El problema con los líderes de hoy, es que temen decir lo
que la Biblia dice. Profesan creerla, pero cuando son confrontados con la
verdad de un pasaje, desvían la atención hacia su propia interpretación. Cuando
les conviene, la Palabra de Dios tiene autoridad suprema, pero cuando no les
conviene, se alejan de la inerrancia de la misma, pues alegan que fue escrita
por hombres.
Lo peor de todo es que la razón para ello, es la creencia en
el evangelicalismo, el cual le hace creer a algunos “líderes” que con su palabrería,
pueden rescatar vidas del infierno. Dejémonos de mercadear el evangelio; Dios
es soberano y su Palabra es la verdad, prediquémosla con valentía, mientras la
vivimos y dejémosle los resultados, así como la gloria a Dios.
pastor Gilberto Rufat
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