lunes, 18 de mayo de 2020

La abominación de desolación y Clemente de Alejandría



En nuestros días, es común escuchar a muchos pastores afirmar que estamos en las cercanías del cumplimiento de la última semana de la profecía de las setenta semanas de Daniel 9:24-27. La misma es generalmente interpretada como la semana de los siete años de la gran tribulación antes de la segunda venida de Jesucristo.

En la literatura revisada para mi tesis doctoral, encontré en Stromata, una obra del siglo segundo de la iglesia de Clemente de Alejandría, una afirmación que considero de gran valor histórico.

Desde el cautiverio en Babilonia, que tuvo lugar en el tiempo del profeta Jeremías, se cumplió lo dicho por el profeta Daniel de la siguiente manera: ‘Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador’. Es evidente que el templo fue construido en siete semanas; porque está escrito en Esdras. Y así Cristo se convirtió en Rey de los judíos, reinando en Jerusalén en el cumplimiento de las siete semanas. Y en las sesenta y dos semanas toda Judea estuvo en silencio y sin guerras. Y Cristo nuestro Señor, "el Santo de los Santos", que vino y cumplió la visión y la profecía, fue ungido en su carne por el Espíritu Santo de su Padre. En esas "sesenta y dos semanas", como dijo el profeta, y "en una semana", fue El Señor. La mitad de la semana, Nerón se mantuvo firme, y en la ciudad santa Jerusalén colocó la abominación; y en la mitad de la semana fue quitado, y Otón, y Galba, y Vitelio. Y Vespasiano se elevó al poder supremo, y destruyó Jerusalén, y devastó el lugar santo. Y que tales son los hechos del caso, es claro para él que es capaz de entender, como dijo el profeta.[1]

No cabe duda de que para el padre de la iglesia Clemente de Alejandría, las setenta semanas tuvieron cumplimiento en el primer siglo. Que no creía en la conocida teoría sobre una brecha entre las primeras sesenta y nueve semanas y la semana setenta. Que en la semana setenta fue Jesucristo quien confirmó el pacto con muchos y no un futuro anticristo. Por último, que la desolación de Jerusalén ocurrió entre el periodo de gobierno de los emperadores romanos Nerón y Vespasiano.

Pastor Gilberto Miguel Rufat


[1] Clement of Alexandria. Clement of Alexandria Collection [3 Books] (Posición en Kindle5975-5991). Aeterna Press. Edición de Kindle.

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