lunes, 16 de marzo de 2020

El justo juicio de Dios (parte 3) - Judas 1:6


Tema: El justo juicio de Dios (parte 3)

Pasaje a considerar

(Judas 1:6) Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

Introducción

La carta de Judas presenta dos posibles objeciones con relación a su inspiración divina. Estas objeciones toman como base que la carta de Judas hace alusión a dos libros que no forman parte del Nuevo Testamento y que son llamados libros seudográficos. Esto significa que llevan el nombre de un autor que no pudo haber escrito el libro, ya que no puede ser reconciliado con la fecha de su publicación. Estos dos libros son: el libro de Enoc y la Asunción de Moisés. En el libro de Enoc se hace mención al pecado de estos ángeles que menciona Judas. A los mismos se les relaciona con los hijos de Dios de Génesis 6:2 y a su pecado con las hijas de los hombres y al juicio que enfrentarían por causa de su pecado.

Exposición del pasaje

Desde el primer libro de la Biblia, Génesis, está presente la angeología. La Biblia habla de querubines, serafines, arcángeles y ángeles. Estos seres espirituales fueron creados antes que los hombres y fueron hechos superiores en naturaleza a estos (Hebreos 2:7). Algunos de estos ángeles fueron creados para servir a los hombres que heredarían la vida eterna (Hebreos 1:14).

En Judas 1:6, Judas presenta como un segundo ejemplo de juicio divino a los ángeles que se rebelaron contra Dios. El propósito de Judas es mostrar que todos los que se rebelan contra Dios serán juzgados. Que nadie, absolutamente nadie escapará del juicio de Dios. Que Dios no le debe misericordia a nadie. Que la misericordia es un acto de su gracia, porque representa un favor no merecido. Que la Biblia enseña que el pecador ha sido destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23) y que merece la muerte (Romanos 6:23).

El autor de la carta a los Hebreos muestra evidencia de lo que Judas presenta cuando expone lo siguiente:

Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. (Hebreos 2:16)

La rebelión de los ángeles sucedió antes que la rebelión de los hombres. Sin embargo, Judas quiere que los destinatarios de la carta entiendan que Dios no trazó o predestinó un plan de salvación para estos como queda constatado en Hebreos 2:16.

En el caso de los hombres, Dios no tiene por qué perdonar a criaturas que deliberadamente se han rebelado contra él y que, concediéndoles la oportunidad de arrepentirse, no se arrepienten, sino que continúan pecando. Y que además, se complacen con los que tal hacen (Romanos 1:32). La carta a los Romanos presenta lo que sigue:

Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. (Ro. 9:15-16)

De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. (Ro. 9:18)

Existe una frase acuñada por muchos que dice como continúa: “Errar es de humanos, perdonar es divino”. La idea detrás de la expresión es establecer en primer lugar, que es normal a la existencia humana errar, aunque la Biblia lo llama pecar. Segundo, que, de la misma manera, debe ser natural a Dios perdonar. Bíblicamente, esta idea no es verdadera. Dios no creó a un hombre defectuoso, sino que creó a uno portador de su imagen. Este hombre es descrito en el libro de Eclesiastés 7 como uno recto y que, según Romanos 2, tiene una conciencia que le señala lo bueno de lo malo.

He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones. (Eclesiastés 7:29)

mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, (Romanos 2:15)

Contrario a lo que muchos cristianos creen, Dios no tiene que perdonar a nadie. La naturaleza santa de Dios lo lleva a apartarse de criaturas rebeldes y pecadoras y su justicia lo conduce a condenarlos. De modo que el hecho de que Dios haya deseado, según el puro afecto de su voluntad, salvar a muchos en Cristo debe ser interpretado como un milagro, como la mayor evidencia de su amor por su creación y de su gracia soberana.

La carta a los Romanos nos confronta con lo que vemos a continuación:

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. (Romanos 2:1-11)

El propósito de Judas es corregir la falsa creencia de que se puede ser cristiano simplemente porque en algún momento alguno asintió con el mensaje del evangelio y caminó por algún tiempo con el pueblo de Dios. Los verdaderos creyentes no abandonan la vida cristiana, porque Dios los salvó. Por consiguiente, los continúa santificando (Juan 17:15-19), pues han de ser presentados sin mancha (Efesios 5:25-27).

Conclusión

La carta de Judas constituye una clara advertencia contra aquellos que construyen una imagen de un dios que es bueno si ama a todos, pero que es injusto si muestra únicamente misericordia sobre algunos o si enjuicia eternamente a todos los que no creyeron. Es inconsistente con las Escrituras decir que Dios no juzgará lo que claramente debe juzgar.

Lo que es sorprendente, no es que un Dios justo ejecute justicia sobre criaturas rebeldes y continuamente pecadoras, sino que lo sorprendente es que haya decidido tener misericordia de muchos, viniendo a vivir entre pecadores una vida justa, para ser el Justo y quien justifica al impío. 

Pastor Gilberto Miguel Rufat

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