persia,
tal y como es constatado en el libro de Esdras y en el segundo libro de
Crónicas.
(Esdras 1:1-5)
En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de
Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de
Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su
reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos
me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa
en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea
Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová
Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todo el que haya
quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con
plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de
Dios, la cual está en Jerusalén. Entonces se levantaron los jefes de las casas
paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo
espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en
Jerusalén.
(2 Crónicas 36:22-23) Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para
que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó
el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y
también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los
persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.
Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba.
Es aquí donde cobra importancia la profecía de las 70 semanas de Daniel
9:24-27. ¿Por qué? Si bien es cierto que al remanente de Judá se le permitió
salir para reconstruir el templo y la ciudad de Jerusalén, este estaba bajo el
cautiverio del Imperio persa. En segundo lugar, la profecía relacionada con el cambio
de corazón profetizado en Jeremías 24 no se efectuaría hasta el tiempo en que
llegara y cumpliera su obra el Mesías Príncipe de Daniel 9. Lo antes expuesto está contenido en los
capítulos 30 al 32 del libro de Jeremías, de los cuales citaremos los
versículos más importantes a continuación:
(Jeremías 30:7-9) ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay
otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será
librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de
tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner
en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien
yo les levantaré.
Es de suma
importancia entender que Jeremías anuncia que la total liberación del remanente
no se cumpliría hasta que no se cumpliera la profecía referente al rey que
vendría de la casa de David, esto es, a la llegada del Ungido, el Mesías o el
Cristo. ¿Por qué? Porque sería a través de la vida, muerte y la resurrección
del Mesías, que el pueblo recibiría la promesa del nuevo pacto para el remanente
que sería salvo por gracia. Veamos cómo lo expone el profeta Jeremías.
(Jeremías 31:27-33) He aquí vienen días, dice Jehová, en que
sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de
simiente de animal. Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y
derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para
edificar y plantar, dice Jehová. En aquellos días no dirán más: Los padres
comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que
cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere
las uvas agrias, tendrán la dentera. He aquí que vienen días, dice Jehová, en
los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No
como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de
la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón;
y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
(Jeremías 32:37-40) He aquí que yo los reuniré de todas las
tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación
grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; y me
serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un
camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus
hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás
de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón
de ellos, para que no se aparten de mí.
La profecía de las 70 semanas de Daniel (que Daniel
recibe de parte del ángel Gabriel) vienen a completar el esquema o plan de
redención de Dios para su pueblo. Esto sirvió al propósito de que Daniel
comprendiera que, aunque el remanente de Judá sería liberado y regresaría a Jerusalén,
su total restauración no acontecería hasta que llegara el Mesías Príncipe. Dicha
profecía venía a establecer la cronología de tiempo hasta la llegada del Mesías,
quien cumpliría o traería el nuevo pacto para que el remanente recibiera un
nuevo corazón y se tornara completamente a Dios para salvación.
Conclusión
Daniel 9:24-27 es una de las profecías más
importantes, si no es la profecía más importante relacionada con la llegada del
Mesías y su obra redentora por su pueblo. Concluimos que la manera correcta de
interpretar dicha profecía es interpretarla según el contexto de Daniel 9, mediante
el libro de Jeremías. Sin este tipo de acercamiento al texto solo estaremos
siendo subjetivos, imponiéndole al texto nuestra propia interpretación.
La profecía de Daniel 9:24-27 es claramente
entendible cuando se interpreta a la luz de Jeremías y de su cumplimiento,
según se enseña en el Nuevo Testamento a través de la obra redentora de
Jesucristo. De modo que dicha profecía tuvo cumplimiento en la primera venida
de Jesucristo.
Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat
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