¿Por
qué Israel como NACIÓN no aceptó a JESÚS, el MESÍAS?
Base Bíblica: Romanos 9:6-8
“No que la palabra de Dios haya
fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,
ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te
será llamada descendencia Esto es: No los que son hijos según la carne son los
hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como
descendientes.”
Introducción
En el
capítulo nueve de la carta a los Romanos, Pablo responde al por qué Israel como
nación no aceptó a Jesús como su Mesías. Varias preguntas podrían surgir: ¿Era
Israel el pueblo de Dios o era que Jesús no era el Mesías? ¿Había fallado Dios
o habían fallado los judíos?
Pablo expone
que Dios nunca ha fallado, ni mentido, sino que la razón estriba en que no todos
los que descienden de Israel, son israelitas. Por consiguiente, no todos los
descendientes de Jacob (Israel) serían herederos de la promesa (Gn. 12:1-3 y7);
únicamente los hijos de la promesa (los elegidos).
Alguien
podría argumentar, que si todos los nacidos en Estados Unidos son
estadounidenses, así como todos los nacidos en Méjico son mejicanos, entonces, ¿por
qué no todos los nacidos de Israel, son israelitas? O acaso, ¿no era Abraham el
padre de todos los israelitas? A continuación, varios puntos a considerar:
#1 Porque no todos los que descienden
de Israel son israelitas.
Normalmente,
entendemos que Israel es un concepto centrado en una nación como lo es Estados
Unidos o Méjico, entre otros, pero el término Israel no es usado de esa manera en
el plan salvífico de Dios. La palabra “Israel” significa "Dios contiende (lucha)"
o "el que lucha con Dios".
“Y
el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has
luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.” (Génesis 32:28)
Israel fue
el nombre que Dios le dio a Jacob en Peniel, ni tan siquiera fue a Abram, quien
pasó a ser Abraham. Jacob tuvo 12 hijos, a los cuales se les llamó los hijos de
Jacob o los hijos de Israel. Los mismos, al pasar del tiempo, formaron las 12
tribus de Jacob o Israel, de manera que, eventualmente el nombre Israel pasó a
designar a todos los nacidos de Jacob en tierra de Egipto. De ahí, que se les conociera
como israelitas.
#2 Porque la simiente era Cristo y no
Abraham.
Los judíos presumieron
que por ser descendientes de Abraham, en términos sanguíneos o genealógicos,
eran todos parte del pueblo de Dios, a lo que Pablo dice que sólo los de la fe,
como lo fuera Abraham, serían llamados sus hijos.
“Ahora
bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la
cual es Cristo”. (Gálatas 3:16)
En Gálatas
3:16, Pablo está haciendo referencia a Génesis 12:7, donde en la versión Reina
Valera del 60 se traduce como descendencia.
“Y
apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.” (Gn.
12:7)
De modo, que
la descendencia o la simiente que recibiría la promesa serían los hijos de
Cristo. Según la Biblia, estos fueron escogidos por la gracia de Dios antes de
la fundación del mundo.
“Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en
él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” (Efesios 1:3-5)
En la carta
a los Hebreos, también se nos dice que Dios envió a su Hijo al mundo para
redimir a los hijos que Dios le dio.
“Porque
convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las
cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase
por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y
los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de
llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de
la congregación te alabaré. Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí,
yo y los hijos que Dios me dio. Así que, por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a
todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre.” (Hebreos 2:10-15)
Cristo vino
al mundo a rescatar o a redimir los hijos que Dios le dio, quienes son llamados
por medio del evangelio al arrepentimiento y la fe en Cristo. Por ende, Pablo
concluye en Gálatas que todos los que creen son hijos de Dios y herederos de la
promesa a Abraham.
“pues
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque
todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni
mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según
la promesa.” (Gálatas 3:26-29)
#3 Porque los hijos de Dios son los de
la promesa (los elegidos).
El apóstol
expone que los hijos del pacto pasarían a serlo como Isaac y no como Ismael.
Note bien que de una misma simiente, en la de Abraham había dos líneas; la de
Ismael, sin promesas y la de Isaac, con promesa. En la epístola a los Gálatas,
Pablo presenta a los dos hijos por medio de una alegoría.
“Decidme,
los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque
está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la
libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el
de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas
mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da
hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí
en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos,
está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de
todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh
estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes
dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene
marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que
había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué
dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará
el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera,
hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre”. (Gálatas
4:21-31)
Ahora, ¿qué
es una alegoría? Es una metáfora extendida o continuada. A diferencia de la
parábola, que es una ilustración que pretende resaltar la idea central, en la
metáfora, los diferentes componentes o personajes pueden representar diferentes
aspectos del tema o la idea presentada.
Pablo
presenta que Agar y Sara representan, mediante la alegoría, los dos pactos (la
ley y la justificación por la fe). Los hijos de la carne, representados por los
hijos de Agar simbolizan a los hijos de la ley, los que no pueden heredar la
promesa. Los hijos de Sara, representan a los hijos de la promesa, aquellos que
como Isaac nacen por disposición divina, como en el nuevo nacimiento. Estos son
los hijos de la fe, los verdaderos herederos.
“No
que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de
Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos
según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la
promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es
esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.” (Romanos 9:6-9)
#4 Porque todos los creyentes en
Cristo, gentiles o judíos son un mismo pueblo.
La Teología
de Reemplazo sustituye al pueblo de Israel por la iglesia en el Nuevo Pacto, (no
estamos hablando de esto), por cuanto no es correcto por las siguientes razones
básicas.
1-
En
el Nuevo Testamento, el término Israel representa a los hijos de Dios y no a
Israel como nación.
2-
Dios
no reemplazó nada. Pablo explica que no todos eran hijos de Dios por elección,
como lo presenta en los capítulos 9 y 11 de Romanos, respectivamente.
3-
La
iglesia no sustituye a Israel, sino que la palabra iglesia representa a la
congregación o a la asamblea de los hijos de Dios convocada por llamado
divino.
El apóstol
Pablo tanto en la carta a los Gálatas, como a los Efesios expone que en el plan
eterno de Dios, ya había preordenado que su pueblo fuese conformado por judíos
y gentiles, solamente que a su debido tiempo.
“Así
Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por
tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la
Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio
de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las
naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente
Abraham.” (Gálatas 3:6-9)
La palabra previendo significa que Dios
lo había determinado desde antes. El diccionario Vine dice que previendo del
griego προει̂δον en su forma
aorista carente de presente, significa mostrar o prever, esto significa que Dios
mostró de
antemano lo que había decidido en la eternidad.
No todos los descendientes de Abraham son
hijos de Dios, sino los que creen por medio de la gracia divina, de los cuales,
nosotros, los gentiles que hemos creído, pasamos a ser parte.
“Porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una
nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y
misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.” (Gálatas 6:15-16)
Note, que Pablo no dice que Dios
sustituyó a Israel, sino que habla del verdadero Israel de Dios, esto es, los
hijos de la fe. El apóstol Pedro hace lo mismo en su primera carta cuando
expresa:
“Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais
pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais
alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1Pedro
2:9-10)
Tal vez, no existe mejor base
bíblica que la de Efesios para expresar que los gentiles pasarían a formar
parte del mismo cuerpo, del mismo pacto y que serían herederos de la misma
promesa.
“Por
tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la
carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano
en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de
Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz,
que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo
hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en
un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las
buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo
Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” (Efesios
2:11-19)
Los gentiles que creen no son
miembros de un cuerpo diferente, ni de una familia diferente como algunos
erróneamente enseñan, haciendo una distinción entre Israel y la iglesia. Esto
era un misterio, el cual le sería revelado al apóstol Pablo.
“si es que habéis oído de la
administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por
revelación me fue declarado el misterio,
como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea
mi conocimiento en el misterio de Cristo,
misterio que en otras generaciones no se
dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus
santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y
copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del
cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado
según la operación de su poder.” (Efesios 3:2-7)
Conclusión
La Biblia claramente enseña, que
los gentiles pasan a ser parte del mismo cuerpo junto con los judíos que han
creído y que los gentiles son participantes de las mismas promesas. El
dispensacionalismo simplemente no es bíblico.
Rev. Gilberto Rufat
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