Los que antes conoció
Romanos 8:29
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos”
En Romanos 8:29, hay al menos cuatro verdades importantes
referentes a la salvación:
1- Dios conoció desde
antes a los que iba a salvar.
El término conoció προγινώσκω, “proginosko” es uno compuesto
por “pro”, antes y “ginosko”, conocer, de ahí, “los que antes conoció”. Esto
significa que Dios decidió en su gracia y antes de la fundación del mundo, quiénes
se salvarían. La Biblia nunca entra en materia de cuáles fueron los criterios, si
alguno, para Dios elegir. Lo que sí sabemos, es que Dios decidió salvar a los
que predestinó conforme a su voluntad (Ef.1:5).
2- Dios predestinó a
los que antes conoció.
La expresión predestinó προορίζω, “proorizo” es una palabra
compuesta de “pro”, por anticipado, antes y “orizo”, determinar. En otras palabras,
que Dios fue quien decidió en su soberana gracia a quiénes y el propósito de
todos los que salvaría.
3- El propósito de la
predestinación fue que los predestinados fueran hechos conforme a la imagen de
su Hijo.
El propósito de Dios en la salvación fue mucho más que el perdón
de los pecados. Note, que el versículo dice que sería que los elegidos pasasen
a ser conformes a la imagen de su Hijo. El vocablo conforme συμμορφίζω, “summorfizo”
es una palabra compuesta de “sun”, con y “morfe” forma. Por consiguiente, el
deseo de Dios para los elegidos es que participasen de la imagen (εἰκών, “eikon”
este término incluye las dos ideas de representación y manifestación) de su Hijo,
esto es, de su carácter santo, pues en la voz pasiva del verbo en griego se podría
traducir como “llegando a ser semejante”. A este proceso, la Biblia le llama la
santificación.
4- Únicamente los predestinados
pasan a ser hermanos de Cristo y miembros de la familia de Dios.
La teología soteriológica (estudio sobre la salvación) se bifurca
básicamente en si Dios decidió o somos los hombres los que decidimos sobre la salvación.
La verdad reside en que de este pasaje se desprende que ni uno más y ni uno
menos de los que Dios conoció en la eternidad, se salvarán (Ef. 1:4 y 2:10).
Conclusión:
Lo entendamos o no, nos guste o no, la respuesta de los que
se salvan fue determinada por Dios en la eternidad. Por cuanto él decidió, quiénes
serían sus hijos. Por lo tanto, Dios no está buscando desesperadamente, como algunos
enseñan en el decisionalismo, que todos los hombres se salven, sino que todos
sus hijos respondan.
“Por
tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también
obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.” (2
Timoteo 2:10)
pastor Gilberto Rufat
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