lunes, 4 de mayo de 2020

Generación incrédula y perversa - Mateo 17:14-21



Tema: “Generación incrédula y perversa

Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat

Base bíblica: Mateo 17:14-21: Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43

14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

Introducción

En Mateo 17:1-13, Jesús había subido a un monte alto a orar con tres de sus discípulos (Marcos 9:1). Este se había transfigurado frente a Pedro, Jacobo y Juan y los había mandado a no contar la visión hasta resucitar. Los discípulos escucharon la voz de Dios Padre, quien los mandó a obedecer a su Hijo amado, a Jesús, en quien tenía complacencia.

En Mateo 17:14-21, vemos lo que sucedió inmediatamente, una vez Jesús y sus tres discípulos descendieron del monte. Lo ocurrido guarda cierto paralelo con el momento en el que Moisés descendiera del monte en Éxodo 32:15-21. En ambos relatos, tanto Moisés como Jesús, al descender después de haber estado en la presencia de Dios Padre, se encontraron con una multitud incrédula y perversa. El pasaje de estudio en Mateo 17:14-21 ocurrió unos seis meses antes de Jesús dar su vida sobre la cruz y al día siguiente de haber descendido del monte (Lucas 9:37).

Marcos 9:14-16 expone que “14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?” Es interesante observar cómo todos los milagros juntos y las enseñanzas de Jesús no llevaron a nadie a creer, que no hubiese sido traído por Dios Padre (Juan 6:37, 44 y 65). Sin embargo, el más pequeño e insignificante detalle, los lleva a discutir sobre cosas que no entienden, mostrando su incredulidad y su corazón no convertido. 

Jesús señaló desde el inicio de su ministerio lo siguiente: “…si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). Jesús, previamente había afirmado “…que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día’ (Mateo 16:21). De manera que los nueve discípulos restantes se encontraban discutiendo con los escribas que formarían parte de la alianza para matar a Jesús.

Exposición del pasaje

Mateo 17:14-16

14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.

Marcos 9:16 coloca el inicio de la narración de Mateo 17:14 en el momento en el que Jesús hace la siguiente pregunta: “¿Qué disputáis con ellos?” Seguidamente aparece un padre que había traído a su hijo por una condición de salud, quien le comunica a Jesús lo que él creía que era la causa del mal de su único hijo (Lucas 9:38). El mismo le manifiesta su desilusión porque sus discípulos no lo habían podido sanar.

Esta porción de las Escrituras presenta una verdad ampliamente evidente a través de todo el ministerio de Jesús. Los hombres están dispuestos a acercarse a Dios en momentos de aflicción, enfermedad y de inseguridad, entre otros, pero no pueden, ni quieren acercarse a Dios, para clamar por misericordia y pedir perdón por sus pecados. El evangelio de Juan testifica sobre esta verdad cuando asevera lo siguiente:

19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. (Juan 3:19-20)

Según el padre, la condición de su hijo estaba relacionada a los efectos de la luna, de ahí la expresión “es lunático” (Mateo 17:15). No obstante, la condición era el resultado de un demonio (Mateo 17:18). Esta expresión muestra cómo los seres humanos somos capaces de emitir un diagnóstico sobre ciertos problemas naturales, pero a la vez muestra cuán incapaces somos de diagnosticar nuestro verdadero problema. La situación de aquel hijo excedía lo humanamente posible.  

Mateo 17:17-18
17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.

La mayoría de los comentaristas bíblicos, según la literatura que consultamos, identificaron a los discípulos como los receptores de la expresión “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?”, con lo cual no estamos de acuerdo.

Creemos que la expresión “¡Oh generación incrédula y perversa!” señala el estado de separación y lejanía en la que se encontraba el pueblo de Judá de Dios. Esta sería la razón del juicio que vendría contra Judá, por lo tanto, no vemos correcto establecer que dicha expresión fue señalada contra los discípulos. La razón detrás de la posición que asumen estos comentaristas es basada en que Jesús señaló la poca fe de sus discípulos cuando estos le preguntan por qué no pudieron sanar al muchacho. A continuación, expondremos y sostendremos por qué la conclusión a la que llegan muchos es errónea.

1- La palabra griega “generación” γενεά (geneá) en el evangelio de Mateo nunca se utiliza para referirse a un grupo pequeño de personas. Examinaremos algunos ejemplos:

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? (Mateo 3:7)

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo 12:34)

El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. (Mateo 12:39)

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. (Mateo 12:43-45)

La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. (Mateo 16:4)

Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. (Mateo 17:17)

¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? (Mateo 23:33)

Si en todos los pasajes presentados en Mateo, se hace referencia a la generación mala, adúltera y perversa, entre otros nombres, como a la nación de Judá, entonces no podemos concluir que Mateo 17:17 se refiere a los discípulos, a no ser que establezcamos que es la única excepción en todo el evangelio. El hecho de que los discípulos quedaran impotentes ante semejante situación, no los hace iguales a los que estaban perdidos.

2- El término “incrédula” como primer calificativo de la generación (Mateo 17:17), no es sinónimo de “poca fe” (Mateo 17:20). El primero, designa a quienes no han creído y el segundo, a creyentes cuya fe es débil, pero que han sido salvos.

3- El segundo vocablo utilizado para describir la generación, “perversa (diestrammenë). Torcida, retorcida en dos, corrompida.[1] Describe una generación apartada y rebelde contra Dios, lo que no puede describir a los discípulos.  

4- Las dos preguntas que siguen: “¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?”, tampoco pueden referirse a los discípulos, por cuanto esta posición entraría en conflicto con cómo Jesús se refiere a los mismos en Juan 17.

Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:24-26)

A continuación, presentamos los comentarios de algunos teólogos que apoyan nuestra interpretación:

Adam Clarke. Clarke's Commentary: Matthew

Esta última expresión no pudo haber sido dirigida a los discípulos, quienes ciertamente fueron salvados de la corrupción del mundo, y cuyas mentes habían sido iluminadas divinamente últimamente por lo que pasó en y después de la transfiguración: pero en todo momento la expresión era aplicable a la Gente judía.[2]

Luz, U., & Koester, Matthew: A commentary

El versículo 17 * es irritante, porque en lugar de una respuesta a la solicitud del padre, contiene una doble queja de Jesús en estilo bíblico sobre "esta generación incrédula y perversa". ¿A quién se refiere eso? El contexto sugiere de manera más natural a los discípulos, ya que se acaba de mencionar su fracaso. Sin embargo, en ninguna parte de todo el evangelio Mateo se llama a los discípulos "esta generación". En el v. 20 *habla en distinción consciente no de su "incredulidad", sino de su "poca fe". Sin embargo, principalmente la "generación" generalizada (γενεά) no sería del todo apropiada si Jesús solo estuviera hablando de unas pocas personas. Como en el v. 14 *se menciona a la multitud de todos modos, como en los otros pasajes. Por lo que probablemente deberíamos entender la expresión refiriéndose a los judíos contemporáneos a Jesús, es decir, a la multitud.[3]

The Wycliffe Bible commentary: New Testament

¡Oh generación incrédula y perversa! Son palabras similares a las de Deuteronomio 32:5, Jesús cita la infidelidad de los nueve apóstoles como característica de su generación. Su falta de fe consistió en no apropiarse plenamente del poder que se les otorgó en Mateo 10:8, 18.[4]


El borde de estas palabras está nivelado especialmente contra los escribas (ver Mr. 9: 14); y, sin embargo, los discípulos escaparon no del todo intactos.[5]

John Gill's Exposition of the Entire Bible

Entonces Jesús respondió y dijo: ... No a los discípulos, sino al padre del niño; vea Mr. 9:19 y los que estaban con él, y los Escribas que estaban presentes, disputando con los discípulos, reprendiéndolos con su debilidad, y triunfando sobre ellos: "Oh generación infiel y perversa"; una forma de hablar, que nunca se usa de los discípulos, y de hecho no se podría decir correctamente de ellos; porque a menudo parecían hombres de poca fe, pero no infieles; ni eran tan rebeldes, tercos y perversos, como se representa aquí, aunque había mucha perversidad en ellos: pero los personajes se adaptan mejor al cuerpo de la nación judía, que, debido a la incredulidad de este hombre, y aquellos que estaban presentes, siendo del mismo temperamento con ellos, son exclamados en palabras, que se hablaron hace mucho tiempo de sus antepasados, Dt. 32:5 y de donde parecen haber sido tomados.

Mateo 17:19-21 
19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

La fe bíblica no es un poder en el que el creyente cree u opera. No se trata de cuánta fe se tiene, sino de en quién está colocada o cimentada la fe (Mateo 7:22-29). La fe bíblica es un don de Dios (Gálatas 2:8), no es positivismo, ni presunción. Esta se origina en la obra de la regeneración operada por Dios Espíritu Santo en la salvación (Jeremías 32:39-40; Ezequiel 36:26-27). Solamente los creyentes poseen una medida de fe (Romanos 12:3), cuyo propósito es que los elegidos hereden la salvación predestinada por Dios Padre, mediada por Dios Hijo y obrada eficazmente por Dios Espíritu Santo (Efesios 1:3-14).

Las Escrituras enseñan que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). El mismo mensaje que halla oídos sordos en algunos, a otros, los lleva a la fe salvadora (Romanos 10:17). Por consiguiente, la fe también se desarrolla o se fortalece sobre el conocimiento de la palabra de Dios. La fe es la certeza y la convicción de lo que Dios ha revelado (Hebreos 11:1).

¿Cómo debemos entender la frase: “… de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”?

William Barclay. Comentario Al Nuevo Testamento

Cuando Jesús habló de desplazar montañas, estaba usando una frase que los judíos conocían muy bien. Un gran maestro que pudiera realmente presentar y exponer las Escrituras y explicar y resolver las dificultades, recibía el nombre de un desarraigador, o hasta un pulverizador de montañas. Deshacer, desarraigar y pulverizar montañas eran imágenes que se usaban para resolver las dificultades. Jesús nunca pretendió que se tomara esto literalmente en su sentido físico. Después de todo, una persona normal no se encuentra frecuentemente en la necesidad de tener que desplazar montañas físicas. Lo que quería decir era: «Si se tiene suficiente fe, todas las dificultades se pueden resolver, y cumplir hasta la tarea más difícil». La fe en Dios es el instrumento que permite a las personas eliminar las colinas de dificultades que bloquean el camino.[6]

Jesús no les estaba enseñando a sus discípulos cómo realizar milagros. Les estaba enseñando sobre la necesidad de estar firmes en la fe y no sobre cómo usar la fe. No existe una ley de fe, esto es, algo fuera de Dios, como la ley de gravedad (que si sabemos cómo funciona podríamos usarla a nuestro favor). La fe se une a la voluntad de Dios, cree que ella es buena y perfecta (Romanos 12:2), por lo que no busca cambiar las cosas, sino que busca obrar de acuerdo a la voluntad de Dios.

La expresión “este género no sale sino con oración y ayuno” señala la importancia de tener una comunión diaria con el Señor. La fe bíblica lleva al creyente a depender cada día del cuidado y de la gracia de Dios. Aquellos que permanecen en constante comunión con Dios, mediante la oración y la lectura de la palabra, entre otros, podrán permanecer firmes cuando llegue el día malo, como lo afirma y enseña Efesios 6:10-18.

Conclusión

Concluimos que este pasaje presenta dos verdades importantes y relevantes para los discípulos. La primera, es que la fe proviene de la gracia de Dios, por consiguiente, el hombre caído únicamente se acerca a Dios por motivos terrenales y nunca espirituales. La segunda verdad es que la fe bíblica está basada en una completa dependencia y esperanza en quién es Dios y en su soberana y perfecta voluntad. La fe bíblica no pretende dirigir a Dios y no busca cambiar las cosas, sino que cambia al hombre. Tampoco la fe llega hasta el punto de crear independencia o separación del hombre de Dios. Por el contrario, mientras más bíblica es la fe, más consciente está el hombre de su dependencia de Dios.


[1] Robertson, A. T. (2003). Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento: Obra Completa (6 Tomos en 1) (49). Barcelona, España: Editorial Clie.
[2] Clarke, A. (1999). Clarke's Commentary: Matthew (electronic ed.). Logos Library System; Clarke's Commentaries (Mt 17.17). Albany, OR: Ages Software.
[3] Luz, U., & Koester, H. (2001). Matthew: A commentary. Translation of: Das Evangelium nach Matthaus.; Vol. 2 translated by James E. Crouch ; edited by Helmut Koester.; Vol. 2 published by Fortress Press. (408). Minneapolis: Augsburg.
[4] Pfeiffer, C. F., & Harrison, E. F. (1962). The Wycliffe Bible commentary: New Testament (Mt 17.17). Chicago: Moody Press.
[5] John Lightfoot. Commentary of the NT from the Talmud and Hebraica.
[6] Barclay, W. (2006). Comentario Al Nuevo Testamento (142). Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.

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